Chicharock Festival: Por la protección del Páramo

Guasca vivió la octava versión del Chicharock, el único festival rockero en toda la región del Guavio, al oriente del departamento de Cundinamarca. Punk, thrash, ska, música andina y mucha chicha se juntaron para visibilizar las problemáticas socioambientales y hacer memoria del lugar del que hacen parte, por medio del arte y la alegría.

Como festival independiente que se autogestiona hace varios años, pretende unir fuerzas entre asociaciones y colectivos. Inicialmente lo impulsó la Asociación Comunitaria Fortaleza de la Montaña, la cuál ha trabajado en defensa del páramo y en pro de generar vínculos fuertes entre los habitantes, haciendo uso de la investigación.

Así se ha ido convirtiendo en un espacio para que más parches se junten y se cree un evento sólido. Por ejemplo, el colectivo Suagua, unos niños campesinos que a través del aprendizaje de fotografía y lo audiovisual conocen su territorio. Y así sucede con las bandas, las personas que aportan los diseños del evento, los posters y quienes preparan la chicha de sabores muy variados, la sabrosa sopa también.

 

“Es un espacio donde confluye lo rural y lo urbano. Un escenario importante para plasmar el mensaje en los jóvenes de defender el territorio a través de la cultura, de la música. Y con alegre rebeldía”. Nos contó la Asociación.

 

El plato fuerte es el concierto, con agrupaciones que provienen de municipios cercanos como La Calera o Tocancipá. Pero este año las bandas de Guasca estuvieron muy presentes, como El Son del Frailejón, The Hunters TH, Humanosis, Arkrasia y Retasos. De Bogotá llegó un parche de chicas que se encargó de la Batucada. Y desde Sopó otro par de chicas que hicieron malabares con fuego. Todos con ánimo de ser parte de un mensaje político-ambiental, como estar en contra de la extracción de hidrocarburos vía fracking.

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The Hunters TH. Banda de Guasca que se ha posicionado en la escena del thrash colombiano.

Así el Chicharock se vuelve un espacio que pone sobre la mesa muchas discusiones, a pesar de que haya un mensaje concreto que movilice la edición. En esta ocasión se quiso "amplificar los rugidos de la memoria del territorio". Es decir, hablar de cómo la naturaleza y el agua en el Guavio y Chingaza fueron víctimas del conflicto armado. Y con motivo del Paro Nacional, decidieron unirse para replicar la multitud de voces que se han dado desde la ciudad, poniendo al páramo como centro de lucha.

El dinero recaudado de la entrada, la chicha y la sopa se utiliza para gestionar algo en pro de la comunidad. En la edición ‘Guarichas montañeras’, que impulsó la labor de las mujeres campesinas y sus cuidados, los recursos se usaron en una ‘Muralatón’ para pintar 15 casas del campo, con dibujos inspirados en el agua, la montaña, la flora y la fauna.  

Chicha local en el Chicharock.

Chicharock no solo fue toque el 30 de noviembre, también estuvo lleno de actividades. La caminata a la Vereda La Floresta, un par de conversatorios sobre la negación al servicio militar y la protección del Río Guavio, una poderosa Batucada en el parque principal de Guasca y para cerrar, el concierto extremo que se extendió hasta las 12 de la media noche, con su pogo incluido y con la chicha como testigo del frío paramuno.

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