Foto: Diego Gamboa | Canal Trece
Estamos cerca de conmemorar la versión 25 del Día del Agua, que se celebra cada 22 de marzo a nivel mundial, con el fin de hacer un llamado de atención, sobre el uso, acceso y cuidado de las fuentes de agua dulce del planeta. En el caso particular de Colombia, el país se sumará a esta celebración con Cantoalagua, que desde el año 2010 ha sido un movimiento que busca adoptar un río, laguna o yacimiento de agua, y cantarles para generar un efecto en el agua a través de la voz.
Por esta razón quienes estén interesados en conocer sus raíces indígenas, adoptar una fuente hídrica y celebrar el Día del Agua, pueden visitar estos cinco lugares y hacer el mismo recorrido ancestral que hacían los Muiscas con "Correr la tierra"
un peregrinaje para orar, meditar, celebrar y agradecer al agua.
Laguna de Guatavita – Sesquilé, Cundinamarca
Una de las lagunas más importantes para los Muiscas, además de ser parte de la red de 5 lagunas donde los indígenas iban a orar, ofrendar y hacer rituales en agradecimiento o petición a sus deidades. En esta laguna se da origen a la Leyenda de El Dorado, en la que se cuenta cómo un nuevo cacique entraba en una balsa cubierto de polvo de oro, esperando el reflejo del sol sobre su cuerpo. Se dice que los habitantes tiraban al agua esmeraldas y oro, para darle la bienvenida al nuevo cacique.
Foto: Diego Gamboa – Canal Trece
Lagunas de Siecha – Guasca, Cundinamarca
Tres cuerpos de agua de origen glaciar eran testigos y puntos del recorrido sagrado que realizaban los Muiscas. En estas lagunas rendían culto a la fertilidad y la vida, ya que dichos temas estaban relacionados con el agua, como fuente creadora y dadora de vida. Se cree que la leyenda original de El Dorado, ocurrió en Siecha y no en Guatavita, igual hasta el momento nadie ha podido encontrar el gran tesoro que esconden estas aguas.
Foto: Guillermo Castaño – Flickr
Laguna de Teusacá – Vía Choachí, Cundinamarca
Actualmente se conoce como El Verjón, ubicada dentro del Parque Ecológico Matarrendonda, allí los indígenas hacian sus ofrendas a la madre tierra, siempre dando las gracias a cada elemento de la naturaleza, en especial el agua, quien para ellos es su fuente de origen y sustento. Desde allí se puede ver Bogotá, enmarcada por Monserrate y Guadalupe.
Foto: Antonio David Riaño Cortés – Flickr
Laguna de Guasca – Entre Guasca y Guatavita, Cundinamarca
A diferencia de las otras lagunas que componen la red de lugares sagrados para los Muiscas, esta fuente ya no existe, o al menos no como se conocía. Ahora es un pantano con cortos y pocos cuerpos de agua, resultado de la intervención del holandés Gonzalo Linnus Martos, quien explota minas, al enterarse de los posibles tesoros que los indígenas arrojaban al agua, decide secar la laguna para buscar oro. A partir de ese momento el terreno quedó convertido en un pantano que a pesar de todo sobrevivió y sigue siendo un espacio rico en fauna y flora.
Por otro lado, además de perder su agua, también perdió su nombre. Quienes visiten este lugar se encontrarán con el Pantano de Martos.
Foto: El Club Náutico El Portillo
Laguna de Ubaqué – Entre Choachí y Ubaqué, Cundinamarca
El último paradero de la ruta sagrada de los Muiscas. Allí completaban su recorrido en el que pasaban por las lagunas mencionadas, en las cuales se hacían cantos, rituales y ofrendas. Actualmente sirve para descanso y vivienda de muchos, convirtiendo a la laguna de Ubaqué en un espacio para acampar.
Foto: Fredy Carranza – Flickr
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