Selena, una flor que no se marchita

Selena Quintanilla le dio un rostro a los latinos que vivían en Estados Unidos en las décadas de los ochenta y noventa y, desde que falleció, se ha convertido en un ícono de los inmigrantes en todo el mundo. 

Tanto para quienes vieron en vivo o en televisión el ascenso de la estrella de tex-mex como para quienes sucumbimos a su historia gracias al biopic protagonizado por Jennifer López, Selena Quintanilla es la glorificación del poder de la mujer latina: talentosa, consciente de sus raíces, caderona, pelinegra, ingenua y emprendedora. 

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Amor prohibido

Aunque no hablaba una gota de español, Selena es el ejemplo perfecto de cómo la herencia de las tradiciones latinas sobrepasa cualquier frontera física y es capaz de convocar y unir a una comunidad fragmentada por el desarraigo y la persecución como los son los inmigrantes latinos en Estados Unidos. 

Desde sus doce años aprendió a cantar en el idioma de sus padres y conformó Selena y Los Dinos junto a sus hermanos con quienes tocaba en bodas, quinceañeras y fiestas populares en Corpus Christi, Texas. Aunque en los ochenta fue rechazada en reiteradas ocasiones en concursos de música texana, a sus 16 años ganó el Tejano Music Awards a la mejor vocalista femenina. 

Tres años más tarde firmaría su primer contrato discográfico y a partir de ese momento su carrera fue imparable: no tuvo que recurrir al inglés, al pop anglo, o las cirugías o estéticas gringas para robarse el corazón de miles de fanáticos y de la industria musical y con canciones como 'La carcacha', 'La llamada', 'El chico del departamento 512', 'Baila esta cumbia', 'La technocumbia' o 'Si una vez' , más allá de sus éxitos más conocidos, acaparó las listas de radio estadounidenses.

Su cuarto álbum ‘Amor prohibido’ hizo famosa la música tejana ocupando un 52% del mercado musical latino en EE.UU; es uno de los discos más vendidos en México de todos los tiempos, según People en español; obtuvo 36 discos de platino y un Grammy como mejor álbum mexicoamericano, y llenó estadios de 80.000 personas. Además, no solo se dedicó a la música, fue una emprendedora de la moda gracias a Selena Etc, su primera boutique donde hizo de sus famosos bustiers -brasieres con lentejuelas- un accesorio para toda mujer.

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Bidi bidi bom bom

No hablaremos sobre su muerte porque Selena es inmortal. Sabemos que muchos lectores conocen la historia de su deceso, pero queremos rescatar su legado y cómo, aún hoy, su leyenda está viva. 

Para entender su influencia en los latinoamericanos nacidos a finales de los ochenta y principios de los noventa, solo basta con poner 'Amor prohibido, 'Bidi bidi bom bom' o 'Como la flor' en cualquier reproductor de música para vernos con los ojos cerrados cantando sus letras a todo pulmón. Y como si esto fuera poco, para gran parte de la comunidad latina en Estados Unidos, ir a Corpus Christi para conocer su estudio de grabación, su casa, su tienda de ropa y su lápida es casi un peregrinaje obligado. 

Pero, ¿por qué se habla de un símbolo cuando solo eran latinos cantando canciones de una jovencita de 23 años? No solo fueron los estadios llenos, la idolatría con la que fanáticas copiaban su look, o los millones de discos que vendió (su álbum póstumo ‘Dreaming of You’ la convirtió en la artista latina que más discos vendió en la década de los noventa con 60 millones de discos y en la única artista femenina en tener cinco álbumes clasificados al mismo tiempo en su lista Billboard 200); Selena es un símbolo que reunió una suerte de feminismo matizado en el cuerpo de una veinteañera orgullosa de sus orígenes y que aún hoy es un ícono mediático. 

Para algunos la leyenda de la llamada reina del tex-mex y de la cumbia es producto de una combinación de cualidades de marketing, pero para muchos latinos desperdigados a lo largo y ancho del mundo, Selena es un estado emocional, una tierra sin fronteras, una pionera en su género. 

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