¿El milagro de los hongos? Sí, es un tema que podría sonar extraño para explorar en un documental de una hora y veinte minutos. Pero el director y amante de los hongos Louie Schwartzberg ha hecho exactamente eso con Fantastic Fungi (2019), y el resultado es fascinante, informativo, hondo, educativo y absolutamente entretenido.
Narrado por la actriz californiana Brie Larson (Room, Captain Marvel) y con un impacto visual tremendo por el trabajo de cámara que alterna timelapses y secuencias en slow motion, este documental de 2019, que llegó hace pocos días al catálogo de Netflix, poco convencional examina todos los aspectos de lo que crece de la tierra: desde el primer hasta el último aliento de una de las formas de vida más antiguas —desde las más grandes hasta las más microscópicas— que vienen del suelo desde hace dos mil millones de años. El documental pone la lupa sobre eso que brota del suelo en todas las formas, tamaños y colores.
La película señala que hay mucho más en los hongos que nuestros usos alimenticios comunes; con él aprendes cuánto contribuyen a la inteligencia del ecosistema. Ni animal ni vegetal, sino algún híbrido intermedio, el fungi que se convierte en los hongos que conocemos es casi indefinible. El fungi es su propio reino, que consta de más de 1,5 millones de especies diversas de levaduras, mohos y hongos en este planeta en particular; y, aunque muchos de ellos pueden ser mortales, la mayoría de ellos están, de una manera maravillosamente clandestina, reparando el planeta y el ecosistema a pesar de nuestros intentos por devastarlo.
En Fantastic Fungi, los hongos cobran vida propia. Existe toda una subcultura de amantes de las setas que dedican su vida a estudiar, analizar, definir y adorar las variedades de hongos que reponen el suelo. Entre ellos se incluyen científicos, investigadores médicos, educadores, chefs y autores de libros de cocina (muchos de los cuales son entrevistados aquí). Son un grupo por momentos delirante, pero en el documental aportan momentos absolutamente divertidos.
Claro, muchos están en estados alterados de conciencia. Porque esa es otra región del conocimiento que atañe a los hongos aquí: sus usos psicodélicos. Los entornos de trabajo de estos sujetos que exploran todo su potencial alucinógeno van desde los laboratorios de Yale hasta las convenciones de las comunas hippies en el Big Sur. Algunos incluso creen que las personas son descendientes de los hongos.
Hoy en día, esos mismos hongos se estudian en la investigación de curas para el cáncer y el Alzhéimer, y se enseñan en cursos de psiquiatría y ciencias del comportamiento en el Hospital Johns Hopkins. Se cree que los hongos mágicos —místicos e inexplicables— pueden ser agentes primarios en el tratamiento de la ansiedad, la depresión, el miedo a la muerte y la prolongación de la vida. Y, claro, también pueden acabar con un ejército de ácaros en tu cama.
La invitación de Fantastic Fungi, como dice el crítico Rex Reed, es a entrar al reino fungi bajo nuestro propio riesgo. Al mundo de las setas y los hongos: esos que pueden convertir cuatro huevos en un omelette cuatro estrellas o matar un elefante de cinco toneladas en cinco minutos. Estas formas de vida son tan excéntricas como las personas que los ven crecer bajo un microscopio, y una fuente de un encanto infinitamente sorprendente. Así es la película.
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