Los discos de vinilo han sobrevivido a la revolución digital, pero qué tanto ha aumentado su consumo, qué pasará luego de que una de las dos fábricas de laca para su prensado se incendiara, y cuál es la fascinación que genera entre miembros de la industria y coleccionistas. Nos hicimos estas preguntas por una curiosidad hacia un objeto que nos ha permitido entender nuestras raíces, explorar otras y recuperar un pasado que a veces solo queda tatuado en los surcos de un vinilo guardado en el armario de un desconocido.
Discos de vinilo al alza
La Asociación de la Industria de Grabación Americana, (RIAA por sus siglas en inglés) reveló las cifras de ventas de la industria musical estadounidense en 2018: por primera vez en más de un década la música en formato físico (cedés y vinilos) vende 12% de sus ingresos, un 1% más que las descargas musicales con un 11%. Por otro lado, el streaming está en la cima con un 75% de los ingresos y puede que continúe aumentando.
La venta de vinilos representa más de 600 millones de dólares, cifra que no ha pasado inadvertida en disqueras como Sony que ha decidido reabrir estudios de grabación en este formato.
Además, no solo se están prensando discos de artistas nuevos, las reediciones se han convertido en una oportunidad para rescatar trabajos de colección. En el 2017 se reeditó el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles que vendió solo en Estados Unidos más de 70 mil copias.
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Fotos de Piqsels
Sellos como Analog Africa, Strut, Soundway, Munster Records, y en Colombia La Distritofónica, Palenque Records, Llorona Records, In-Correcto, Moebiuz, Polen Records, Festina Lente y Música Corriente han encontrado en las reediciones no solo una fuente de ingresos sino una manera de hacer que esas exquisiteces sonoras que yacían en estantes como altares sean replicadas y puedan sentir la aguja nuevamente.
Si bien no se puede concluir que el vinilo llegue a la cima de ventas en un futuro próximo, vale la pena celebrar que su ‘boom’ no sea un mito construido entre quienes encontramos en su eco rasgado una materialidad sonora y auditiva que difícilmente encontramos en otros formatos.
El impacto del incendio de la fábrica de laca Apollo/Trasco en la industria
Hace unos días, la fábrica de laca para vinilos Apollo / Transco, ubicada en California, se incendió y, si bien nadie resultó herido, la compañía indicó que el hecho causó "daños catastróficos” por lo que no están seguros de que puedan volver a abrir. Esta es una de las dos únicas empresas en el mundo que abastece de laca a la industria mundial del vinilo. La otra fábrica es MDC, en Japón, y poco después del accidente, afirmó que no puede asumir nuevos encargos porque su producción está a tope.
La laca es primordial para el prensado de vinilos ya que es cortada por ingenieros para crear discos maestros que luego se llevan a las plantas de prensado para hacer los estampadores que presionan los discos. Cabe decir que existen otros métodos de prensado como el DMM (Direct Metal Mastering) que no requiere utilizar ninguna laca, pero necesita un cabezal de corte especializado que no se comercializa masivamente.
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Don Alirio, un coleccionista musical oriundo de Barranquilla afirmó que el incendio lo sacudió porque puede significar una desaceleración en la producción de discos en vinilo. “El impacto lo va a tener la producción de todo lo que están sacando las nuevas bandas en vinilo así como las reediciones que también se pueden ver muy afectadas”. Sin embargo, como digger (excavador) de discos raros le interesa buscar piezas muy puntuales que fueron hechas hace mucho tiempo
Por otro lado, Marcelo Fioramonti, diseñador gráfico y gestionador de pedidos de vinilos de la fábrica checa GZ Media para el sello Munstervynil, dice que el desastre de Apollo en USA afecta poco a la producción de GZ Media que es el mayor fabricante del rubro (hace alrededor del 60% de todos los discos de vinilo),
“Por el momento tienen suficiente materia prima aunque el stock es limitado, pero la gran mayoría de los "cortes" y prensados que gestionamos se hacen por el método DMM, Direct Metal Mastering. De pronto podría afectarnos en la medida que se disparen los encargos usando DMM al no conseguirse materia prima para los de laca. La fábrica en República Checa de momento no tiene ningún protocolo de emergencia”, dijo.
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Por otro lado, Pablo Mejía, fundador del sello paisa Ruido de Fondo Records dice “que en este momento las consecuencias del incendio no son tan evidentes pero su impacto se va a sentir muchísimo más a mediano y a largo plazo en Estados Unidos que en Europa o Asia”.
Ruido de Fondo Records es un sello especializado en ‘lathe-cut” o vinilos cortados a mano, que, en vez de crear las placas que los sellos usan para prensar, corta directamente en los discos vírgenes; un trabajo mucho más demorado, manual y artesanal, sin embargo, el resultado es bastante similar tanto estética y sonoramente comparado con el vinilo prensado. Su apuesta artística además se enfoca en hacer un volumen de copias muchísimo menor que los sellos independientes y mucho más personalizados, pues busca ofrecerle a sus clientes la posibilidad de tener un vinilo con su música favorita.
Vale la pena aclarar que aunque las disqueras están haciendo reediciones, no lo hacen en los porcentajes en los que se hacía antes. “Discos Fuentes sacaba 175.000 copias de un solo disco, en este momento Vampisoul no saca esa cantidad sino 500 copias”, cuenta Don Alirio.
Los amores del vinilo
Para Fiaromonti, todos sus recuerdos musicales están ligados al vinilo. Si bien para él hay un poco de fetichismo y moda, no es el caso de los más veteranos en el tema, que más bien lo ven como una especie de resurrección (aunque no han dejado de comprar vinilos).
“En casa prefiero escuchar vinilos y tomármelo como un espacio de disfrute, pero si estoy trabajando, hay veces que prefiero usar Internet o un cedé y poder trabajar sin tener que levantarme a dar la vuelta al disco. Eso sí, si tengo el mismo disco en vinilo y en cedé pues prefiero escucharlo en vinilo así como también prefiero "pinchar" en este formato. Más allá de esto, seguimos enamorados del vinilo y creo que no me equivoco mucho en decir que le quedan muchos años más allá del boom actual y ya veremos cuánto dura”, afirma el diseñador y gestionador de vinilos de Munstervynil.
Por su parte Don Alirio fue marcado por la variedad y la riqueza de los sonidos que escuchaba en los picós del barrio Las Palmas, además de ser sobrino de dos músicos. “Haber crecido con todo eso genera ese apego, esas ganas de seguir coleccionando. Aunque en este momento ya es como más tranquilo el asunto porque ya llevo 36 años en esas, igual sigue siendo una pasión encontrarse todos los días con piezas que andas buscando. Me dan nervios y mucha emoción. Ser coleccionista es una forma de vida, hace parte del ADN, entonces yo creo que hasta que llegue el meteorito estaré en estas”, cuenta el discjockey y coleccionista.
Para Pablo Mejía, el vinilo ha sobrevivido desde el siglo XIX a todos los formatos y caídas económicas y tiene la ventaja de que, cuando hablamos de materiales, no es desechable. “Recuerdo esa frasesita que aparecía en los vinilos antes y era: ‘El disco es cultura’ y sí, no solamente es cultura y preservación de cultura, es arqueología y los coleccionistas hacen arqueología y antropología porque son cosas que redescubrimos a través de un formato musical, y los otros formatos no tienen ese aspecto de preservación cultural que tiene el vinilo”, remata el fundador de Ruido de Fondo Records.
De acuerdo con los entrevistados el panorama no es desolador, pero vale la pena tener en el radar que es posible que las reediciones de álbumes de artistas latinoamericanos y africanos del siglo XX se posterguen hasta que se encuentre otra alternativa. Si bien no es algo que sea de vida o muerte, si pensamos a largo plazo, podríamos vivir años sin escuchar, conocer o curiosear muchos trabajos discográficos que marcaron a jugar nuestros antepasados.
De no ser por la existencia de estos arqueólogos del vinilo que pasan horas en bodegas olfateando como sabuesos la aparición de una joya, y de no ser por los Djs que en una fiesta de garaje o en la calle las truenan como si fueran relámpagos perpetuos, nuestros oídos vivirían sordos bajo la dictadura de los éxitos de Spotify y Youtube.
No estamos diciendo que las plataformas musicales sean perversas, pero es imposible negar la existencia de un algoritmo y una publicidad paga que hace que escuchemos ciertas canciones más que otras. Por los vinilos que están y por los que vendrán, amén.
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