Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
“Medellín es la ciudad más violenta del mundo”. Ese fue el titular que por años ocupó periódicos y medios cuando se iba a hablar de la capital de Antioquia. Y no era para menos, pues el narcotráfico y el conflicto armado dejaron cerca de 64.426 muertos por homicidio -solo homicidio, excluyendo otras muertes violentas- entre 1979 y 1999, según el informe Treinta años de homicidios en Medellín, Colombia, 1979-2008.
En medio de esa violencia los jóvenes de las comunas vulnerables fueron quizá los más afectados. Sin oportunidades educativas ni laborales, tampoco referentes simbólicos (pues la misma violencia los destruía), fueron presa fácil del narcotráfico, su modelo sicarial y del “dinero fácil”.
Comuna 13 de Medellín (Antioquia) / Foto: Vero4Travel.com
“La guerra se convirtió en la principal fuente de empleo disponible para estos jóvenes. De esta manera, se convirtieron en los protagonistas del escenario violento barrial. Eran víctimas y victimarios por excelencia [...] esa fue su estrategia de supervivencia ante la no inserción en el mercado laboral y ante las carencias de servicios públicos y sociales básicos”, se lee en un artículo titulado Las Comunas de Medellín.
Y mientras la violencia se apoderaba de la ciudad, el mundo vivía un boom musical: el del rap. Este género nació a finales de los 60 en el Bronx de Nueva York y no era más que una mezcla entre los sonidos traídos de las costas africanas y los ritmos característicos de los ghettos de aquella ciudad. Poco a poco se fue consolidando, no solo como música, sino también como cultura hip hop y desde 'la gran manzana' se exportó al resto del mundo.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
A Colombia, por ejemplo, llegó a través de videos y también de 'tacos', primero a Bogotá y después a Medellín. ‘Lupa’, integrante de la agrupación Sociedad FB7 de la Comuna 6 y hoy líder cultural, recuerda que fue 'Fax' quien a principios de los 80 se enteró del hip hop y lo dio a conocer en la ‘Ciudad de la eterna primavera’.
“Rápidamente se expandió entre los jóvenes de las comunas 3, 4 y 6, algunas de las más vulnerables. Esa empezó a ser nuestra forma de entretenernos y el centro, como por los lados de la Biblioteca Piloto, era el punto de encuentro para quienes nos gustó esta música y su baile”, contó.
Sociedad FB7 / Foto: Sociedad FB7
Tiempo después el rap como música y el breakdance como baile dejaron de ser solo entretenimiento. Los jóvenes se pusieron a la tarea de investigar todo lo que rodeaba al hip hop y encontraron ahí un medio de expresión para rechazar lo que el narcotráfico y el conflicto armado dejaban a su paso. Y es que, ¿qué mejor que la cultura, y dentro de ella la del hip hop, para hacerle contrapeso a la violencia?
‘Lupa’ recuerda que no fue fácil. Al principio recibieron muchas amenazas de los grupos delincuenciales. Les decían que estaban con ellos o no estaban, bien fuese en el barrio o en vida propia, pero él no se dejó amedrentar y los enfrentó.
En ese camino también encontraron un sustento de vida. “Las oportunidades en Medellín eran escasas. Casi que estábamos obligados a unirnos a un grupo armado o a una banda criminal, pero nosotros nunca quisimos ser parte de eso y el hip hop se presentó como una esperanza. Gracias a él pasamos de no tener posibilidades a tener un montón
”, recordó ‘Lupa’.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
Las opciones iban desde integrar una agrupación de rap, bien fuese como MC, DJ u operador, o alguno de los colectivos de breakdance o grafiti, hasta enseñar a todo aquel que se interesara por esta cultura. Cualquiera de ellas ya representaba un sustento de vida.
Así nació hace 20 años en Medellín Sociedad FB7, grupo que él integra. También surgieron otras agrupaciones de rap, breakers y grafiteros como Tribu Omerta, Mc-KNO, Crew Peligrosos y Alcolirykoz. Juntos le han arrebatado cientos de muertes a la violencia y a cambio han sembrado vida. “El hip hop y la terquedad hoy nos tienen a vos y a mí hablando
”.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece