Por Boyacá se puede viajar un sinnúmero de veces en la vida. No obstante, y luego de muchos años, este departamento sigue destapando tesoros para visitar. En este caso la sorpresa nos llega a 50 km al occidente de Tunja, en Gachantivá.
El nombre de Gachantivá se traduce en la “Llaga del guerrero”. También posee otra traducción que es el “Conocimiento del abuelo”.
Hasta hace poco el municipio de Gachantivá empezó a involucrarse en el tema del turismo comunitario como una herramienta para la defensa del territorio.
Un municipio refundado por el agua
La ubicación de Gachantivá no es la misma que la de su fundación en 1715. La historia de este hecho curioso cuenta que el casco del municipio se trasladó el 7 de marzo de 1872 hasta un sitio llamado Quebradas. Las ruinas del antiguo Gachantivá aún se conservan como testimonio del pasado.
Una de las razones que circulan como motivo del traslado fue la aridez del territorio original junto con la escazes de agua. El segundo Gachantivá cambió sus escenarios por unos cruzados por las cascadas y ríos.
Cascada la Honda
Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
Ya son 32 cascadas que se han identificado en las siete veredas que componen este municipio de Boyacá. El sendero de La Honda tiene acceso a dos de ellas, una con acceso en silla de ruedas y otra con una escalera de dificultad leve.
Puente San Javier camino a la cascada La Honda | Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
El sitio es ideal para darse un baño, nadar, descansar y disfrutar del paisaje que algunos han catalogado como el “Amazonas de Boyacá”.
La mora blanca, el tesoro de la agricultura
Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
Una finca de Gachantivá tiene la única planta de mora blanca que existe en Colombia. Este particular fruto se encuentra bajo el cuidado de Alberto Merchán quien hace varios años recibió este particular obsequio por parte de un australiano en agradecimiento por la elaboración de 80 sombreros de palmicho.
Un detalle curioso son los celos de la planta, cuando se llega a la finca siempre se debe hacer la advertencia de que nadie puede tocar las ramas más que los dueños puesto si alguno llega a hacerlo esa parte aparece marchita al día siguiente. La mora blanca premia los cuidados de Alberto Merchán con un vino blanco extraseco.
Los sombreros de palmicho
Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
Justamente en la finca de la mora blanca aún se conserva la tradición de tejer la palma de rama, más conocida como palmicho. El material es usado para fabricar desde sombreros, pasando por canastillos hasta llaveros.
La laguna de las Coloradas
La Laguna no existía hace 120 años, surgió luego de un pequeño desagüe que se amplió hasta llegar a inundar todo el lugar, en la inundación fallecieron tres niñas nativas de la región conocidas como Las Coloretas puesto que cada una era de distinto color de piel.
Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
El lugar se convirtió en un destino predilecto de los turistas por su cercanía con la naturaleza a solo 30 minutos del caso urbano en medio de bosques de roble y helechos. Tiene un elemento particular y es el que se ve de color rojizo en la superficie, según los especialistas por la vegetación de la laguna.
Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
Nido de Águilas
El Nido de Águilas es una simbiosis entre arte y naturaleza, la propuesta del lugar es servir como reserva agroalimentaria y conservación de semillas. La sensación es llegar a una versión de Hansel y Gretel para vegetarianos puesto que casi todas las plantas se pueden comer directamente sin ningún impedimento.
Ángela María Zuluaga cuidando uno de los sembrados en Nido de Águilas | Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
El proyecto, dirigido por Ángela María Zuluaga, inició hace 8 años y actualmente cuenta con una extensión de 1,5 hectáreas.
Algunas muestras de las semillas que se conservan en Nido de Águilas | Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
Pero no se trata solo de semillas, dos veces al año el Nido de Águilas recibe a varios artistas con la intención de conectarse con el lugar. En ese diálogo de saberes la gente viene y presenta una propuesta sobre cómo ve este paisaje único y particular.
Uno de los artistas modificó una de las bodegas como parte de su propuesta | Foto: Andrés Cristancho – Canal Trece.
Las residencias artísticas son guiadas por Sofía Zuluaga, actualmente vive en Buenos Aires y trabaja junto a María relacionando a los artistas con el circuito y la experiencia de Nido de Águilas.
“Al final se trata de un proceso, de entender el territorio donde habito. ¿Qué le puedo aportar y qué me puede enseñar este?”, nos cuenta Sofía.
Boyacá posee varias maravillas por conocer. ¿Qué otro municipio nos recomiendas visitar?
También te puede interesar
- Boyacá: 3 planes para escapar de la rutina.
- Seis razones para visitar Paipa.
- Vino de Boyacá: ¿qué genio está detrás de esta idea?
- Boyacá, tierra de gente admirable.
- ¡El Lago de Tota está entre los mejores destinos verdes del mundo!
*Foto portada: Andrés Cristancho – Canal Trece.
Ahora puedes recibir notificaciones de la programación de Canal Trece. Regístrate y no te pierdas nuestros mejores contenidos.