Foto: Óscar Perez – El Espectador
La mía fue una infancia muy sola porque mi mamá trabajaba de noche y dormía en el día, así que estuve siempre muy acompañada de mi abuela y de mi papá, que en ese momento estaba arrancando con una empresa de agro insumos. Cuando tenía 9 años nació mi hermana y ahí ya no estuve más sola, porque la verdad, tampoco tuve amigos de barrio, los grandes amigos que me quedaron, son del colegio. Estudié en la Universidad Libre desde preescolar hasta 11.
Recuerdo esa época completamente enfocada a los deberes académicos. Casi siempre lograba uno de los mejores promedios. Recuerdo también que me interesaba mucho la Filosofía, tanto, que pensé elegirla para el pregrado, pero como no es una carrera que sea bien vista aquí, me dijeron en mi casa: Bueno, ¿y de qué va a vivir?, y en ese momento tuve que cambiar de opción.
Al principio no tenía ni idea a qué quería dedicarme, porque me gustaba mucho la edición de videos, la fotografía, y no sabía si el periodismo alcanzaba a abarcar todo, por eso decidí hacer un técnico en Locución y Producción de Medios Audiovisuales, para saber si ese era mi camino y en ese proceso me di cuenta que no, que la Administración era lo que más me gustaba.
A la Administración llegué, creo, porque siempre me gustó emprender y tener negocios: siempre vendí dulces mientras estudiaba, y alguna vez, muy chiquita, puse una venta de masajes en mi casa donde los únicos clientes fueron mi familia. Es decir, siempre me gustó mucho la gestión de recursos, y como en Colombia no hay una carrera que te enseñe a emprender, me fui por lo más cercano a eso. Sin embargo, ahorita estoy feliz porque siento que pude unir las dos industrias.
Cuando estaba en el último semestre del técnico (2013), creé un canal de YouTube, y luego cuando entré a la Universidad del Bosque, ese canal tomó más fuerza para mí porque dije: Listo, quiero mostrar en mi canal todo lo que estoy aprendiendo acá aprovechando que tengo una basecita audiovisual. Al principio no me veían más de 15 o 20 personas, pero como siempre he creído que la constancia vence a la inteligencia, resultó que cuando me iba a graduar (2018), las personas estaban comentando activamente, hubo un crecimiento exponencial de suscriptores, y varias marcas empezaron a buscarme para hacer campañas conmigo. Fue bonito.
Ese canal de YouTube, además de significar un ingreso monetario para mí, me ha abierto muchas puertas, por ejemplo, un periodista de El Espectador me busco por Twitter para que presentara Pelaos, un boletín de economía para jóvenes, con el que ganamos el premio Old Mutual de Periodismo en Planeación y Educación Financiera. Y en otras ocasiones me ha servido para presentarme a becas y convocatorias, por eso he tenido la oportunidad, por ejemplo, de ser embajadora One Young World para Colombia y miembro activo de Global Shapers Bogotá.
Y bueno, por último, llegué a Caja Menor. ¿Cómo? Toma el Control hizo un programa sobre contenidos de YouTube alternativos, me invitaron a participar y a las tres semanas me llamó una productora preguntándome si me interesaba ser parte de esto, y aquí estoy.
También puedes leer:
-
Caja Menor
-
Antonio García Ángel: el escritor al que no llaman dos veces
-
Katherine Loaiza: "Siempre quise ser médica"
-
Miguel Gallego: "Siempre tuve inquietudes por el audiovisual"
No te pierdas #CajaMenor todos los domingos a las 8:00 pm, un programa que aborda el mundo de las finanzas, el emprendimiento y la economía creativa, con una dósis de humor.