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En días de Feria del Libro y con Argentina como invitado de honor es imposible que el fútbol no esté en el foco del asunto y es que parece ser que es la única religión que no está en crisis en el mundo.
En el fútbol todos los domingos son de fiesta y cada día se celebran procesiones. Contrario al cristianismo, en el balompié no existe la condena eterna y la redención está al alcance del próximo partido o copa. La teología del deporte rey parece lucir en muchos casos más esperanzadora cuando la narran los libros, las películas o las anécdotas de nuestros viejos.
Asistimos a uno de los conversatorios de la Feria Internacional del Libro de Bogotá en la que escritores como Eduardo Sacheri, Juan Gabriel Vásquez, Alberto Salcedo Ramos y Sergio Ocampo Madrid nos compartieron algo de la épica de los goles y su repercusión histórica.
¿Una trama impresionante, un momento de poesía? Repasamos algunos goles que transcienden más allá del pitado de arbitro.
Maradona, el vengador de la guerra de las Malvinas
Pasaron cuatro años luego del enfrentamiento bélico entre Inglaterra y Argentina por las Islas Malvinas. El orgullo gaucho estaba herido por la derrota en la guerra, pero pronto el fútbol entregó esas promesas de revancha que siempre acostumbra.
Era el mundial de México 86, y Maradona aplicaba toda su picardía para meter el primer gol ante el arco inglés nada menos que con la mano. Para los argentinos, la famosa ‘Mano de Dios’ era como robarles la billetera y burlarse de sus históricos adversarios fuera del campo.
[Quizás también te interese]: Fútbol, gol y rock n'roll.Pero no contentos con el insulto, Maradona debía aplicar la premisa de que también se podía hacer arte. El segundo gol frente a los ingleses es considerado por los aficionados del fútbol como una obra de poesía.
La victoria frente a los británicos en el mundial no haría que Argentina recuperara las Islas Malvinas, pero les daría el desquite ante una guerra que dejó tantos muertos a su paso.
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El ‘Maracanazo’ es una de las derrotas con más repercusión en la memoria del deporte brasilero. En esta copa del mundo de 1950 hubo un condenado para toda la vida, el portero Moacir Barbosa. El gol que le marcó Ghiggia de Uruguay bastó no solo para acabar con las ilusiones brasileñas sino con la carrera de este arquero.
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¿Cómo se cuenta la historia de un perdedor? Barbosa fue condenado por la afición, varias personas que se lo encontraban en la calle les decían a sus hijos: “mira, ese es el hombre que hizo llorar a todo Brasil”. Pasaron los años y nadie le perdonó no haber atajado ese tiro. En sus últimos días aún reflexionaba ante sus amigos diciendo “No fue mi culpa, éramos once”.
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Junio de 1969, Honduras y El Salvador se enfrentaban en un partido de ida y vuelta para dar el siguiente paso a la clasificación al mundial de México 1970.
Para esas fechas, Honduras alistaba un decreto que expulsaba a los campesinos salvadoreños de su territorio para darle esas tierras a los compatriotas. Desde El Salvador no paraban de llegar inmigrantes que huían de su país ante los problemas de sobrepoblación. La tensión originó una grave crisis entre ambos países que estalló en una guerra.
Los partidos tuvieron que organizarse con el ejército y medidas de seguridad adicionales.
Imagen del libro 'La guerra del fútbol' del escritor Ryszard Kapuscinski.
El reportero Ryszard Kapuscinski dejó para la memoria un reportaje con la narración de la mítica guerra que se traslado de los 90 minutos en el campo a cinco días de enfrentamientos. El conflicto limítrofe solo pudo resolverse hasta 1992.
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Antes del Mundial de Brasil 2014, las epopeyas colombianas en las copas del mundo eran tan solo victorias morales.
Un colombiano, Marcos Coll, es el único jugador en marcar un gol olímpico en la historia de los mundiales. Fue en el empate 4-4 entre el seleccionado colombiano y Rusia de la mítica ‘Araña negra’ (Lev Yashin). Los periodistas de la época recordaban la remontada burlándose de las letras de la camiseta de los rusos que incluían el texto “CCCP” como la sigla de “Con Colombia Casi Perdemos”.
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