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What a wonderful Louis Armstrong

Foto: New York Sunday News

Un día como hoy pero de 1968, la canción ‘What a wonderful world’ interpretada por Louis Armstrong llegaba al top número 1 de Reino Unido después de que en su país ni siquiera llegara a los diez primeros puestos. Te contamos la historia de una de las canciones más bellas del mundo. 

Louis Armstrong era un ser imposible: cuando cantaba, lo hacía con esa voz hecha de miel y rocas y pelaba esos dientes que más que perlas parecían pequeñas puertitas de mármol a punto de abrirse; y cuando tocaba, cogía la trompeta y echaba versos en cada nota con sus gigantes cachetes y con sus ojos brincones como si viera los mundos que salían de la campana

Él es imposible porque a través de su música hemos vivido el pasado y removido el presente como si cada cierto tiempo naciera alguien con la simple misión de sacar todo lo que lleva dentro para recordarle al mundo que, a pesar de todo, es lindo estar vivo. 

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En los sesenta, Louis Armstrong, más conocido como ‘Pops’ o ‘Satchmo’, ya era un artista reconocido en el mundo del jazz: había colaborado con grandes como Jimmie Rodgers, Bing Crosby, Duke Ellington, Fletcher Henderson, Bessie Smith y Ella Fitzgerald, había sido un activista que defendía los derechos de las comunidades afroamericanas y además, había llegado a desbancar a los Beatles de los listados con ‘Hello Dolly’. 

Fue en 1967 que Bob Thiele, después de lograr que Armstrong y Duke Ellington colaboraran juntos en ‘Together for the First Time’ y ‘The Great Reunion of Louis Armstrong & Duke Ellington’, le mostró la canción que él y David Weiss habían compuesto. ‘What a wonderful world’ requería de una orquesta completa –lo que era costoso– y al escucharla en su cabeza, Armstrong no pudo más que aceptarla y reducir sus honorarios para lograr tener a todos los músicos que se requerían. 

Según una entrevista de BBC de Londres, Armstrong dijo: “Hay tanto en ‘Wonderful World’ que me trae de vuelta a mi barrio, donde vivo en Corona… Lucille y yo, desde que nos casamos hemos estado ahí mismo, en esa cuadra. Y todo el mundo mantiene su casa en pie como nosotros, y es como una gran familia… Yo he visto tres generaciones crecer en esa calle, y ellos vuelven a visitar al tío Satchmo y a la tía Lucille”.

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Cuando se encontraban grabando en el estudio, el presidente de ABC Records, Larry Newton, se quedó a escuchar la canción, pero lo que oyó no le gustó nada, aparentemente, esperaba algo más movido a lo bepop y no esa dulce balada que emanaba de la gran cueva negra de la garganta de Louis Armstrong. Gritó y amenazó a los músicos, pero no pudo impedir que grabaran el sencillo aquel día. 

Lo que sí logró Newton (no todo el que se apellida así, tiene una mente brillante, valga decir) fue hacer que no se le hiciera ninguna promoción ni comercial al disco ‘What a wonderful world’ por lo que vendió menos de 1000 copias y apareció en el puesto número 16 en los listados estadounidenses. 

Fue gracias a la reedición que hizo EMI un año más tarde, en 1968, que logró llegar al puesto número 1 de Reino Unido para quedarse por cerca de 13 semanas. Dos años más tarde, Pops grabaría por última vez esta canción como parte del álbum 'Louis Armstrong & His Friends' en la que agregó una introducción hablada:

“ Y, ¿qué hay del hambre y la polución? –dicen algunos–. Me parece que no es el mundo el que es tan malo, sino lo que le estamos haciendo a él. Pero escuchen al viejo ‹Pops› por un minuto… amor, mis niños, amor. Ese es el secreto. Si más gente se ama la una a la otra, podremos solucionar muchos más problemas”.

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