La judoca Luz Álvarez llega a Tokio 2020 con una estrategia clara: ceder para vencer

A Luz Álvarez siempre le gustó la pelea. Eso sí, la pelea que veía en televisión. Recuerda que, cuando era niña en su natal Jamundí, le encantaba ver Karate Kid y los Power Rangers y, a lo mejor, algo aprendió, porque Álvarez lleva más de dos décadas dedicada al judo y, solo este año, ganó la medalla  de oro en el Open Panamericano de Judo en Guayaquil 2021. Además, será la representante colombiana de esta arte marcial en los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

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Paradójicamente, explica Álvarez, el principio filosófico del judo no es la pelea, sino algo que parece ir en contra de cualquier conflicto: el equilibrio y la no resistencia. Esta tradición marcial nació, según se cuenta, durante el Siglo VI después de Cristo, cuando un sabio médico japonés notó que, durante el invierno, las ramas más gruesas de los árboles caían bajo la presión de la nieve.

Así, el médico reflexionó sobre esto y desarrollo el que sería el principio básico del judo: ceder para vender. Usar la fuerza de la corriente para coger impulso en lugar de resistirla. Esto lo aprendió Álvarez cuando no podía practicar hapkido en una escuela cerca a su casa en Jamundí, y lo aprendió luego también haciendo sus primeras posturas en las colchonetas de su escuela, cuando entrenaba con Ruperto Guauña, también maestro de Yuri Alvear. 

Esto es lo que explica Álvarez días antes de su competencia en Tokio 2020, competencia a la que llegó por una mezcla de talento y azar. El Trece habló con ella sobre sus expectativas en los Juegos Olímpicos, cómo llegó al judo y qué espera tras las olimpiadas. 

¿Cómo logras la clasificación a Tokio 2020?

La clasificación en judo es un poquito compleja de entender, pero la voy a intentar resumir. Hay dos métodos. Uno es estar entre los mejores 18 del mundo. La otra opción es tener más puntos que todos en tu país. O sea, un tipo de competencia con los otros en Colombia de todas las divisiones de peso. Desde que yo inicié mi ciclo tenía el pensamiento ambicioso de clasificar directamente, o sea, estar entre las mejores 18. Este camino es muy largo y se presentaron bastantes cosas pero, al final, solo Yuri Alvear clasificó directamente. Luego, esa cuota Continental la tuvo un compañero de Santander ocho meses; luego la tuvo un compañero del Valle cuatro meses y después yo, que cogí el cupo desde agosto del 2019 hasta abril de este año. 

Sin embargo, todo el mundo sabe que Yuri en enero se retiró obligatoriamente por su lesión en la rodilla. En abril Yuri sale del top 18 y ella es la que mantiene puntos de nosotros. Cuando se cierra la clasificación, ella continúa teniendo la cuota continental. Lo que hicieron fue, entonces, cederlo a la mujer que le sentía ella en puntos y pues esa mujer era yo. Y así pues fue muy complejo todo esto, pero pues al final se logró la clasificación. 

¿Qué esperas encontrarte en Tokio 2020 y cómo te estás preparando para esto?

Esta es mi primera olimpiada y la verdad me imaginé una cosa completamente diferente. Pero pues ya sabemos que el Covid 19 golpeó al mundo inesperadamente y nos cambió muchas cosas. Pienso que no van a hacer los mismos Juegos Olímpicos que de pronto yo en algún momento observé por televisión, pero la verdad los estoy disfrutando de la mejor manera, porque Dios me dio esa oportunidad. La tengo que abrazar con toda la ganas del mundo y obviamente sé que me espera allá mucho protocolo de cuidado, de distanciamiento con las demás personas. También espero mucho orden, ya que conozco un poquito de la cultura japonesa y sé que ellos son bastante disciplinados en todo, entonces creo que igual lo que voy a vivir va a ser bastante bonito y una experiencia muy bonita para mi vida. 

¿Qué has visto de tus competidores de otros países?

Conozco especialmente a los de acá de América que van: una chilena, una brasilera y Paula Pareto de Argentina que, a propósito, es la campeona olímpica actual. A las otras pues a algunas las he observado compitiendo y a las que no, hice una lista para saber más o menos por qué lado se paran o qué técnica hacen, como para tener un sondeo de todas. Que en el momento que salga el sorteo, pues yo ya tengo ahí el trabajo hecho.

Llevas 24 años de tu vida dedicada al deporte pero, ¿Cómo llegas al judo?

Siempre cuento que me llamaban mucho las películas de artes marciales. Karate Kid y esa serie de Power Rangers o todas esas cosas de pelea. Me encantaban. De hecho, me acuerdo que donde yo vivía había una escuela de hapkido. Y yo iba y mis papás en ese momento no tenían para darme la mensualidad. Entonces yo veía los entrenamientos por la ventana e intentaba ir a hacer las cosas que veía en mi casa. Obviamente sé que no las hacía bien, pero pues lo intentaba. Siempre fui como una niña muy de correr, montar bicicleta, de patinar. Siempre estaba muy activa en todo. 

Hasta que llegó el profesor Ruperto Guauña a la escuela donde yo hacía mis estudios primarios a enseñar educación física y pues él también sabía de judo. En ese momento mi escuelita ganó el premio a la mejor escuela del municipio Jamundí. Le dieron un dinero y mi entrenador hizo un proyecto para la compra de unas colchonetas. No eran la aptas para hacer judo, pero igual usted sabe que uno de niño se disfruta todo. Nosotros éramos muy felices en nuestras colchonetas.

Después que hice la primera competencia y gané; luego ya empecé a entrenar en el dojo oficial de jamundí, que tampoco es tan cómodo. Pero obviamente de ahí han salido muchos deportistas. En los deportes individuales se sobresale más fácil que en los de equipo. Acá en Jamundí se mueve sobre todo el fútbol y el baloncesto. Le confieso que un día intenté pasarme al baloncesto, pero ahí sí hubiese sido un fracaso total, porque con mis 1.53 centímetros de estatura no creo que hubiese hecho mucho. La verdad pienso que Jamundí es la base del judo feminino en Colombia.

Y ¿Qué crees que tiene Jamundí para ser cuna de tantos judocas?

Primero que todo, pienso que la gente tiene como el biotipo, el talento. Pero también pienso que ha ayudado mucho el profesor Guauña, que es una persona que lo que más le ha inculcado a uno es la disciplina. Como todos saben, las mujeres somos más juiciosas que los hombres y obviamente él tiene un trato muy estricto. Las mujeres de por sí también somos un poquito más sumisas y de pronto los hombres no toleran tanto. Pienso que ese puede ser el éxito. Las primeras judocas que empezamos a salir, abrimos un camino y ahora las siguientes ya ven como ejemplo todo lo que pueden lograr, todo lo que pueden llegar a ser, lo que pueden llegar a conocer o llegar a obtener. Pienso que las que vienen ya tienen un referente. También con Yuri que ha sido pues la deportista con más resultados en nuestro país. 

Cuéntanos cómo ha sido la relación con Yuri Alvear, quien ha sido medallistas de bronce y plata en las ediciones pasadas de los Juegos Olímpicos. 

Yo empecé judo primero que Yuri y tuve la oportunidad de ver todo el proceso, por todo lo que ha pasado. La verdad nosotras tenemos muy buena relación, también han habido inconvenientes porque todo hay que decirlo. Ahora ya pasó de compañera o amiga a entrenadora, pienso que no ha sido tan difícil porque pues siempre he sido una persona que respeta mucho y más cuando hay una autoridad y cuando te quieren ayudar. La verdad me sentí muy feliz cuando recibimos la noticia y si antes como amiga me daba consejos, ahora como entrenadora pienso que ha estado más pendiente todavía y eso lo agradezco mucho. Eso es lo que todos los que vienen detrás tienen que aprovechar también. 

A pesar de ser un deporte individual, debes tener una robusta red de apoyo ¿Quiénes son esas personas con las que siempre puedes contar?

Yo sé que el deporte es individual a la hora de competir. Pero soy muy consciente de que para llegar hasta lo más mínimo se debe tener un equipo de acompañamiento. Yo siempre he tenido en mi equipo a Dios, primero que todo y fundamentalmente a mi mamá, que ha sido como mi manager. A mis hermanos, mis sobrinos, a muchos amigos y a mis compañeros de entreno. También el acompañamiento de INDERVALLE ha sido fundamental porque nos ofrecen seguridad social, médicos, fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos y, a mí por lo menos, me han tocado los mejores. En la parte administrativa han sido fundamentales la Federación, la Liga y el Comité Olímpico. 

La verdad es que detrás de un deportista hay un montón de personas, un montón de inversión y un montón de lágrimas, de cosas que se sufren. Yo en el judo he experimentado todos los sentimientos existentes: los malos y los buenos, pero uno tiene que intentar quedarse con lo mejor, con las buenas experiencias. Es lo que siempre intento sacarle a todas las personas y a todas las oportunidades que se dan.

El año pasado mencionaste en un par de entrevistas que planeabas retirarte tras tu participación en los Olímpicos de ese año, pero ya sabemos qué pasó en 2020 y que seguiste compitiendo, ganando incluso la medalla del Open Panamericano de Judo en Guayaquil 2021. ¿Qué has pensado de esta decisión?

Lo que pasa es que yo soy muy buena paga y esta deuda la tenía conmigo, la tenía con mi familia y con muchas personas a mi alrededor. Entonces, como soy buena paga, intenté hacerlo hasta el final. Gracias a Dios se dio la oportunidad de cumplir con el oro. En estos momentos me veía de pronto no fuera del judo, pero sí trabajando en pro de este. 

Primero que todo, no me siento vieja, pero creo que en algún momento de la vida uno tiene que cerrar ciclos y etapas. Obviamente también tengo otros proyectos de vida. Yo soy profesional en deporte y soy especialista en dirección y gestión deportiva y pienso que ser deportista de alto rendimiento no te deja cumplir esas funciones a cabalidad. Pero en este momento estoy enfocada en Tokio. 

No sé todavía qué pasará porque no voy a tomar decisiones a la loca, porque tampoco es fácil. Yo soy Selección Colombia desde el año 2000 y para mí no va a ser fácil. Entonces, ahora voy a Tokio y pensaré en Tokio. ¿Después de Tokio? Ya veremos con cabeza fría y con los pies en la tierra tomar una decisión. 

También eres una persona muy creyente en Dios ¿cómo se mezcla este arte marcial oriental con la idea de “poner la otra mejilla”?

Esa parte que es diferente. Esto es del deporte y uno encima del tatami, la colchoneta donde competimos, es rival, uno es competidor. Pero ahí no nos estamos jugando la vida. De hecho, antes me sentía súper, súper mal cuando perdía. Ahora me siento mal, pero ya no de esta manera. El judo hace parte de mi vida, pero no puedes llegar a pensar que es una guerra verdadera. Es un deporte como el atletismo, como las pesas, sino que es un deporte de combate cuerpo a cuerpo. Pero nunca lo he tomado de mala manera o he intentado hacer algo sucio o algo así. La verdad nunca. Pero obviamente si  todas quieren coger la medalla de oro, yo tampoco voy a ser la excepción y claramente intentaré siempre ganar limpiamente. 

Cuéntanos sobre la filosofía tras el judo, ¿Crees que es útil para más contextos en la vida?

El lema del judo es ceder para vencer.  A veces uno, dentro de un combate, deja que el oponente venga con algo y, con la misma fuerza que ese oponente viene, con eso mismo tú lo puedes lanzar. Esa filosofía de pronto también se puede aplicar para la vida. ¿En qué caso? A veces sabes que hay problemas, pero yo pienso que la mejor manera no es ir a responder con la misma moneda, sino más bien intentar coger calma, ceder y, si usted tiene la completa seguridad que está haciendo las cosas bien, pues luego va a vencer con cualquier experiencia. Es un bonito lema.
 


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