«¿Televisión para niños hecha por adultos?», editorial #TomaElControl

La demanda es enorme y la oferta más bien limitada en los canales privados por lo que esta no pequeña audiencia prefiere contar con cientos de opciones que solo les llegan desde los canales de televisión por suscripción y desde Internet. Lee también "Cómo visibilizar una región de sub-regiones", editorial #TomaElControl Ahora bien, el que sean contenidos enfocados supuestamente a niños no quiere decir que cumplan con el deber ser. No nos digamos mentiras, la mayoría solo busca entretener sin proponer o buscar formar a los menores. Reconozco que me siento vieja cuando veo programas infantiles porque extraño esa época en la que Plaza Sésamo, el tesoro del saber, los Ositos Cariñositos, los Gnomos, entre otros, eran una sana entretención. Muy en contraste con la cantidad de programas de violencia enfocada en armas, guerra, el "bueno" y el "malo", que consumen actualmente. Añorar ese pasado con programas formativos que inculcaban valores como la solidaridad, la colaboración en la solución conjunta de los problemas, el diálogo entre los contendientes, el respeto por la vida, el cuidado de los animales. Considero un alivio que espacios como el ahora llamado Sésamo hayan superado los inevitables cambios culturales que se dan con los años y logren mantenerse vigentes adaptándose al nuevo panorama, las nuevas herramientas a las que los niños y las niñas ya tienen acceso. Pero ahí hay un punto clave: las nuevas plataformas. La televisión pasó a segundo plano cuando llegaron opciones en Internet como YouTube, y la red en sí misma para buscar y acceder a millones de contenidos que ante la falta de control, pueden ser sumamente perjudiciales.

Señoras y señores padres de familia, les figuró tomar, de verdad, el control y dejar de usar las tabletas y el celular como excusa de castigo. La televisión no es la niñera y de ustedes depende que estas herramientas enriquezcan la calidad de vida de sus pequeños con contenidos apropiados para su etapa de desarrollo.

La televisión y en general los contenidos audiovisuales para niños deben cumplir dos propósitos: entretener y educar. Esa educación debe estar dirigida a fomentar no solo los valores sino mentalidades críticas que les permitan, más adelante, entender los fenómenos y no atenerse simplemente a lo que alguien diga o informe. Hay que desarrollar el análisis para que el conocimiento sea adecuado. Y para eso es importante pensar en una programación con participación de los niños, ejemplo como el que vimos en nuestro capítulo con Asquerosamente rico (me encanta el nombre). ¿Usted sabe qué están viendo sus hijos en televisión?

Por Adriana Álvarez Uribe

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