¿Serías capaz de nombrar a cinco científicas colombianas? ¿Tal vez a tres? ¿Al menos una? Es posible que ahora mismo no hayas podido encontrar alguna referencia, porque encontrar literatura, datos o información sobre la vida y obra de estas mujeres no es fácil. Esto fue lo que notó Marcela Aragón en 2019, cuando dirigió la primera Cátedra Hipatia en la Universidad Nacional.
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“Parte de las actividades finales de esta cátedra era buscar perfiles de mujeres científicas en áreas específicas y fue muy evidente. Los chicos nos decían «profe, nosotros no encontramos ningún tipo de literatura acerca de colombianas científicas. Hay algunas que de pronto conozco porque soy estudiante de matemáticas y conozco a X o Y profesora, pero no porque realmente haya literatura disponible»”, recuerda Aragón, profesora de la Universidad Nacional de Colombia, química farmacéutica y doctora en Ciencias Farmacéuticas, quien diseñó la Cátedra Hipatia junto al astrofísico Santiago Vargas.
Fue sobre esta evidencia que Aragón y Vargas comenzaron a pensar justamente en enriquecer la literatura sobre científicas colombianas disponible, con un enfoque infantil y juvenil y que se convertiría en ‘Mujer es ciencia’, un compilado de 20 textos que le ponen la lupa a varias científicas colombianas y latinoamericanas (y que puedes ver en línea completamente gratis aquí). La idea de contarlo y mostrarlo en tono jovial surigió, en parte, explica Aragón, de su experiencia como vicedecana académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional.
“Siendo vice decana hace un par de años, tuve la oportunidad de ver explícitamente cómo era la dificultad para muchas mujeres para desempeñarse en ciencia. Y cómo algunas niñas no creen que la ciencia sea una opción de vida viable, porque parece como algo para un tipo de personas muy geniales o con mucho dinero que pueden dedicar a eso su vida”.
Entonces, desde 2019 estos dos científicos comenzaron a buscar y a entrevistar mujeres científicas de Colombia y Latinoamérica. Así, en base a estas entrevistas, los autores escribieron diez perfiles completos de una decena de científicas colombianas y diez relatos de aportes de científicas latinoamericanas, cada uno acompañado, además, de una ilustración de Carolina Garzón Blanco.
Aragón explica que para la selección de las protagonistas tuvieron en cuenta varios criterios, como su trayectoria de publicación científica, cuáles son sus principales aportes, que tuviesen reconocimiento internacional y que hubieran hecho parte de sus posgrados fuera de Colombia, pues esto último, creen, es bastante motivante para los estudiantes.
Así, por ejemplo, incluyen “científicas como Nubia Muñoz, quien fue nominada al Premio Nobel por el descubrimiento de la relación entre el Virus del Papiloma Humano con el cáncer de cuello uterino. Tenemos a Alexandra Olaya, una física quien fue la primera latinoamericana en ganar el premio Maxwell a la física. Está Tatiana Toro, que recientemente fue nombrada como directora del Mathematical Sciences Research Institute en Estados Unidos”.
Parafraseando a Aragón, cada una de estas científicas cuentan en ‘Mujer es ciencia’ por qué estudiaron ciencia y cuáles son sus mayores logros, pero también hablan sobre su libro favorito, cómo aprovechan su tiempo libro y qué otras cosas les apasionan. “Para que los niños, niñas y adolescentes se den cuenta de que son personas de carne y hueso y que podemos acceder a esa posibilidad”.
‘Mujer es ciencia’ estará disponible de manera digital y gratuita en la página web de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia tras su lanzamiento el 29 de julio en un evento digital. También habrá una edición impresa en cerca de tres semanas y la idea de Aragón y Vargas es “iniciar campañas de donaciones para poder llevar el libro impreso a regiones rurales del país, donde el acceso a Internet no es sencillo; a colegios públicos donde no todos tienen la cantidad de computadores o dispositivos móviles suficientes como para acceder a este tipo de libros”.
Por esto, invita Marcela, serán bienvenidas todas las donaciones que quieran para poder llevar el libro, incluso a otros países del continente.
Aún falta trabajo por hacer
Sin embargo, Aragón, sabe que aún falta trecho para subsanar las condiciones de desigualdad que afectan a las mujeres en campos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (llamadas STEM por su sigla en inglés); y que impide que más mujeres accedan a estudios superiores en estos campos o que generan ambientes a todas luces hostiles con las mujeres en la academia.
“Hay reportes de que algunos exámenes de admisión para ciertas universidades están enfocados más como a la estructura cerebral que tienen los hombres y que de por sí ya es un examen que se eliminador para las mujeres en otro lado. Hemos escuchado reportes de profesores en diferentes partes del mundo que generan acoso sexual a sus estudiantes mujeres en particular”. Incluso, enfatiza, hay datos que muestran que el hecho de presentarse como principal autora en investigaciones académicas implica una menor probabilidad de que estas sean publicadas, en comparación con las que presentan otros hombres.
Si bien estas barreras son un fenómeno mundial, en latinoamérica hay otros factores que hacen aún más difícil que las mujeres decidan dedicarse a las ciencias. Para Aragón, lo más notorio es que las labores de cuidado y labores domésticas se han atribuido históricamente a las mujeres. “Creo que esa es una dificultad adicional que tienen los países latinoamericanos y es que las tareas del hogar están cargadas hacia las mujeres, independientemente de la escala de educación que tengan”.
Por eso, esfuerzos como ‘Mujer es ciencia’ o la misma Cátedra Hipatia buscan propiciar un ambiente menos hostil con las mujeres que estudian ciencias. Sin embargo, en su opinión, el principal cambio que necesita hacer la Universidad Nacional es “hacerles ver a las niñas y a las adolescentes, que las ciencias son una opción. Cuando están creciendo, muchos niños quieren ser futbolistas y muchas niñas quieren ser reinas de belleza por la información que les llega. Queremos llegar con una gran cantidad de información acerca de mujeres científicas a las niñas y a las adolescentes, de zonas rurales apartadas de Bogotá para que vean que realmente esto es una opción de vida. Que si no les gusta y no es su camino, no importa, pero que es una opción viable a la que pueden acceder”.
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