La historia de una plaga llamada punk

“La ciudad más peligrosa del mundo”: ese fue el infame título que ostentó Medellín durante los años 80. La guerra, la pobreza y el narcotráfico fecundaron con sangre en este jardín que floreció en medio del caos. Y entre esos pétalos de plástico perfumados por el conservadurismo, las apariencias y la corrupción, se empezó a colar una plaga, una mancha negra y ruidosa que se negó a ser parte de este falso tejido y que encontró en el punk una forma de resistir a una de las épocas más oscuras de la historia de Colombia

“Fuimos una generación que bajó al infierno para cantar con el Diablo y los condenados, porque no podíamos subir al cielo y cantar con los dioses”, así comienza el epígrafe de 'Mala Hierba: el surgimiento del punk en el barrio Castilla, Medellín'. Esta publicación, cuya segunda edición fue lanzada por la editorial La Valija de Fuego en la pasada Feria del Libro de Bogotá, cuenta la historia de los primeros parches punkeros y metaleros que empezaron a surgir en la ciudad, de un movimiento contracultural que trascendió la música y la estética.

'Mala Hierba, el surgimiento del punk en el barrio Castilla, Medellín'.Foto: Facebook La Valija de Fuego Editorial

Para muchos jóvenes de Medellín el punk significó una forma de escape no solo de la recatada y beata sociedad antioqueña, sino del narcotráfico y el sicariato que manejaban los hilos de esta urbe.

Carlos Alberto David Bravo, o Caliche, como siempre lo ha llamado la gallada, forma parte de la banda Desadaptadoz y es el autor de este libro, que es uno de los registros históricos más completos que se han publicado sobre la historia de los orígenes del rock extremo en el país. Sobre todo porque va más allá de ser un simple anecdotario o una visión externa que busca explicar académicamente el punk de medallo: esta obra es una recolección de memorias y testimonios de las personas que construyeron toda esta cultura, complementado con un análisis del contexto histórico, político y social que abonó toda esta mala hierba.

Desde las primeras notas y toques, pasando por la producción de 'Rodrigo D No Futuro', hasta las cadenas de correo subterráneo que conectaba a Medellín con todo el planeta, estas páginas nos llevan al corazón de una ciudad fracturada donde ser distinto prácticamente era una sentencia de muerte.  

'Mala Hierba, el surgimiento del punk en el barrio Castilla, Medellín'.Foto: Facebook La Valija de Fuego Editorial

Pero 'Mala Hierba' no debe leerse como un manifiesto nostálgico. Es más bien un reflejo de una época y un recordatorio de que no se debe bajar la guardia. Porque si bien los sonidos extremos ahora son más “tolerados” en la ciudad y es más fácil acceder a la información y los recursos, es importante no olvidar que el 2019 ha sido el año más violento que ha vivido en Medellín en los últimos tres años. En abril el número de asesinatos superó los 200, un promedio de tres diarios. Las víctimas siguen siendo los jóvenes, las bandas criminales y sus fronteras invisibles siguen controlando la ciudad, pero Medellín sigue siendo un hermoso jardín bien adornado.

Estas 351 páginas son un ejercicio de memoria que recuerda varios nombres olvidados, muchos que dejaron su vida en las calles, y nos remite de forma honesta y visceral a lugares, olores, colores y sonidos que marcaron la historia del país. Pero no la historia oficial de hitos y tragedias, sino la otra historia: la de los cafres, la de los incómodos, la de los prescindibles. La de quienes le dieron la espalda al sistema y con sus propios medios abrieron una brecha y pusieron las semillas. Estas germinaron en la maleza que desaliña las flores de este enorme cementerio que llamamos Colombia.

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