Se ha demorado. Mucho. Se ha demorado, pero año tras año parece estarse transformando. Los tiempos de catálogos editoriales cien por ciento masculinos, de machos escritores ocupando todos y cada uno de los paneles de los festivales literarios, de seudónimos para huir de la censura y de vitrinas falocéntricas en librerías se van sintiendo distantes —aunque cada tanto estallen episodios que nos recuerdan que el patriarcado de las letras sigue ahí, bien vivito, aún coleando—. Y es que de cara al machismo estructural colombiano, que no ha sido ajeno a las industrias culturales, generaciones de escritoras han tajado maleza con esfuerzo para hacerse un lugar en un campo literario que históricamente las había hecho a un lado con el codo y la pluma.
Se ha demorado, sí, pero hay algo que ha cambiado. Algo está pasando, escribió la periodista argentina Leila Guerriero. Y ese algo ha sido detectado por muchos en la última década: en la actualidad son las mujeres quienes ahora ocupan los primeros lugares en los premios y listas prestigiosas, son las mujeres quienes en el continente están brillando en el arte escritural y empujando sus límites, con propuestas poéticas y políticas agudas, arriesgadas, novedosas.
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A punta de rigor y sacudones movilizadores en el discurso público, las autoras colombianas y latinoamericanas se han hecho un terreno propio e incontestable en un gremio en el que, aunque hayan cambiado los tiempos, perviven los sesgos misóginos y en el que la cuota de publicación femenina, aunque parezca alta, sigue siendo ínfima de cara a la de los hombres. Como señaló la escritora caleña Pilar Quintana en su lúcido texto 'Escribir con un bebé en la teta': “Una podría pensar que en Colombia hay más escritoras que escritores. No es así. El número de hombres que al año publican libros en Colombia es desproporcionadamente mayor que el de mujeres”.
Y es que la ruta hacia la visibilidad y hacia los lectores ha sido espinosa: en el campo literario colombiano, ese rudo historial incluye desde el ninguneo al que fueron sometidas las autoras en 2017 en el año Colombia-Francia, al que no fue invitada ninguna mujer y que detonó un manifiesto y un robusto movimiento en la opinión pública bajo el hashtag #ColombiaTieneEscritoras, hasta el mansplaining al que siguen enfrentándose en innumerables eventos públicos (el más reciente fue este incómodo episodio que denunció la escritora bogotana Vanessa Londoño en una mesa que compartió con el español Manuel Vilas en el pasado Hay Festival).
«Una podría pensar que en Colombia hay más escritoras que escritores. No es así. El número de hombres que al año publican libros en Colombia es desproporcionadamente mayor que el de mujeres»: Pilar Quintana
Solo hasta años recientes las editoriales han vuelto su mirada para saldar la deuda histórica de años de marginalización de las mujeres, para reeditar y hacer (finalmente) circular masivamente la obra de autoras como la barranquillera Marvel Moreno, la santandereana Elisa Mújica o la periodista bogotana Emilia Pardo Umaña. Este #8M, y siguiendo ese impulso, la Biblioteca Nacional de Colombia lanzará una nueva biblioteca de mujeres colombianas para recuperar dieciocho títulos clave de escritoras que andaban por los bordes de las cartografías hegemónicas del canon colombiano. Además de esos trabajos de recuperación, los editores y editoras se han dado a la tarea activa de publicar cada vez más libros de nuevas voces femeninas. Y es que si para muchas autoras ya consagradas ha sido difícil, para las emergentes lo es aún más.
Es de cara a esa realidad, y para seguir celebrando las luchas e impulsando las obras de las escritoras colombianas más jóvenes, que consultamos a nuestras lectoras y elaboramos esta selección de trece libros de autoras de 35 años o menos para responder con acciones afirmativas al machismo vigente en la industria. Es una lista, como todas, corta y limitada. Un pequeño recorte de un campo literario diverso y en expansión, en el que hay desde poemarios hasta novelas y libros infantiles. Un incipiente paso hacia algo de justicia literaria en un país que sigue en deuda con sus escritoras; algo que solo cambiará de una forma: leyendo y publicando cada vez a más mujeres.
Esta herida llena de peces
Lorena Salazar Masso
Angosta Editores
“El río es testigo de llantos y sangre, nacimientos y muertes, salidas y llegadas. Los ríos del Chocó, otra forma de habitar la tierra: las canoas también son casas, puestos de trabajo y escondites. Por el río comenzamos a perder esta tierra”, señala la narradora de la novela debut de la escritora paisa Lorena Salazar Masso (Medellín, 1991), publicada originalmente en la Editorial Tránsito de España y que el año pasado inauguró la colección Ópera Prima de la editorial antioqueña Angosta Editores. Esta herida llena de peces sigue a una madre blanca que navega por el río Atrato (desde Quibdó hasta Bellavista) junto a un niño negro, a quien ha criado casi desde su nacimiento, pero a quien debe devolver a su madre biológica. Con firme pulso poético, la novela abre rutas de reflexión sobre las maternidades, el territorio y los duelos abiertos por la violencia armada que persiste en Colombia.
Sofoco
Laura Ortiz Gómez
Laguna Libros
Con este libro de cuentos, la escritora y promotora de lectura bogotana Laura Ortiz Gómez (Bogotá, 1986) ganó la segunda edición del Premio Elisa Mújica, dirigido a obras inéditas de mujeres escritoras en Colombia. En ellos, Ortiz Gómez se instala en diferentes rincones de la ruralidad colombiana para hacer audibles voces que cuentan sus días entre jaguares, huidas, muertos, amores y soledades. El jurado, conformado por la autora peruana Claudia Ulloa, la editora y gestora cultural mexicana Nubia Macías, y el escritor barranquillero Giuseppe Caputo, afirmó en su veredicto sobre Sofoco: “Con un realismo lírico y sensorial, presenta una voz potente, de gran fuerza poética y narrativa, con una mirada original a la tierra, a la memoria, a la naturaleza, a la violencia”. La acogida de los lectores y lectoras ha llevado a que Sofoco ya tenga dos “hijos gemelos”, como los ha llamado la autora: sus ediciones en España y en Argentina.
La manada
María del Mar Ramón
Temas de Hoy
Una inclemente radiografía de los parches de muchachos —sus emociones reprimidas, las violencias a las que están sometidos y a las que someten a los otros— de los colegios privados masculinos de Bogotá, La manada, su novela debut, confirmó la agudeza estética y narrativa de la escritora colombiana radicada en Buenos Aires María del Mar Ramón (Bogotá, 1992). En ella, la autora de Tirar y vivir sin culpa sigue a Hache, un chico cuyos padres están al borde del divorcio, mientras se abre camino en un colegio nuevo en el que las presiones sociales y de clase, el deseo de encajar y los pactos de masculinidad llevan a una resolución fatal: el asesinato de Juani, su mejor amigo de la infancia, en una paliza grupal. Como anota el crítico Pablo Concha: “La novela muestra un panorama gris e insatisfactorio, repleto de deseos y ambiciones no satisfechas, inseguridad, abuso, violencia emocional y física, apariencias sostenidas a toda costa y un vacío enorme que muchas veces parece a punto de tragarse a los personajes”.
Plaga
Juliana Javierre
Seix Barral
Abuela, madre e hija viven en una casa precaria en Sopinga, un pequeño pueblo ahogado por una plaga de moscas. Náuseas, diarrea, sangre: la plaga y las consecuencias funestas del monocultivo de caña que domina el paisaje han terminado por volver el pueblo un lugar hediondo, enfermo, en descomposición —como sus habitantes—. Emilia, la hija, una adolescente negra de 13 años, se ha tragado una mosca y está segura de que algo que siente en su vientre, algo que crece, fue implantado por el insecto. De esas puntadas parte Plaga, la segunda novela de la escritora pereirana Juliana Javierre (Pereira, 1993), un libro que, al decir de la escritora y gestora cultural Velia Vidal, “duele, incomoda como un zumbido incesante de moscas en los oídos o un croar de sapos cuando uno intenta dormir. Así como deberían doler las tragedias de los pueblos negros e incomodar que las historias sobre nosotros sean narradas desde el racismo, o que nuestras voces estén ausentes e invisibilizadas en un país que se supone diverso".
Nuncaseolvida
Alejandra Algorta | Ilustraciones de Iván Rickenmann
Babel Libros
Enmarcado entre dos ilustraciones en carboncillo del pintor y dibujante Iván Rickenmann (comienzo y final), Nuncaseolvida, de la editora, escritora y fundadora de Cardumen Libros Alejandra Algorta (Bogotá, 1991), alumbra hondamente los duelos y los miedos de la infancia a partir de la historia de Fabio, un niño bogotano que un día olvida montar en bicicleta. “Mientras trata de entender qué pasó, por qué ocurrió esto ⎯es decir, mientras está en duelo⎯, Fabio conoce la amistad con una vecina mucho mayor que él, también en duelo. En sus conversaciones, ambos, vulnerables y solos, intentan reconstruir su confianza en el mundo”, escribió el autor barranquillero Giuseppe Caputo sobre ella. El año pasado, la novela fue traducida por Aida Salazar al inglés en la editorial Levine Querido y fue seleccionado por el diario The New York Times como uno de los mejores libros infantiles de 2021.
El lugar de las palabras
María Gómez Lara
Editorial Pre-Textos
En 2017, la poeta bogotana María Gómez Lara (Bogotá, 1989) tuvo que someterse a una intervención quirúrgica: un tumor cerebral (“una mancha en forma de corazón perfecto”) amenazaba muy de cerca la región en la que se produce el lenguaje (“there’s a chance / that you might lose / your words / me dice el médico / después de mucho / interrogarlo”). Fue a través de la poesía como pudo intentar hacer sentido de esa experiencia. ¿Qué pasaría si perdiera las palabras? (“¿dónde las voy a poner / si están comprometidas?”) ¿Cómo hacer sentido de un mundo en el que ellas ya no estén? (“¿dónde vivo yo si las palabras son mi casa”). De allí nació El lugar de las palabras, su más reciente libro de poemas, publicado por la editorial Pre-Textos: cuatro secciones en las que Gómez Lara da cuenta del diagnóstico, la cirugía y la recuperación en medio del miedo, la fragilidad y las cicatrices que dejó en ella esa “bomba de tiempo en mi cerebro”.
Vigilia
Daniella Sánchez Russo
Tusquets Editores
La barranquillera Daniella Sánchez Russo (Barranquilla, 1987), que hace unos años trabajó como periodista judicial del diario El Espectador y como editora de contenido de la revista Fucsia, publicó hace pocas semanas su primera novela: Vigilia. En ella, la narradora activa su memoria —por la que circulan los tumultuosos ecos de su formación como mujer y del conflicto armado en el Caribe colombiano, donde su lazo más hondo es con Luzmila, la trabajadora doméstica que la crio— para enbrumar un presente en el que su matrimonio con Tomás, su marido, se viene abajo en plena crianza de sus mellizos recién nacidos. En palabras de la escritora y crítica chilena Lina Meruane: “En el interior de esta poderosa novela palpitan los múltiples caminos de la sangre: una que abre paso a la turbulenta adolescencia de dos amigas y otra que las detiene en la adultez; asimismo, salpicando el fondo de la historia, se vislumbra la sangrienta violencia colombiana. Sólo que en esta espléndida novela atravesada por los dilemas de muchas mujeres, la sangre se despliega en una prosa eficaz y suntuosa, cargada de belleza”.
Quisiera que oyeran la canción que escucho cuando escribo esto
Manuela Espinal Solano
Angosta Editores
“Una novela breve y luminosa sobre una hija y su mirada sobre su madre cantante que siempre quiere irse, que parece no encontrar nunca su lugar”. Así describió la escritora chilena María José Navia Quisiera que oyeran la canción que escucho cuando escribo esto, la ópera prima de Manuela Espinal Solano (Medellín, 1998), publicada originalmente en 2016 en Colombia por Angosta Editores cuando la autora tenía dieciocho años. La novela, que ha sido recibida con entusiasmo en el continente y ya ha sido editada en Argentina, España y Chile, pone el ojo sobre los conflictos de voluntad —y la ruptura de las expectativas heredadas— en los hilos que van de una niña a su hermana y a su madre, a quien las hermanas siguen en su intento por volverse cantante (a pesar de tener habilidad para el canto, como su madre, la hija no quiere seguir esa carrera, pero la madre, viendo frustrado su propio éxito, quiere buscarlo a través de su hija). Con austeridad y precisión, Espinal Solano mira las relaciones familiares desde la complejidad a la que lleva la admiración y el escepticismo, la memoria amada y la pulsión por trazar un camino propio.
La paramera
Laura Acero
Laguna Libros
La paramera es la primera novela de la escritora bogotana Laura Acero (Bogotá, 1990), quien en 2018 debutó con Viajes de campo y ciudad, un diario en el que registró sus días como promotora de lectura a bordo de su biblioteca itinerante: un Renault 4. En la novela, publicada el año pasado por Laguna Libros, Acero se sumerge en el Páramo de Sumapaz para mirar a un grupo de mujeres que participan de un taller literario que ofrece una escritora, la narradora principal, cuyo relato va siendo ocupado de forma evanescente y espectral por las voces de las habitantes del páramo y los dolores que palpitan bajo la bruma. Como señala el editor y crítico Christopher Tibble: “Es una novela que, más que avanzar en el tiempo, avanza en el espacio. A medida que la trama se desenvuelve, la geografía del páramo se va revelando y Acero empieza a señalar, una a una, sus cicatrices: los despojos, los abusos, los falsos positivos”.
24 señales para descubrir a un alien
Juliana Muñoz Toro | Ilustraciones de Elizabeth Builes
Tragaluz Editores
En 2016, la escritora y periodista Juliana Muñoz Toro (Bogotá, 1988) ganó el tercer concurso internacional de escritura Tragaluz con su primera novela, 24 señales para descubrir a un alien. El libro, ilustrado por Elizabeth Builes y seleccionado en por la Biblioteca Juvenil Internacional de Múnich para formar parte del catálogo White Ravens 2017, mira desde la perspicacia y curiosidad de un niño, Benjamín, la complejidad de las relaciones familiares y el maltrato normalizado al interior de ellas. Para el niño, los comportamientos que no le gustan de su padre se dan porque dentro de él, cree, vive un alien. Y su misión es desenmascararlo. “Yo creo que a veces los niños no entienden del todo por qué el papá puede ser malo, maltratador, entonces el personaje del niño, Benjamín, dice ‘no creo que mi papá sea así’ y empieza esa búsqueda de ver en qué se ha convertido. Así, cada capítulo en el libro es una señal de que ese padre ya no es humano sino un alien”, explica Muñoz Toro, que se ha vuelto una de las voces imprescindibles de la nueva literatura infantil y juvenil colombiana.
Series largas, novios cortos
Juliana Abaúnza
Temas de Hoy
La periodista y escritora bumanguesa Juliana Abaúnza (Bucaramanga, 1987) se ha hecho un nombre entre los telespectadores colombianos metiéndole el diente y comentando activamente lo que más la apasiona: las series. Desde sus redes sociales, en blogs, en la radio y, más recientemente, en su nueva columna en Diario Criterio, la crítica de series lleva casi una década reseñando y recomendando producciones audiovisuales de cine y televisión. En Series largas, novios cortos, su primer libro, Abaúnza enhebra ese interés con episodios de su vida personal para ensamblar un mosaico de ensayos autobiográficos en los que series como Buffy, la cazavampiros y Girls son el reflejo ficcionado sobre el que ella misma se permite reflexionar sobre su formación, sus intereses vitales y, claro, una que otra relación tóxica. Como contó ella misma en una entrevista el año pasado: “Además de entretenimiento (y este es el punto que espero se haya entendido con mi libro), las series en mi vida funcionan como un espacio de realidad virtual en el que puedo procesar emociones y experiencias que jamás he vivido y también funcionan como un espejo que me ayuda a entender mi propia vida. Entonces, en últimas, las series me ayudan a entender el mundo y a entenderme a mí misma”.
La mata
Eliana Hernández | Ilustración de María Isabel Rueda
Laguna Libros y Cardumen Libros
La mata es un poema narrativo de la antropóloga y magíster en Escritura Creativa bogotana Eliana Hernández (Bogotá, 1989). Trenzando diferentes voces, Hernández busca aproximarse desde una polifonía ficcionada a la Masacre de El Salado, una de las más atroces que cometieron las Autodefensas Unidas de Colombia a comienzos de siglo. Entre las voces figura la de la Mata, la naturaleza que contempla los horrores de la violencia y que, “a pesar de eso, no puede dejar de crecer, de florecer”. Pedro Lemus, editor de Laguna Libros, nos contó sobre él: “El libro, que publicamos en coedición con la editorial Cardumen, viene con una ilustración de María Isabel Rueda que crece a medida que avanza el texto y que las palabras de la Mata van rodeándolo todo. La búsqueda que hace el texto a partir de las distintas voces contribuye a la discusión de cómo narrar la violencia y el horror. El resultado es un texto en el que la crueldad y la belleza se encuentran y conmueven al lector”. La mata le valió a la autora el Premio Nacional de Poesía en 2021.
Tal vez hoy sobre mañana
Amalia Moreno Restrepo
Editorial Pre-Textos
La escritora antioqueña Amalia Moreno Restrepo (Medellín, 1988), que debutó en 2015 con Los 16 motivos del lobo (Cardumen Libros), ganó en 2019 el Premio Arcipreste de Hita con su más reciente poemario, Tal vez hoy sobre mañana, publicado por la editorial Pre-Textos. El jurado, integrado por los poetas Vicente Gallego y Tomás Hernández y el editor Manuel Ramírez elogió “la soltura del escrito, casi con desparpajo, y la temática que maneja, con poemas que se debaten entre la amarga ironía y un vitalismo que hace de lo malo pan del día, pues amor y sufrimiento son las dos caras de nuestra condición”. Para la muestra, un poema:
EL MAL CONCRETO
El mal empieza
en el mal concreto
en el mal principio
en los malos materiales
en el cemento malo
en la línea mal trazada
en las malas paredes
corroídas de corrupción
se levanta mal el techo
se levantan mal los hijos
duermen mal
comen mal
sirven mal la mesa
mala leche mal de estómago
desarrollo malo padres malos
mala confianza mal civil
mala persona malo el juicio
malo el juez mal bandido
mal honrado mal disfrazado
el policía malo el obrero malo
el electricista malo el transformador malo el sistema malo la luz mala
el mal de ojo mal de intención
el mal de adentro
el mal del alma
mal de instinto
mal amigo
malo con el perro
malo con la vida
el mal principio
el mal concreto.
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