Ambos son reconocidos compositores románticos (del movimiento estético) que nacieron por escasos siete años de diferencia: Johannes Brahms en Hamburgo y Piotr Ilich Chaikovski en Vótkinsk. Alemania y Rusia, respectivamente. Dos naciones que estarían poco más de una década de enfrentarse militarmente en la Primera Guerra Mundial cuando murió Brahms, en 1987. Cuatro años antes, había fallecido Chaikovski, con 53 años, diez menos de los que vivió Brahms.
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Los dos, también, alcanzaron un reconocimiento importante como compositores y obras como 'El Lago de los Cisnes' o 'Las Danzas Húngaras', siguen interpretándose en la actualidad y, como si fuiera poco, nacieron un 7 de mayo. Por eso, te contamos a continuación cinco datos curiosos de estas dos luminarias de la llamada 'música académica'.
Brahms:
– Nació en Hamburgo, en una familia de escasos recursos y, aunque pronto demostró su habilidad para el piano, sus composiciones nunca fueron bien recibidas en su país natal. Por esta razón, se mudó definitivamente a Viena, en Austria, donde compuso la mayoría de su obra y fue ampliamente respetado.
– Brahms fue gran amigo del compositor Robert Schumann y su esposa, la pianista Clara Wieck, con quien vivió el intento de suicidio de Schumann y su posterior muerte en 1856. Por Clara, sin embargo, estuvo toda su vida enamorado y era a quien solía presentarle sus trabajos antes que a nadie.
"Desearía poder escribirte tan tiernamente como te amo y decirte todas las cosas buenas que te deseo. Eres tan infinitamente querida para mi… Si las cosas pudieran ir más lejos de como están en este momento... Si solo pudiera vivir en la misma ciudad contigo y mis padres… escríbeme una bella carta pronto. Tus cartas son como besos".
Carta de Brams a Clara Schumann del 31 de mayo de 1856
– Fue el representante más clásico y conservador en lo que se llamó la ‘Guerra de los románticos’, una disputa estética entre dos “bandos” de compositores. Por un lado, estaba Brahms, Clara Schumann y Joseph Joachim, enfrentados a las apuestas creativas más progresistas de otros compositores, como Liszt y Wagner.
– La escritora chilena Elizabeth Subercaseaux, tataranieta de Robert Schumann, escribió una novela sobre la vida de Brahms. Allí, cuenta, descubrió que no era un hombre grosero y malhumorado, como suele presentársele, sino una persona generosa, que disfrutaba de la buena comida y la cerveza.
– Subercaseaux también revela que, además de la música, su pasión fue la naturaleza, aunque le tenía miedo al mar. Aparte de esto, odiaba montar bicicleta y, aunque es un reconocido compositor, jamás compuso una ópera.
Chaikovski:
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– Chaikovski nació en una familia de clase media y alrededor de sus cuatro años ya tocaba algunas piezas de Chopin. Su figura es tan importante para la cultura rusa, que no solo una ciudad y una calle llevan su apellido, sino también un cráter en Mercurio.
– Durante 16 años mantuvo una relación de amistad por correspondencia con la empresaria Nadezhda von Meck, ferviente admiradora suya quien fue su mecenas durante todo este periodo, bajo la promesa de nunca conocerse personalmente.
– A la par que su fama crecía, su vida personal se deterioraba. No solo terminó su relación de mecenazgo con Nadezhda von Meck en 1890, sino que sufría episodios de depresión, que varios biógrafos vinculan con su homosexualidad reprimida.
– Hizo obras por encargo para los zares Alejandro I, II y III. Este último, lo condecoró con Orden de San Vladimiro en 1884 y es la muestra del respaldo oficial que tenía el compositor. Sin embargo, el respaldo no iba de la mano con el éxito en Rusia. Si bien era muy conocido en Europa y Estados Unidos, varias de sus obras fueron fracasos en sus estrenos, como es el caso de la Overtura de 1812.
– Aunque fue condecorado por Alejandro III, el gobierno de este era implacable. Su muerte se atribuye usualmente a la cólera, pero tesis posteriores sugieren un suicidio promovido por su vida en una Rusia que castigaba con la muerte la homosexualidad.
No había visto nunca tal triunfo. Vi como toda la audiencia se conmovía y me daba las gracias. Estos momentos suponen el mejor reconocimiento de toda la vida de un artista. Hacen que toda la vida empleada y todo el trabajo valgan la pena.
Carta a von Meck tras el éxito de su Tercera Suite orquestal de 1885
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