Así construyen los Tikuna sus viviendas sostenibles en la Amazonía colombiana: una lección ancestral frente al cambio climático

Desde pilotes de madera hasta techos de palma, esta comunidad indígena ha creado un modelo de arquitectura resiliente que inspira al mundo actual.

Los tikuna, también conocidos como ticuna, habitan principalmente en la región amazónica de Colombia, Brasil y Perú, especialmente a lo largo del río Amazonas y sus afluentes. En Colombia, se encuentran principalmente en el departamento del Amazonas, en resguardos como San Antonio de los Lagos, San Sebastián, El Vergel, Macedonia, Mocagua y Cothué-Putumayo.

Una respuesta indígena a la crisis ambiental global

En un planeta donde las ciudades buscan desesperadamente alternativas más verdes y sostenibles, un grupo humano en la profundidad de la Amazonía colombiana ha tenido la respuesta desde hace siglos. Son los Tikuna, una comunidad indígena que ha perfeccionado su arquitectura ancestral para convivir con la selva, el agua y el clima.

Sus viviendas (elevadas, frescas, hechas con materiales naturales) no solo ofrecen protección frente a las inundaciones, sino que también representan un modelo arquitectónico de bajo impacto, respetuoso con los ritmos de la naturaleza. Hoy, cuando los efectos del cambio climático urgen nuevas soluciones, las malokas Tikuna emergen como un camino posible.

Malokas sobre pilotes: sabiduría que resiste el agua y el tiempo

La selva amazónica impone condiciones complejas: humedad permanente, lluvias torrenciales, suelos inestables. Sin embargo, las viviendas Tikuna han evolucionado como un organismo vivo. Las malokas se construyen sobre pilotes de madera resistente, elevando la estructura para evitar el contacto con el agua y las alimañas.

Los techos de palma (grandes y en ángulo) favorecen el drenaje, mientras que las paredes de yarumo o guadua permiten una ventilación natural constante. Todo está pensado para vivir en equilibrio con el entorno, sin alterar el ciclo del agua ni depender de sistemas artificiales.

“Las viviendas Tikuna, al estar elevadas y contar con techos inclinados, aprovechan las condiciones naturales de la región para mantener la frescura interna sin necesidad de aire acondicionado”, explica el arquitecto e investigador Camilo Camacho (Universidad Nacional, 2021).

Ingeniería indígena: cuando lo tradicional es también lo más innovador

Aunque para muchos parezca un método rústico o primitivo, expertos en sostenibilidad aseguran que las técnicas constructivas Tikuna representan una bioarquitectura avanzada. ¿Por qué? Porque integran soluciones naturales, usan materiales renovables y tienen un impacto ambiental mínimo.

Según la Fundación Gaia Amazonas (2022), estas viviendas no solo resisten las inundaciones, sino que además ayudan a preservar los ecosistemas al no introducir cemento, plástico u otros materiales contaminantes.

“El uso de madera local, techos de palma y diseños que promueven la ventilación cruzada es lo que ahora llamamos arquitectura climáticamente inteligente”, afirma Carlos Perafán, profesor de diseño sostenible en la Universidad Nacional de Colombia.

Una herencia con futuro: lecciones para la arquitectura urbana y rural

En un momento en que la arquitectura busca soluciones para enfrentar tormentas, incendios y sequías, mirar hacia las comunidades indígenas no es nostalgia, sino estrategia. Las viviendas Tikuna demuestran que es posible construir de forma eficiente y sostenible, sin necesidad de tecnología costosa ni energía intensiva.

Ya hay iniciativas que buscan adaptar el modelo Tikuna a viviendas rurales modernas en zonas de alto riesgo, utilizando principios similares: elevación, ventilación natural, materiales biodegradables y orientación climática.

Además, estos saberes ancestrales no solo solucionan un problema técnico, sino que reconectan al ser humano con el territorio, con el tiempo cíclico y con la noción de cuidado colectivo.

Tikuna: construir con el corazón de la selva

Cada maloka Tikuna es mucho más que un refugio. Es un acto de conexión con la tierra, una manifestación cultural y un espacio simbólico de comunidad. En ellas se nace, se celebra, se enseña y se cuida.

Estas viviendas no se piensan como propiedad individual, sino como parte de un ciclo de vida en armonía con el bosque, el río y los ancestros. Esa relación con el entorno es lo que les da resiliencia climática y un valor que trasciende lo técnico: son un modelo espiritual y colectivo de habitar.

Conclusión: del saber ancestral al futuro de la sostenibilidad

La arquitectura Tikuna nos recuerda que el conocimiento indígena no es una reliquia, sino una fuente viva de innovación ambiental. En tiempos donde buscamos formas de construir un futuro más verde, mirar hacia estas comunidades es mirar hacia adelante.

 

🌿 “El conocimiento ancestral no es solo una herencia cultural, sino una herramienta para enfrentar los retos del mañana.”

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