Colaboración periodística
No tan a menudo surgen proyectos que van en contravía de todas las reglas que la moda dice no seguir porque, aunque en ocasiones, la moda parece ser solo la ropa que se usa, con frecuencia se asocia también a códigos y, sin duda, le añade identidad a una sociedad. En cuanto a su industria, se habla mucho, sobre todo del statu quo del que goza con crudeza: vender para hacer dinero. Porque sí, la poca estabilidad de cualquier mercado de lujo tiene afán y roza con el consumismo frenético. Ese que tanto contamina, que pone en desventaja y que coarta toda creatividad.
Pero muchas veces un proceso creativo logra tomar respiro y eclipsarse de la propagación y la afluencia de prendas de vestir. Logra, incluso, intentar corresponder a la gente y ofrecer ropa que sí se quiere usar. Que sí va en concordancia con el cómo se quiere lucir y sentir.
De la exploración a la creación
Francia de 2015 fue el escenario perfecto para que dos jóvenes colombianos se interesaran en un emprendimiento que hoy se abre paso en el mundo del diseño. Sumergidos en el aprecio a la diversidad cultural y respeto por la misma, característica destacable en dicho país, se dieron a la tarea de experimentar con latas de pintura en un par de zapatos y otras tantas camisetas y gorras viejas.
Y como si se tratara de participantes del mismísimo Sturm und Drang, pero de la moda, Santiago y Martín han procurado ser revolucionarios en sus formas, en lo que ha sido y quiere ser GNrL Studios; una casa de diseño que tiene como premisa verse y ponerse lo que se quiere, sin rayar con el desinterés de lucir bien en toda ocasión y en cualquier lugar.
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La fuerza de sus prendas urbanas se asila en Colombia. Un espacio retador porque no hay mucho dinero para proyectos emergentes, poco tradicionales, salidos de lo común; y porque es una plaza que genera frustración por el poco valor que se le da al proceso creativo intangible que sus prendas tienen. Una plaza en la que entre chiste y chanza se les ha preguntado sobre su sexualidad, pues no es tan común ver a dos hombres incursionar en la industria del diseño de modas, se les ha mirado raro. Una plaza conservadora, sí, pero retadora.
Hay algo más profundo detrás de GNrL y es el hecho de ser una marca joven, que abraza la contemporaneidad de manera sofisticada, muy al estilo Streetwear. Sin embargo, la idea de promover la moda funcional es un boicot al fast fashion y un grito esperanzador para el medioambiente.
GNrL Studios no es un intento inauténtico que busca aprovechar el movimiento Streetwear, todo lo contrario, es un proyecto que conversa con las perspectivas y amplifica las emociones. Un megáfono del arte, el diseño y la música.
En disonancia con lo tradicional se puede etiquetar esta marca, pero no necesariamente encasillarla, pues responde a la utilidad, pero a la vanguardia. A la cultura, pero también a la percepción individual. A la estética, pero también a la comodidad.
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La producción de sus prendas está cada vez más alineada a la sostenibilidad y la responsabilidad social. Desde empaques ecológicos, reciclaje de cajas, empleo de pinturas y apliques naturales, hasta la forma en tanto prístina de confeccionar la ropa: no en masa y tampoco automatizada. En un taller de madres cabeza de familia ubicado en la localidad de Kennedy finaliza, pero también empieza este proceso creativo de Santiago y Martín.
De darle rienda suelta la imaginación nació la primera colección: Collection 01, que estuvo más inclinada a la experimentación entre bolsillos inteligentes, colores saturados y elementos cotidianos como un brócoli y un código de barras. Fueron 420 prendas que evidenciaron, por primera vez, lo que GNrL studios podía hacer.
Su siguiente trabajo, fue una colección cápsula llamada OXTOCIN. Durante más de 15 horas Santiago Gómez y Martín Vargas pintaron un lienzo de 70 metros. El rojo, amarillo, naranja, verde y azul tomaron protagonismo y le dieron vida al universo que cada prenda representa. De este proceso creativo salieron cerca de 40 sacos, todos enumerados.
Parten de la idea de que todo sucede de forma orgánica, tienen historias que contar porque miran hacia la calle con una perspectiva artística y lo formalizan en diseños, crean su propia tendencia de vida. Se inspiran en la música y se definen con géneros como el hip hop o el minimal tech. Su canvas es la ropa, que es en la que recae todo el proceso creativo.
GNrL studios tiene un discurso enmarcado en la importancia del concepto, el respeto con el medioambiente y el proceso de producción que hay detrás. Se trata de un emprendimiento de jóvenes colombianos con un producto que no tiene socios ni grandes inversionistas, tampoco siguen calendarios de tendencia de moda. De esencia artística, personalidad, actitud, carácter y una libertad que distingue.