La poesía de la resistencia

Pueblo miserable, yo os compadezco; ¡algún día tendréis más dignidad!, fue uno de los gritos desgarradores de Policarpa Salavarrieta mientras marchaba hacia el patíbulo. Había sido arrestada días antes en la casa de Andrea Ricaurte de Lozano, y reducida a un calabozo, hasta que un Consejo de Guerra, encabezado por Juan Sámano, la condenó a pena de muerte junto a Alejandro Sabarain y otros encausados al Ejército Libertador.

Mientras marchaba con dos sacerdotes a los lados, cuenta la historia que, en vez de rezar y confesar sus pecados, lanzaba maldiciones a los españoles; y que, al subir al banquillo, pidió permiso para ponerse de rodillas por considerar que esa era la posición más digna para asumir su destino, y aunque su cuerpo no fue expuesto como los de sus compañeros fusilados en las calles de Bogotá, todavía hoy retumban en ellas sus últimas palabras:

Viles soldados, volved las armas contra los enemigos de vuestra patria. ¡Pueblo indolente! ¡Cuán diversa sería hoy vuestra suerte, si conocieseis el precio de la libertad! Ved que, aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir una muerte y mil muertes más.

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La primera vez que tuve esa imagen en la cabeza estaba muy chiquita. La encontré en un libro sobre Colombia en el que habían estudiado mi abuela, mi mamá y mi hermana. Su aporte a la libertad (el de la Pola, como la llamamos todos), estaba resumido en un cuadro de texto al lado de otro cuadro más grande que contaba las anécdotas de Nariño y las del resto de los mal llamados “próceres de la independencia”.

Más grande escuché a alguien contarme quién fue Manuela Saénz y después, mucho después, supe que en todo ese proceso que, para bien o para mal, nos permitió ser la sociedad democrática que somos, también tuvo participación una tal Antonia Santos, una tal Juana Béjar, una tal María Rosa Lozano de la Vega.

Y si después de conocer sus aportes uso la palabra “tal” para referirme a ellas, lo hago por lo que significa: “No especificado”. No especificado como sus rostros, como sus implicaciones, como sus inteligencias, como sus luchas. No especificado como el lugar que se les dio en las páginas donde se escribió todo lo que ha sido de este país.

Porque no fue suficiente la prohibición de su participación en actos guerreros, no fue suficiente que el número de mujeres heroínas durante la lucha ascendiera a 1.457, entre mártires (las que sacrificaron sus vidas por el bien mayor: la libertad); insurgentes (las que alimentaron en público la llama de la rebeldía); conspiradoras (las que propiciaron las reuniones independentistas); guerreras (sí, algunas se disfrazaron de hombre para pelear con una lanza contra “los conquistadores”); y juanas (las que colaboraban con el Ejército Patriota preparando comida, lavando ropa, cosiendo uniformes, buscando información y recursos económicos, escondiendo insurgentes); sin contar a las madres y hermanas que les sirvieron de único bastón a sus esposos, hijos o hermanos, mientras conseguían la libertad.

No fue suficiente nada, aunque de no haber sido por ELLAS, Bolívar jamás habría alcanzado la independencia. Así es la poesía de la resistencia: espera mil siglos guardada porque sabe que, como el amor, la justicia siempre gana.

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En Canal Trece quisimos reunir algunas fotografías de las mujeres que hicieron parte del proceso de independencia a propósito del Bicentenario, sin embargo, no existe un archivo que las reúna a todas. Finalmente decidimos tomar algunas ilustraciones de la colección del Banco de la República e intervenirlas, el diseño y los collages son de las periodistas Lala Ocampo y Nátaly Londoño Laura. Por último, lamentamos, en verdad lo hacemos, no poder publicar la lista completa de todas las servidoras de la patria del siglo XIX:

Carmen Rodríguez de Gaitán

"Fue una de las revolucionarias el 20 de julio de 1810, y continuó presentando, con entusiasmo y desición importantes, servicios al movimiento político y a la guerra de la Independencia. Cuando se restableció el régimen realista en 1816, el General Morillo la hizo perseguir por una escolta que alcanzó en Portillo en compañia de doña Isabel Caicedo de Baraya; ambas fueron traídas a la capital y tratadas como criminales, los soldados les robaron cuanto tenían. El Gobernador Casano condenó a doña Carmen a confinamiento y destierro en la ciudad de Tocaima, lugar que por las diferentes circunstancias de aquella población era el más apropiado para el martirio", Mujeres de la Independencia, J. D. Monsalve.

Policarpa Salavarrieta

"Nació en Guaduas en 1795, y era hija de don José Joaquin Salavarrieta y doña Mariana Rios, "de la más pura descendencia española", según se ha dicho. Era una joven muy bien parecida, viva, inteligente y de color blanco aperlado; como todos sus hermanos, era entusiasta revolucionaria; durante el régimen del Terror, prestaba grandes servicios de información y envió de elementos de guerra a la guerrillas republicanas; descubierta y apresada, el Consejo e Guerra la condenó a ser pasada por las armas con ocho de sus cómplices, sentencia que Sámano hizo cumplir en la plaza principal (hoy de Bolivar) el 14 de noviembre de 1817. Uno de los cómplices era su novio Alejo Sabarain", Mujeres de la Independencia, J. D. Monsalve.

Manuela Sáenz de Thorne

"Nació en Quito en el año de 1793. De familia muy honorable, era dama de notable ilustración, que gustaba de la lectura de los clásicos españoles, conocía bien la historia de España y de América y se entretenñia con Tácito y Plutarco; hizo parte de la ciento veinte amazonas de la ORDEN DEL SOL, y combatió como un buen jinete con valor y serenidad en medio de las ensangrentadas espadas y las balas; no la intimidaban los asesinos blandiendo sobre su frente los cuchillos; alma de hombre y corazón de mujer, unía a sus atractivos un espíritu alegre y una lativez avasalladora. En 1817 casó con el doctor Jaime Thorne, a quien abandonó por seguir tras la reluciente gloria del Libertador. Muchos enemigos de este han condena la conducta de doña Manuela, sin atender a escándalosmas notables habidos entre ellos mismos. Por los episodios del 25 de septiembre ha merecido el epiteto de la Libertadora del Libertador", Mujeres de la Independencia, J. D. Monsalve.

Antonia Santos

"Nació en jurisdicción de la ciudad de Charalá, de la Provincia del Socorro en 1785; hija de don Pedro Santos y doña María Plata. Era de cuerpo alto y elegante, de tez blanca sonrosada, faz ovalada, ojos negros grandes, pestañas largas y crespas, cejas bien delineadas, labios gruesos, nariz aquilina y cabellera negra, crespa y abundante. En 1819 cuando el regimen del Terror había hecho formar en los granadinos la resolución de morir o de derrocar el gobierno de los españoles; esta señorita, valiéndose de sus hermanos, parientes y amigos hizo organizar la guerrilla de "Coromoro", costeándola de su propio pecunio y encargándola de las mas atrevidas operaciones para facilitar los movimientos del Libertador en el paso de los Andes. Aprehendida la señorita Santos en su morada de "El Hatillo", fue fusilada en el Socorro el día 28 de julio de 1819, en virtud de sentencia de un Consejo de Guerra aprobada por el Virrey don Juan Sámano", Mujeres de la Independencia, J. D. Monsalve.

Manuela Sanz de Santamaría

"Era la MUJER SABIA de la colonia; nació en Santafé (hoy Bogotá), hija de don Francisco Sanz de Santamaria y doña Petronila Prieto y Ricaurte, y fue esposa del doctor Francisco González Manrique. En su casa estableció la Académia literaria llamada SOCIEDAD DE "EL BUEN GUSTO", donde se estimularon la ideas revolucionarias y a la cual asistieron Gregorio Gutiérrez Moreno, Ignacio Vargas, Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Francisco Antonio Ulloa, Miguel José Montalvo, el Conde de Casa Valencia, muertos en el patibulo", Mujeres de la Independencia, J. D. Monsalve.

Mercedes Abrego de Reyes

"Nació en los años de 1780 a 1785 de familia honorable y limpio linaje, y fue esposa de don Marcelo Reyes, también de distinguida familia; era bien educada, laboriosay hábil en las labores manuales; entusiasta partidaria de la revolución de independencia, bordó para el Brigadier Simón Bolivar un lujoso uniforme militar que le obsequio con motivo de la victoria obtenida contra los realista en el combate de Cúcuta, y prestó a los patriotas importantes servicios de información cuando eran persiguidos en aquel valle; el Jefe español Bartolomé Lizón la hizo pasar por las armas sin fórmula de juicio, en presencia de sus hijos, en la ciudad de San José de Cúcuta. La gratitud nacional lw erigió la estatua que en la mencionada ciudad lleva su nombre", Mujeres de la Independencia, J. D. Monsalve.

María Josefa Ricaurte de Portocarrero

"Nació en Santafé , hija de don Nicolás Ricaurte y doña Ignacia Galavis, y se casó en esta misma ciudad con don José María Portocarrero en 1806. No fue inferior a su esposo a la nobleza de su estirpe, en inteligencia y cultura, ni en su patriotismo. Cuando empezó la revolución de 1810 el señor Portocarrero organizó y sostuvo a sus expensas y las de doña María josefa un cuerpo de tropas; con dinero espontáneamente ofrecido por los dos esposos marchó en 1814 don José María a traer del extranjero una imprenta y gran cantidad de elementos de guerra, con los cuales cayó prisionero de Morillo en 1815 y fue fusilado. Viuda y reducida a la miseria por la Junta de Secuestros, conservó sus energías, su amor a la Patria, su desprendimiento y dio cuanto tenia a los luchadores patriotas, sin abandonar su obra hasta que llego a la redención del campo de Boyacá", Mujeres de la Independencia, J. D. Monsalve.

Retratos: Banco de la República. Intervenciones: Lala Ocampo y Nátaly Londoño Laura. 

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