Contar el conflicto armado en Colombia tiene muchas implicaciones para aquellos que, fieles a su convicción, buscan una entrada en los territorios con las cicatrices abiertas de una guerra que se niega a desaparecer. Entrar implica conocer a ciertas personas que puedan hacer puente con otras y que, a punta de confianza, permiten que un narrador de historias se adentre en la herida y logre robarle instantes al olvido.
Pero no basta hacerlo y mostrárselo al país, en un momento en el que cada muerto se funde en el ruido de aparatos y pitos, de gritos y ventas ambulantes; no siempre se logra narrar con justeza y dignidad el ocaso de la vida de niños, mujeres, ancianos, personas armadas, de un bando o de otro, porque cada letra contada tiene muchas veces implicaciones para ese territorio que se visita.
Lee también: El arte en la construcción de memoria en tiempos de violencia
Sobre lecciones que aprendió en el oficio, Jesús Abad Colorado le contó al portal Bacánika: “los paras y el Ejército habían hecho una acción conjunta en Ituango y la guerrilla los emboscó. Eso fue en julio del 97. En ese momento la noticia fue que iban militares y civiles, y después dijeron que no había civiles sino solamente militares. Nosotros teníamos unos compañeros en Ituango que nos armaron el puente para contar la historia. Me fui para la casa de Jesús María Valle, presidente del Comité de Derechos Humanos de Antioquia, y me senté a hablar con él. “¿Cómo vamos a hacer para contar lo de Ituango?”, le pregunté. Me contó que el conductor del carro emboscado era fulano y que estaba en la clínica. “Esa es la prueba reina para mostrar la complicidad del Ejército con los paramilitares”, le dije. “Jesús, ¿usted ya pensó en la familia de ese señor?, ¿en los hermanos que él tiene allá?”, me dijo. “No, no había pensado en eso”. “Una noticia, o una chiva, jamás va a justificar la vida de alguien”. Una lección de ética y humanidad que le dan a uno grandes personas”.
El Consejo de Redacción de la Fundación de Nuevo Periodismo le otorgó al fotógrafo Jesús Abad Colorado el Premio Gabo a la Excelencia 2019 por “El respeto por los derechos humanos, la integridad, el compromiso con los ideales de servicio público del periodismo y ser un gran cronista visual que ha contribuido a conocer y entender mejor el pasado, presente y el diseño del futuro de Colombia”.
Abad Colorado es comunicador social de la Universidad de Antioquia y en sus inicios fue reportero gráfico del diario El Colombiano de Medellín, donde trabajó nueve años. Fue investigador del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en Colombia (CNRR) entre 2008 y 2013, y sus fotos han hecho parte de exposiciones en el país y el exterior. Además, ha publicado los libros 'Relatos e imágenes: el desplazamiento forzado en Colombia', 'Desde la prisión', 'Realidades de las cárceles en Colombia' y 'Mirar de la vida profunda'.
La fundación también resaltó: “La mirada abierta y pluralista de su fotografía, que lo ha llevado a convertirse en un testigo de la historia reciente y dolorosa de Colombia, a través de instantáneas que retratan a los actores, momentos, lugares y acontecimientos históricos del conflicto armado”.
Si quiere conocer el trabajo de este fotógrafo, aún puede visitar la exposición ‘El testigo. Memorias del conflicto armado colombiano en el lente y la voz de Jesús Abad Colorado’, que estará abierta hasta el 20 de octubre de 2019.
Les compartimos un poema de Maya Angelou que está en uno de los muros de la muestra fotográfica:
"Al latir de la mañana
Ven, siembra tus raíces a mi lado.
Yo soy el árbol plantado junto al río,
que nadie moverá.
Yo, la roca, yo, el río, yo, el árbol
soy tuyo – ya has pagado tu tránsito.
Levanta tu rostro, cuánto anhelas
esta mañana luminosa que para ti
amanece.
Por más dolor que ella nos cause,
no se puede desandar la historia
pero si se encara con valor,
no hay que vivirla nuevamente.
Levanta los ojos y mira este día
que para ti comienza".