En 1962, el escritor mexicano Carlos Fuentes, publicó una novela que se convertiría en una de las más importantes de esa gran ola literaria que fue el boom latinoamericano: ‘La muerte de Artemio Cruz’. Sin embargo, en ese mismo año publicó un cuento largo con aires de novela que hoy en día es una de las obras más estudiadas de este autor: ‘Aura’.
Es justamente esta historia de la que hablamos hoy. Una historia estremecedora desde la primera página: Felipe Montero, un historiador y traductor se encuentra con el trabajo de sus sueños, un trabajo que parecería diseñado para él mismo, la traducción y transcripción de las memorias del General Llorente. Pero Felipe Montero somos también todos los lectores que nos convertimos en protagonistas a través de ese uso literario de la segunda persona.
En busca de ese trabajo, entramos a una casa húmeda y oscura que es la casa de Consuelo de Llorente, la anciana que nos ha contratado, y en la que vive con su supuesta sobrina, Aura y una coneja blanca, Saga. Sumergidos en el personaje de Montero nos adentramos en una historia extraña, que se mece entre el sueño y la vigilia y entre la dualidad de dos mujeres que no logramos identificar, ni separar.
La primera vez que leí ‘Aura’ me quedé, por meses, con la extraña sensación de haberla vivido como en un sueño. Carlos Fuentes tiene la maravillosa habilidad (que en esta ocasión está acentuada por las ilustraciones de la chilena Alejandra Acosta) de describir su novela con detalles cinematográficos. No hay posibilidad de no ver los espacios, no existe opción de no ver la casa de Consuelo de Llorente y de Aura sino a través de los propios ojos de Felipe Montero; incluso, hasta el olor de la humedad y de la casa rodeada de plantas, logra alcanzarnos cruzando las páginas.
[También puedes leer] 'La aventura de Miguel Littin' un libro de Gabo que debería ser un clásicoPero sin lugar a dudas la parte más extraña de esta lectura es sentir que no logramos atrapar a Aura, esa joven de ojos verdes que ha enamorado a Felipe y que se escabulle por los rincones de la casa, es aún más escurridiza en la narración de Fuentes. Es un personaje intocable que parece parte de un sueño y que se convierte en fantasmagórica ante la presencia de su tía Consuelo.
‘Aura’ es una novela que ha sido objeto de estudio durante años debido a la gran cantidad de símbolos; de ellos, el de lo femenino es quizás el más común y, el más interesante, también, pues Consuelo, Aura y Saga se enredan como una trenza de la que ni Felipe ni nosotros como lectores podemos escapar. Esta es una historia a la que necesariamente se vuelve, no una ni dos, sino muchas veces y, ni aun así, se deja desentrañar.
Realización: Árbol de Letras
Fragmento de 'Aura' de Carlos Fuentes:
“Te moverás unos pasos para que la luz de las veladoras no te ciegue. La muchacha mantiene los ojos cerrados, las manos cruzadas sobre un muslo: no te mira. Abre los ojos poco a poco, como si temiera los fulgores de la recámara. Al fin, podrás ver esos ojos de mar que fluyen, se hacen espuma, vuelven a la calma verde, vuelven a inflamarse como una ola: tú los ves y te repites que no es cierto, que son unos hermosos ojos verdes idénticos a todos los hermosos ojos verdes que has conocido o podrás conocer. Sin embargo, no te engañas: esos ojos fluyen, se transforman, como si te ofrecieran un paisaje que solo tú puedes adivinar y desear.”