Miguel Ángel, el terribilitá italiano

Proveniente de Caprese, de una familia de mercaderes y banqueros, Miguel Ángel Buonarroti desde muy pequeño mostró inclinación por las artes, aunque no era una profesión bien vista por su padre, logró entrar a una academia de arte a los 13 años, siendo alumno de Domenico Ghirlandaio (pintor italiano) durante 3 años.

Foto: de GEO EPOCHE

Mientras era alumno logró conocer a Lorenzo El Magnífico, quien era parte de los Médicis, así es como Miguel Ángel se va a vivir y a estudiar con la corte de Lorenzo, en donde aprende de filosofía y poesía, además pudo tener mayor cercanía con la escultura, una técnica que dominaba con gran habilidad.

Su precisa técnica escultórica le valió el apodo del ‘Terribilitá’, este término se debía al estilo grandioso con el que esculpía, ya que en la mayoría de sus obras existían rasgos fuertes como las miradas, los gestos y la musculatura, esta última fue la que más se destacó ya que se cree que su forma de interpretar y modelar la figura masculina era por su homosexualidad.

Nuevas formas de interpretar lo religioso

Miguel Ángel vivió en una época de la historia donde ocurrieron importantes transformaciones entre ellas las revoluciones protestantes con Lutero y el descubrimiento de América, lo que trajo al mundo nuevos modos de ver el entorno e interpretarlo. De hecho el artista tenía gran afinidad por la idea de la creación de una república donde no hubiese un principado como ocurría con los Médicis, a pesar de estos cambios significativos, el pintor siempre estuvo ligado al arte religioso como se puede apreciar en la mayoría de sus obras; siempre fueron obras para el papado quienes solicitaban sus servicios, fue de esta manera en que reafirmó su arte creando La Piedad para el Vaticano.

la-piedad-del-vaticanoLa Piedad 1496. Foto de Juan M. Romero

La obra de La Piedad fue solicitada por el Papa Alejandro VI. Después de esta pieza viene la creación de El David.

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David 1504. Foto: Jörg Bittner Unna

Esta pieza fue pedida por la Cátedral de Santa María de Fiore. Posteriormente el Papa Julio II, buscó a Miguel Ángel para encargarle la construcción de su sepulcro y pintar el techo de la Capilla Sixtina.

Tumba de Julio II y techo Capilla Sixtina. Foto de: Christophe Benoist

Después de Julio II, sube al papado Juan de Médicis hijo de Lorenzo, con quien Miguel Ángel tuvo una relación cercana, es por esto que le encargan la creación de la fachada de las Tumbas Mediceas y la Iglesia de San Lorenzo. 

Tumbas Mediceas y Fachada Iglesia de San Lorenzo. Foto: Rabe

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