Seguro que has oído nombres como Manuelita Sáenz o Policarpa Salavarrieta… por ahí en el colegio. En Quinto o Cuarto de primaria, cuando ves la historia de Colombia las mencionan pero, ¿sabes quiénes fueron? ¿Enseña nuestra educación algo más que una mención a su papel en la independencia nacional?
Con la idea de darle un rostro, un propósito y una vida a esos nombres, o sea, de volverlos personas completas, nació el proyecto ‘Bicentenarias: Mujeres que cambiaron la historia’, una serie de docu-drama que revive a cuatro mujeres cuya vida y obra ayudaron a forjar la Colombia que vivimos hoy.
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Estas mujeres –Policarpa Salavarrieta, Manuela Sáenz Ofelia Uribe y Maria Mercedes Carranza– son contadas e investigadas no solo por académicas conocedoras de sus obras, sino por la periodista Mariangela Urbina, creadora del proyecto de opinión Las Igualadas.
Hablamos con Urbina sobre Bicentenarias, la representación de la mujer, la importancia de contar la historia con perspectiva de género y… Capitana Marvel.
¿Cómo llega a ‘Bicentenarias’?
Llego la proyecto cuando ellos ya tienen diseñada toda la estrategia y están finalizando el proceso de escritura. Me busca su productora, Tatiana Prieto y me cuenta que tienen esta idea de traer a la vida mujeres importantes de la historia de colombia.
Me parece que la idea del dramatizado es darles vida a estas mujeres literalmente, y conectarlas con el contexto en el que vivimos.
Lo que más me seduce de esa idea es entender qué, de todo eso que ellas aportaron y construyeron hoy sigue vigente para nosotras: ¿qué cosas siguen siendo una lucha?, ¿qué tanto podemos aprender y qué nos queda por construir?
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¿Que hace falta para que veamos más mujeres protagonizando sus propias historias?
Lo primero es que las mujeres sigamos escribiendo y dirigiendo nuestras propias historias. Creo que cada vez más conocemos directoras, escritoras y guionistas que estaban ahí hace mucho rato. Eso ha permitido que estemos viendo historias protagonizadas por mujeres, que dominan la acción, que no son las musas, sino que son agentes del relato y quienes determinan la historia y se salen del molde tradicional de las mujeres en la televisión colombiana.
Para que esto ocurra, las mujeres tienen que encontrar apoyo institucional, porque la brecha no se supera así como así, sino que tienen que haber una serie de políticas públicas que lo permitan.
¿Qué tan difícil es hacer memoria histórica con perspectiva de género?
Ese es un gran reto de cualquier investigación con perspectiva de género que se proponga hoy alguien y ese fue uno de los grandes retos de ‘Bicentenarias’. Por fortuna el documental y el equipo de investigadoras e investigadores encontraron mujeres en la academia que son las fuentes de autoridad. Mujeres que han hecho esa tarea, que se han esforzado a la largo de su carrera académica por hacer investigación con perspectiva de género, por encontrar esos pequeños lazos, pistas, porque a veces parece difícil encontrarlas en ese entramado tan masculino que se nos ha puesto a leer en los libros de historia.
¿Por qué es importante ver a mujeres con agencia propia en el cine o la televisión?
Porque es muy difícil crecer sin tener referentes femeninos. Cuando yo estaba creciendo, el destino que iba a tener según las novelas y según el contenido que tenia a la mano era ser una buena esposa, una buena madre. Mi mejor destino podría ser terminar siendo su compañera.
Creo que el medio audiovisual está allí para aportar a la construcción de los referentes, para que las niñas vean historias, se sientan identificadas con esos personajes y puedan soñar a ser lo que quieren ser porque logran ver que se puede a través de esa representación en las pantallas.
Esto suele alborotar a los sectores más conservadores de la sociedad… ¿cómo resistir estos ataques?
Es muy importante acompañarnos entre nosotros porque las transformaciones no son sencillas. Porque a pesar de la hostilidad yo creo que vale la pena, creo que nunca antes la conversación sobre género había estado tan masificada. En esto tuvo que ver muchísimo que ver el Movimiento Me Too en Estados Unidos.
Digamos: Capitana Marvel no es una película discursivamente feminista. Pero el simple hecho de que cambie la narrativa porque la ponen desde la perspectiva de una mujer ya es como: “bueno y por qué nos cambiaron el statu quo”. Uno no se lo esperaría.
¿Cuál es el rollo? Por qué los enoja tanto que sea una mujer si tan cierto es que estamos en la igualdad y las mujeres tenemos los mismos derechos, porque eso es lo que dicen. Si es así ¿por qué les raya tanto que sea una Capitana Marvel?
Está confirmado que cuando a una de nosotras llega a cargo de toma de decisiones en las empresas, la regla general -la estadística-, es que empieza a irles mejor a las mujeres en esa empresa. Hay que acompañarnos, darnos la mano y celebrar cuando una directora esté triunfando.
¿Es el medio audiovisual especialmente agresivo con las mujeres?
Yo creo que hay particularidades en el medio audiovisual y del teatro. Es la dificultad que encuentran las actrices para trazar la línea de lo que es normal y lo que no. Lo que encontramos en Las Igualadas en la investigación de acoso en teatro es que para las actrices era muy difícil trazar esa línea que divide lo normal de lo que no, entonces todo se queda en una zona gris. Esa es una particularidad del medio.
Sin embargo, la gran mayoría de elementos que tiene la violencia sexual y la desigualdad para las mujeres dentro del mundo audiovisual pues es calcado de lo que pasa en todos los demás contextos. Un desequilibro de poder que está dado y termina permitiendo que la violencia, sobre todo sexual, suceda.
Eso es lo que pasa con el poder. Creemos todo el tiempo que esto está bien, porque estás cómodo en la posición de poder que tienes. A nadie le gusta que lo desacomoden. Lo que es importante es entender que esa desacomodada va a poder construir un mundo mejor para nosotras, pero también para ellos.
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