Siete años después de su estreno en julio de 2015, una de las obras recientes más feroces del Teatro La Candelaria volverá a las tablas: Camilo, un homenaje escénico al célebre sacerdote insurgente bogotano Camilo Torres, conocido popularmente como “el cura guerrillero”. Pionero de la Teología de la Liberación, docente, político e intelectual, Torres ha pervivido en la memoria nacional como un símbolo de las luchas sociales y populares, y como un referente para los movimientos sociales y la insurgencia eclesiástica latinoamericana. Fue cofundador, junto a Orlando Fals Borda, de la primera facultad de Sociología de América Latina en la Universidad Nacional de Colombia y, más adelante, miembro del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en cuyas filas murió en 1966, en un combate contra las tropas de la Quinta Brigada del Ejército Nacional de Bucaramanga.
Dirigida por Patricia Ariza y resultado de un proceso de creación colectiva, esta obra es, en sus palabras, “un acto de recuperación de la memoria al pie de la conmemoración de los cincuenta años de su muerte y de la celebración de los cincuenta años de vida de nuestro grupo”. La razón principal que impulsó al grupo a retomar desde las artes escénicas la figura de Camilo Torres fue la de tratar de entender en sus propios cuerpos las complejidades que concentró en su vida: el misticismo, la rebeldía, el amor y el sacrificio. Para Ariza y su grupo, el teatro es justamente el lugar donde realmente se puede ahondar en esas contradicciones, en “la comprensión tanto en la humanidad de este hombre histórico, como en el conflicto social que vivimos”.
“De un lado, Camilo nos propone el amor eficaz hacia los otros. Del otro, él mismo vivió la dificultad de ejercer el ‘apostolado’ o la militancia como un derecho legal y un acto de justicia. Y, por último, está la decisión fatal de Camilo de rebelarse contra el establecimiento y vincularse a la insurgencia en la que muere en su primer y último combate”, escriben en la presentación de esta temporada, que comienza este martes 15 de febrero y se extenderá hasta el próximo sábado 26 de febrero. La intención, dicen, más que producir una pieza histórico-biográfica sobre la vida del sacerdote rebelde, es suscitar sentimientos, emociones y evocaciones en “un ejercicio singular de abordarlo desde nosotros y nosotras” y, desde allí, “viajar con él por la fe, la rebeldía y el amor eficaz”.
La música es de Hernando Forero y Nicolás Uribe, con escenografía de Jorge Ardila. Las funciones serán a las 7:30 de la noche y el costo de la boleta es de $14.000 para estudiantes, adultos mayores y personas en condición de discapacidad, y de $28.000 para los demás espectadores. Como concluye el grupo de La Candelaria, con Camilo, al final, se busca señalar a los espectadores que todavía sobre la muerte de Camilo Torres hay un vacío y que, para seguir insistiendo sobre ello, los actores deben prestarle sus cuerpos para un nuevo acto de traerlo al presente: “El cuerpo de Camilo está oculto; para sus seguidores, desaparecido. Nosotros y nosotras, en un acto de fe en la memoria, prestamos, como dice uno de los actores, nuestro cuerpo para su búsqueda y su presencia”.
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