Manuel H: más allá de los toros y del Bogotazo

Hablamos con el nieto del fotógrafo Manuel H sobre sus recuerdos, el trabajo del maestro y qué ha ocurrido con su legado a propósito de la celebración de su natalicio. 

Mucho se ha hablado de la vida de Manuel H: que fue el hijo de un coordinador de Tranvía y de un ama de casa, que era el mayor de cuatro hermanos: Gilma, Jaime y Hernando; que desde pequeño se escabullía a la Plaza de toros de San Diego para vitorear a quienes se enfrentaban a esas bestias cornudas y oscuras y que probablemente esa pasión por las corridas fue lo que ayudó a entrenar su ojo para cuando encontrara su lugar en el mundo detrás de una lente

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El mito de Manuel H gira en torno a cómo capturaba ese enfrentamiento entre toro y torero, una escena que podía contar la historia humana entre la victoria y la tragedia, y el día en el que Manuel H, al oír la noticia del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, salió disparado a la calle a capturar con su cámara el segundo a segundo de El Bogotazo mientras algunos los amenazaban y otros lo defendían, diciendo: déjalo, él es el fotógrafo

Sin embargo, su pasión no se extinguía en las primeras planas de los diarios del país a los que conquistó poco a poco hasta llenarlos con sus imágenes, sino que día tras día, su cámara se convirtió en una extensión de su cuerpo y el lente, en su forma de hablar, habitar y contar historias hasta el fin de sus días. Hablamos con su nieto Manuel Humberto Rodríguez, también fotógrafo, quién nos reveló el negativo de ese Manuel H valiente, payaso y tierno. 

Fotos: cortesía familia de Manuel H.

¿Cuál es tú primer recuerdo de Manuel H?

Jugando con él cuando era niño; él me cogía de las piernas y me sostenía hacia arriba. Me paraba de cabeza.

¿Cuál es el momento en que viste a Manuel H más feliz? 

Cuando recibió el Honoris Causa de La Salle College y le hicieron el grado de fotógrafo a mi abuelo que era empírico. Fue muy feliz.

¿Cuál es el momento en que lo viste más vulnerable o triste? 

No recuerdo la fecha exacta, pero una vez se le metieron los ladrones allá en la casa de la 22 y le robaron todas las cámaras. Las fotos y los negativos quedaron, solamente se robaron el equipo fotográfico. En ese entonces, Germán Castro Caycedo le regaló una cámara y mi abuelito supo que él era un amigo verdadero por eso, fue el único que le dijo: Manuel H, trabaje con ésta y le regaló una Nikon.  

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¿Cuál es la imagen o escena de Manuel H en su laboratorio que más recuerdas y por qué?

En mi familia vivimos la magia de ver un papel blanco convertirse en fotografía y yo quería aprender, pero en ese entonces mi tío Jaime era la mano derecha de Manuel H y era muy cuidadoso con el laboratorio, por lo que no dejaba que nadie entrara, así que yo me metí al laboratorio de color y contaminé los químicos sin querer y me bajé rápido. 

Al día siguiente, cuando llegó el laboratorista Romero, le dijo a mi abuelo que alguien había contaminado los químicos y me tocó dar la cara entonces mi abuelito me regaló un libro que explicaba cómo hacer sus fotografías a color y le pidió al señor Romero que fuera conmigo y me enseñara. 

Juan Valdés

Mi abuelito me soltó por primera vez la cámara a los 17 años y me fui a la Plaza de Bolívar, a la Candelaria y a la Tadeo, era un día muy bonito e hice mis primeras fotos y regresé al laboratorio y comencé a experimentar con solarizaciones y negativos diferentes, y empecé a mejorar las técnicas del retrato. 

Luego, recibí una beca y empecé a estudiar en fotografía digital e iluminación y aprendí a ser fotógrafo de estudio, y convencí a mi abuelito y compramos un ornamentador y armamos una estructura en la que montamos sus flashes de los años sesenta y setenta y ahí empezamos a mejorar el estudio, lo pintamos y compramos una cámara digital y ese fue mi paso en la fotografía, el cambio generacional de tecnología. 

¿Manuel H tenía alguna maña?

Nunca ver lo negativo, siempre lo positivo, toca seguir adelante. No quedarse en el problema, sino siempre toca continuar. 

¿Cuál es esa historia que tus padres nunca se cansan de contar de Manuel H?

Mi abuelito con cada uno tenía su vuelta: a mi tía Amanda una vez le metió una chancla en el bolso y se la dejó justo para que se saliera y mi tía salió a coger buseta, se subió y cuando estaba llegando a su parada, tocó el timbre y cuando se abrió la puerta y se fue a bajar, se le cayó la chancleta dentro de la buseta. 

Otro día estaba con un ministro yendo para Medellín en una avioneta, pero el vuelo tuvo muchas turbulencias y el ministro estaba nervioso, pero como vio que mi abuelito estaba tan fresco, le preguntó que a qué se debía su tranquilidad, y mi abuelito le respondió: “si se llega a caer esto, hay que tomar las fotos”. Hay muchísimas historias

Fotografía de las primeras mujeres sufragantes de 1957 en el plebiscito por la paz.

¿Cuál es esa fotografía de Manuel H en la que siempre descubres algo nuevo? 

Cuando se murió mi abuelito yo no fui a ver los negativos, mis tíos fueron los que empezaron a organizar y los metieron en unas cajas independientes y después me puse a escudriñar y ahí fue cuando me di cuenta de la riqueza de su obra porque a él lo tienen muy encasillado con la fotografía taurina y el 9 de abril, pero realmente mi abuelo tiene el archivo más polifacético que hay en Colombia: hay fotografía publicitaria, sociales, arquitectura, fotografía aérea, la evolución del transporte o el voto femenino, momentos históricos que marcaron no solo a la ciudad sino a Colombia

Pero la que más recuerdo es una la Carrera Octava que mi abuelito tomó desde la oficina de él. Es un día que estaba lloviendo en el año cincuenta y pico y se ve un personaje que está caminando sobre la carrera y se ve el reflejo de esa persona en un charco que está en toda la mitad de la vía. Es muy bonita. 

Los tesoros de tu abuelo son inmensos y ricos, pero ¿cómo te sientes al estar vivo en un momento en el que todo el mundo toma diez mil fotos? 

Tomar fotos es muy fácil, todo el mundo las toma con su celular y eso me parece muy chévere porque eso revive lo que es la esencia de la fotografía. Cuando Daguerre se asoció con Joseph Niépce y le robó todos los estudios que había hecho y los llamó daguerrotipos, Francia le dio todos los créditos a Niépce y compró la patente y la pusieron a disposición de toda la humanidad porque querían que todo el mundo pudiera hacer fotografías y por eso se popularizó tanto. 

La memoria del ser humano se puede extinguir, pero una fotografía siempre va a estar ahí o incluso lo digital se puede perder porque un virus puede dañar el disco duro o una tormenta electromagnética puede borrar todo, en cambio los negativos, tienen sus cosas, pero son un material que sobrevive, que se toca, que se siente. 

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¿Crees que las instituciones, museos e investigadores (tanto públicos como privados) se han interesado y comprometido sus esfuerzos para salvaguardar el legado de Manuel H?

La verdad no, yo creo que a mi abuelito lo olvidaron porque a nosotros nunca nos llamó alguien para preguntar cómo está la obra de Manuel H. Cuando salió la noticia en El Tiempo de que el archivo se estaba dañando, que de hecho fue un poquito amarillista, no fue así, lo que nosotros estábamos haciendo era organizarlo, pero igual no hubo alguien que nos dijera, venga, qué podemos hacer si se está pudriendo el archivo de Manuel H.  

El Archivo distrital preguntó que si podíamos darles los negativos, ellos los digitalizaban y luego nos lo devuelven a los tres años entonces a nosotros no nos pareció porque creemos que es necesario que una institución tenga la capacidad de salvaguardar todo el material en un sitio adecuado y con todas las cuestiones técnicas para eso. En cambio, con la Biblioteca Nacional sí hemos estado trabajando juntos porque ellos tienen un archivo digitalizado de mi abuelo y nos piden autorización cuando alguien la quiere utilizar.

¿Cuál crees que sería el mejor homenaje que Colombia le podría rendir a Manuel H?  

Yo creo que el mejor homenaje sería que la gente pudiera ver la obra de mi abuelo y saber que es de él. Ahora está guardada en cuatro paredes y yo lo que quise hacer fue sacarla de ahí, pero hay gente que se queja porque le pongo marca de agua y eso ocurre porque hay personas que republican sus fotos sin dar crédito a Manuel H. Lo importante es crear una pertenencia de que no importa si lo comparten un millón de veces, pero que sepan que fue él quien la tomó. 

Mi abuelito hizo tantas fotografías sin esperar una retribución económica, y se tomó el tiempo de aprender, de poner su cámara, la que fuera, y de capturar ese momento para los demás, eso es lo que hace un fotógrafo, comparte ese instante de su vida para los demás.

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