El 8 de marzo de cada año se conmemora el Día de la Mujer por la igualdad de derechos. Aunque el terreno que han ganado es amplio, aún quedan muchos obstáculos para la equidad de género, como el tabú que sigue existiendo sobre procesos biológicos básicos como la mentruación. En varios países de África, por ejemplo, es una de las principales causas para que las niñas no terminen su formación básica. Al encontrarse con esta problemática, la emprendedora colombiana Diana Sierra, creó Be Girl, un proyecto que celebra el periodo a través del diseño y la pedagogía.
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“¿Usted cómo le va a vender un producto para el periodo a alguien que no sabe ni siquiera qué es esto?”, me pregunta Diana Sierra. “La clave está en saber educar. Nosotros somos activistas: educamos a la gente en las bases básicas de tener agencia, o sea, conocimiento para tomar acciones informadas”, explica Sierra, risaraldense y cofundadora del proyecto de emprendimiento social Be Girl, con el que quiere educar a países de África sobre la menstruación.
“Lo que hacemos es remercadeo sobre qué son los periodos y por qué es bueno tenerlos, porque da la casualidad que todos venimos de ahí”, explica, mientras cuenta que el nombre del emprendimiento se lo regaló una niña que envió una carta desde Tanzania. “Me decía que lo que más le había gustado de la toalla que le había llegado, era que alguien, en alguna parte, la quería, porque había hecho esa toalla para ella y que la hacía sentir orgullosa de ser niña”, recuerda.
La toalla a la que se refiere fue el primer producto con el que Be Girl comenzó su “evangelización menstrual” en varios países africanos: se trataba de una toalla sanitaria de tela y reutilizable que le entregaban a niñas de escasos recursos.
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Lo curioso es que cuando Diana Sierra habla, su acento y su desparpajo delatan muy pronto que es una risaraldense de pura cepa. Estudió diseño industrial y trabajó 15 años ejerciendo su profesión para marcas como Nike, Panasonic y Hewlett Packard. “El último trabajo chévere que tuve fue con Panasonic, en la división "By women for women”.
Su vida, entonces, parecía perfecta, pero daría un giro radical cuando entró a estudiar su maestría en la Universidad de Columbia. “Ahí fue cuando se me cruzaron los cables y me terminé yendo para Uganda. Yo como diseñadora tuve ese contacto con lo que es la ética del profesional y me dije: ‘estoy diseñando las cosas para las personas equivocada’”.
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Era 2012 y, en ese año, Diana llegó a la zona rural de Mbarara en Uganda y comenzó a trabajar fabricando artesanías, pero el verdadero impacto lo tuvo al ver cómo la pobreza permeaba todo el país. “Cuando a uno le hablan de pobreza, esta tiene ciertas dimensiones, pero absolutamente nada que ver con lo que es pobreza en África” reflexiona.
Fue durante este periodo que Sierra comenzó a relacionarse con las comunidades y a notar que la deserción escolar en Uganda era mucho mayor en las niñas que en los niños. Lo que descubrió era que, usualmente, las niñas se ausentaban una semana de clase cuando tenían su menstruación pues, como afirma el Fondo de Población de las Naciones Unidas, en el continente el tabú y los prejuicios sobre el periodo son una barrera para la plena libertad y desarrollo de las mujeres.
Charla TedX de Diana Sierra.
Una semana al mes suma, a largo plazo, un cuarto de las clases anuales, en un país donde la educación parece casi un lujo. En 2018, Rashid Javed, director nacional de Plan International Uganda, afirmó que solo el 57% de las niñas ugandesas terminan la primaria.
“Ahí fue cuando empecé el proyecto de Be Girl, en 2014, gracias a mi estadía en Uganda y haber visto esta necesidad tan grande que es la falta de acceso a productos sanitarios”, sostiene. Por eso, comenzó a trabajar en toallas higiénicas reutilizables para entregar entre las niñas. Aunque esta solución podría ser evidente, Sierra se encontró con una primera barrera: muchas niñas ni siquiera tenían ropa interior donde usarlas.
Entonces, la toalla se transformó en bragas que traen, incluída, la toalla y con eso solucionan esta problemas. Este, me explica Sierra, es el motor de un diseñador industrial: conocer una necesidad y producir ideas para resolverla. Así, con equipos pequeños, Sierra comenzó a buscar financiamiento internacional. Para 2016, Be Girl se presenta a una beca para desarrollar modelos de mercadeo con este emprendimiento. En 2017 se la ganan y desde 2018 el proyecto aterriza en Mozambique, junto a Sierra.
Pero solamente un producto no podría cambiar ideas y prejuicios culturales históricos de algunos países de África sobre el periodo. Por eso, a Sierra le tocó armar la de Troya.
La de Troya
“Llegábamos con pantys a distribuirlos a las niñas, pero le dábamos la solución a medias, porque tiene el panty para manejar el flujo, la niña tiene el hardware, pero todavía le falta el software, que es, ¿qué es el ciclo menstrual?”, apunta Sierra.
Por eso, Be Girl comenzó a ofrecer talleres de educación menstrual para niñas y niños, de los que surgió, en 2016, otro producto de la creatividad de esta colombiana y su equipo. Así creó Smart Cycle: un pequeño reloj que ayuda a hacer seguimiento diario al ciclo menstrual.
“El día número uno del periodo, pones el reloj en el número 1. Cuando los días van pasando, vas moviendo el reloj, 2, 3, 4… En la parte de atrás tienes íconos que indican sangrado, ovulaciòn y preparación”, que son las tres fases fases grandes del periodo, me explica Sierra. Con esto, logran enseñar algo complejo con facilidad. Y tan fácil es, que hasta yo entiendo.
Y es que gran parte de la intención de Be Girl es que los hombres y los niños también aprendamos sobre menstruación. Por eso, en los talleres Construyendo Ciclos de Empatía, les dicen a los niños “ustedes van a ser agentes de cambio y conocimiento. Guarden el Smart Cycle y se lo regalan a una mujer importante en su vida. A una hermana, a una prima”.
– Porque usted puede tener un diseño muy bonito, pero si el ambiente y si la cultura no lo entiende, no vas a poder hacer nada-, añade.
Lograr esto en un país cuyas cosmovisiones y cultura malentienden la menstruación y es considerada, aún en 2020, como algo indeseable y malo, ya deben suponer, fue un reto nada fácil. Entonces, luego de una investigación de mercado, Be Girl sabía que no podía llegar con información pura y dura. “Si llego así, me cierran las puertas en la cara porque dicen que yo quiero sublevar a las mujeres, darles independencia y blablabla”. Por eso, se le ocurrió ponerle un moñito.
“En 2018 nos tiramos de cabeza a ensayar una hipótesis: si la menstruación es tan tabú, vamos a vestirla en fashion y beauty, con esmaltes y labiales, para poderla meter por los canales sin que la gente se dé cuenta”, cuenta Sierra. “Hicimos colaboraciones con cantantes, con influencers y empezamos esta campaña como un Caballo de Troya. Por fuera era pura música, moda y estilo, pero por dentro teníamos toda una campaña de educación sobre literatura corporal, sobre el ciclo menstrual”.
Así nació la primera Semana de la Moda de Mozambique y Be Girl, por supuesto, estuvo presente. Sí, en frente de todos, estaban hablando y enseñando sobre menstruación. “Tenemos fotos del presidente y del ministro de educación con un Smart Cycle colgado”, dice Sierra, orgullosa.
Con eso y de taller en taller, llegaron pronto a los 20.000 adolescentes educados por Be Girl: 16.000 niñas y 4.000 niños. Pero Sierra reconoce que esto no ha sido fácil y que, aunque a ella le llegó este propósito casi místico (aunque no es religiosa, pero sí un poco bruja, me confesó), ser un emprendedor social es una vocación. Sabe que no se va a volver rica, pero no le interesa, porque “yo quiero un mundo donde se le da la oportunidad a alguien porque es guerrerito, por su integridad, y no por su género”.
Ahora, por ejemplo, está buscando financiación de gobiernos y países para que les ayuden con el mercadeo de Be Girl y poder llegar a más lugares, con mayores recursos, pues acá es donde más dinero se necesita. “Alguien tiene que asumir el costo de la educación y es muy injusto que estos costos los asuma un emprendedor social, con un recursos tan limitados, cuando eso es responsabilidad del Estado, de una nación”, sentencia.
A pesar de esto, Be Girl no se ha detenido y ahora está en Centro América, Sudamérica, Medio Oriente, Asia y, por supuesto varios países (como Kenia, Uganda, Tanzania, Malawi, Madagascar, Ghana, Nigeria, Sudáfrica) de África. Además, la línea de productos de Be Girl se ha robustecido con dos nuevos productos: Color Vibe y la copa menstrual Fitcup. Estos productos le apuntan a cumplir con los tres pilares que quieren fomentar desde Be Girl: entiende tu cuerpo, maneja tu cuerpo y ama tu cuerpo.
El énfasis en los productos, me cuenta Sierra, es por su profesión, pero también tiene un marcado componente filosófico. “Los objetos son recipientes de cultura, de mensajes, se vuelven un correo. Cuando alguien cree que el periodo es esto malo, maldito, y usted le llega con estos calzones divinos pa’ celebrarle su periodo, le cambia el chip”, afirma.
Sobre el futuro, Sierra no habla mucho, porque dice que las situaciones son tan cambiantes que es, incluso, difícil tener un plan de cinco años, pero algo sí tiene claro: Be Girl no se detendrá pronto. “He feriado media vida por esto. Y la otra media que me queda, encantada me la fereo también”, concluye.
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