El río, en diferentes lugares de Colombia, se constituye como un camino de la vida. En torno a él, las comunidades se congregan y organizan su cotidianidad.
Esta vez, ‘Así suena la noche‘, llegó al departamento de Caquetá, exactamente a Morelia, un lugar en donde campesinos, citadinos y comunidades indígenas, han descubierto esa conexión ancestral y comercial con las venas del planeta. En esta región del país a los sonidos de la noche y al cielo estrellado se suman las actividades de pesca, que según los habitantes de esta tierra, se hace más productiva y sencilla cuando el sol cae.
En la noche, los peces que de día se asustan ante cualquier ruido, se acercan a las orillas en busca de alimento, haciendo así más fácil que los pescadores los recojan con su red.
Junto a Nadia orozco, este recorrido por Florencia también nos lleva a un círculo de la palabra de una comunidad indígena. El círculo se realiza en las noches, al tiempo con los rituales del mambe, que consisten en masticar coca seca, considerada como una planta sagrada de nuestros antepasados.
Así, en las noches la Maloca se llena con la palabra de la comunidad, la noche se vuelve el lugar en el que se comparten vivencias a través de la palabra de vida, alrededor del fuego, recordando las enseñanzas de nuestros abuelos, con el propósito de aprender a conocer y controlar las emociones, transformando pensamientos en formas más equilibradas de vida en amor, gratitud, respeto y armonía.
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