Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece.
Uno de los fines del periodismo es la construcción de memoria. En Colombia eso se puede traducir en darle voz a las personas que han padecido la guerra. Unas voces que por desconocimiento no son tenidas en cuenta para la narración de país.
Los datos son una herramienta valiosa como elemento para la reconstrucción de la memoria histórica y eso es lo que demuestra ‘Rutas del conflicto’.
Conocer que entre el año 2000 y 2005, los grupos paramilitares perpetraron al menos 15 masacres en el municipio de Buenaventura, Valle del Cauca; o que, en febrero de 2004, seis personas fueron fusiladas por guerrilleros del Frente 47 de las Farc en el municipio de Argelia, Antioquia; nos da una visión diferente de la historia de nuestros territorios.
Estas historias parten de datos que el grupo de periodistas de ‘Rutas del conflicto’ ha trabajado para visibilizar la magnitud de la violencia de una manera muy sencilla usando datos abiertos.
El proyecto nació por iniciativa de Óscar Parra, un ingeniero de sistemas con mucha pasión por el periodismo, y un equipo de tres estudiantes universitarios que se propusieron en 2011 “mapear” el conflicto armado en Colombia. La idea era contar la historia de la violencia en nuestro país de una manera diferente.
De esta propuesta nace, en 2014, la página web www.rutasdelconflicto.com, un proyecto digital que reúne contenidos en nuevos formatos para que el público entienda realidades complejas en datos sencillos. Partiendo de una base de datos y puliéndola con investigación periodística explican con líneas de tiempo, narraciones, historias y mapas las masacres que han marcado la historia de Colombia desde 1982.
Entre las fuentes que ha utilizado el portal están las suministradas por el gobierno, la información de las audiencias del Proceso de Justicia y Paz, las investigaciones del Centro de Memoria, las sentencias judiciales, los registros de prensa y la base de datos del conflicto del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP).
Lo que inicio como una base de datos ahora es un mapa en el que se puede filtrar la historia de la guerra por grupo armado, ubicación, rango de tiempo y conocer si las víctimas fueron líderes sociales o población vulnerable.
“El proyecto lo que ha hecho, a fin de cuentas, es hacer entender que estos procesos de reconstrucción de memoria tienen que ser incluyentes y trabajar con las personas que han padecido la violencia” dice Juan Gómez, subeditor de ‘Rutas del conflicto’.
Justamente este ha sido uno de los puntos que ha convertido a ‘Rutas del conflicto’ en no solo un mapa de la guerra sino también en una herramienta para la reconstrucción de la memoria de las víctimas.
“Nuestra información ha sido usada por víctimas; ellas han mostrado la información que está en la aplicación como prueba de que son víctimas: dicen que el nombre del papá está allí o que su bien ha sido despojado: ‘mire, como dice esta aplicación’“ cuenta Parra.
‘Rutas del conflicto’ ha sobrellevado varios obstáculos, entre ellos el sub-registro de la información. Muchos casos de masacres no están catalogados como tal. No bastaba con la recopilación y graficación de los datos. El equipo no se quedó en esto y viajo a las zonas para hablar con las víctimas, los protagonistas detrás de los números.
‘Rutas del conflicto’ cuenta con un portal web (www.rutasdelconflicto.com) y una aplicación disponible tanto para Android como iOS.
La iniciativa ha ido evolucionando a otras narrativas como “Yo Sobreviví”, una sección con testimonios de víctimas para incorporar a los sobrevivientes de las masacres en la construcción de su memoria.
“En un futuro cercano queremos lograr que ‘Rutas del conflicto’ sea un repositorio de la memoria del conflicto del país” agrega Juan Gómez, subeditor del proyecto.
En junio de 2017, ‘Rutas del Conflicto’ se ganó el premio Data Journalism Award a ‘Mejor sitio web de periodismo de datos del año’, uno de los más importantes de periodismo de datos del mundo. El proyecto fue seleccionado entre más de 500 propuestas.
Las víctimas en las regiones pueden verse a sí mismas en la narración de la historia de Colombia con proyectos como ‘Rutas del conflicto’ que utilizan los datos abiertos como un esqueleto para componer el cuerpo del país.
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