Las mujeres de nuestra región

Este es un reconocimiento a la lucha por la igualdad: a la madre cabeza de hogar, a la cantaora, a la artista, la deportista, la artesana y la campesina. A la líder comunitaria, a la emprendedora, a la innovadora, a la que genera procesos de resistencia y resiliencia.

Estos son algunos perfiles que han sido contados en nuestro programa Somos Región. Historias como la de Luz Dary Díaz, una agricultora urbana de la ciudad de Bogotá o la de Luz Estella Luna, folclorista, ícono de la rajaleña y de la cultura opita en el Huila; también  la de doña Ana Belén, cantadora de ordeño y vaquería en el Meta, la de Adriana Solarte, agricultora y piscicultora de Putumayo, la de Martha Ubaldina Calderón “cantaleta” en el Caquetá o la de doña Olga María, una líder comunal que trabaja por las personas víctimas del conflicto en Casanare, son las historias  que queremos enaltecer en el día de la mujer.

Mujeres y tejidos en BoyacáFoto: Mujeres y tejidos en lana en el departamento de Boyacá – Ewgduan Ortiz de Canal Trece

Luz Dary Díaz es una mujer cabeza de hogar que se ha unido a otras mujeres decididas a asegurar la alimentación de su familia a través de productos naturales, sin químicos; es así como ellas mismas se encargan de cultivar sus alimentos, buscando semillas que no estén modificadas genéticamente y cultivándolas en sus azoteas.

No todo fue color de rosas para ella. Recuerda los primeros fracasos en el cultivo, las primeras cosechas, los sancochos comunitarios y las peleas con su familia por tomar la decisión de ser agricultora en una ciudad sin tierra. Actualmente pertenece a una comunidad de ya más de 30 madres que se enorgullecen de estar seguras de su alimentación y la de su familia.

Luz Estella Luna se convirtió en la embajadora de la cultura tradicional aipuna, y fue llamada La Folclorista Mayor en el departamento del Huila. Su título no fue gratis: se lo ganó por una labor de más de 30 años de recorrido artístico por los mejores y más grandes escenarios de la cultura de nuestro país, con su grupo de rajaleñas Aires de Piedra Pintada.

Doña Luz amaba profundamente su trabajo. Su talento y su arte eran parte de su vida, porque cuando era su turno de actuar, crecía física y espiritualmente, transmitiendo por medio de un grito rajaleñero el amor por su Huila,

En Cumaral (Meta) está Ana Belén Babativa, una mujer de 62 años que les canta a los animales. Gracias a las enseñanzas de su abuela, a quien constantemente oía cantar durante el ordeño, surgió su amor por esta tradición que hoy es Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia: los cantos de ordeño y de vaquería en los llanos orientales.

Joven IndígenaFoto: Joven indígena en el departamento de Guaviare – Jhonatan Acosta de Canal Trece

Después de ser declarado Patrimonio, se les ha dado más protagonismo a los hombres en esta práctica, pero Doña Belén es la prueba de la importancia femenina en esta práctica, mostrando su talento y participando en algunas convocatorias de cantos de vaquería como portadora de los cantos de ordeño, representando el municipio de Cumaral.

Adriana Solarte nació en el municipio de Samaniego (Nariño) y cuando era niña sus padres la llevaron al municipio de San Miguel en el departamento del Putumayo en busca de la bonanza de la coca. Al principio le costó adaptarse, pero con el tiempo empezó a vivir alrededor de la cultura de la coca. Sus proyectos de conseguir varios recursos y de mantenerse económicamente con la coca se vieron truncados cuando llegó la erradicación de cultivos ilícitos; para la familia fue un golpe duro, se debía pensar en el hecho de continuar con los cultivos de coca o buscar otras alternativas.

Mujeres y amasijos en BoyacáFoto: Mujeres y amasijos en el departamento de Boyacá – Ewgduan Ortiz de Canal Trece

Entonces tomó la decisión de dejar el campo y radicarse en la ciudad junto a su familia, allí, ella comenzó a trabajar en varios oficios y su esposo a estudiar en el SENA aprendiendo sobre la crianza de peces. Comenzaron así un nuevo estilo de vida, volvieron a la finca dejando atrás la coca, y ahora se dedican a la crianza de tilapia y mojarra.

Oriunda de Pitalito (Huila) y radicada en el municipio de Belén de los Andaquíes en Caquetá, Martha Ubaldina Calderón lleva 23 años frente a un programa en la Radio Andaquí llamado “La Cantaleta”, sobrenombre que también le atribuyen a ella. Llegó al municipio huyendo de un borracho con el que se casó y tuvo dos hijas, las cuales decidió criar ella sola.

Mujer cocinando fariña de yuca Foto: Mujer cocinando fariña de yuca – Jhonatan Acosta de Canal Trece

Trabajó de empleada en casas, heladerías y cafeterías hasta que decidió abrir su propio restaurante. Al tiempo se abría una convocatoria para locutores o personas que les gustara hablar y trabajar en la emisora comunitaria del territorio Andaquí. Martha vio la oportunidad y se presentó, allí vieron su perfil de una mujer de carácter fuerte, por eso decidieron apostarle a un nuevo formato a manera de "Cantaleta"

Por su parte, doña Olga María Perilla es representante de las víctimas en el municipio de Maní y de la mesa departamental en Casanare, y trabaja por la paz y por las víctimas del conflicto armado. Una mujer que desde muy niña ha sido defensora de los derechos de las personas.

Su vida no ha sido fácil, sufrió maltrato físico más de 16 años por parte de su primer esposo, persona que incluso llego a amenazarla de muerte. Sin embargo, logró huir a la ciudad de Bucaramanga dejando atrás la tierra que la vio crecer; sin techo ni abrigo quedó desprotegida junto a sus hijas, situación que le cambió la vida.  

Mujer haciendo telar Foto: Mujer haciendo telar en el departamento de Boyacá – Ewgduan Ortiz de Canal Trece

Pasados dos años y medio regresó a su tierra y se casó de nuevo con un hombre con el que decidió formar una asociación de víctimas del conflicto. Por medio de esta, con 87 núcleos de familias vinculadas, empezaron a gestionar a nivel local, departamental y nacional proyectos, logrando que todas ellas reciban atención integral por parte de los distintos gobiernos.

Estas son tan solo un puñado de historias dentro de muchas que están marcadas por la fortaleza, la constancia y la paciencia. Porque las mujeres campesinas colombianas son sinónimo de carácter y resistencia.    

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