Las inmensas planicies llaneras que abarcan gran parte de los departamentos de Arauca, Meta, Casanare y Vichada han sido centinelas de los cantos de trabajo del Llano, manifestaciones musicales que suelen acompañar a los vaqueros en sus largos recorridos, quienes pasan la mayor parte del tiempo escoltados únicamente por los animales ganaderos. Pero los cantos de vaquería, lejos de ser solo una manifestación musical, son también una manera en la que el hombre llanero ha logrado tejer relaciones con sus animales de trabajo.
La actividad ganadera ha sido representativa de esta región del país desde el siglo XVII, época en la que los españoles trajeron a las tierras de la Nueva Granada los animales de carga. Desde entonces los pobladores comenzaron a desarrollar una estrecha relación con la naturaleza del entorno a la que debían domesticar en pro de la supervivencia.
Los cantos de trabajo del Llano tienen una dualidad en sí mismos: son herramienta de trabajo y reflejo cultural al mismo tiempo. Se dividen en cuatro variantes. Por un lado están los cantos de cabrestero y de vela, comunes en el mes de abril y ejecutados por los jinetes quienes, a capela, que movilizan grandes recuas de animales. Otros son los cantos de vela, que utilizan los mismos jinetes en los largos recorridos para mantener calmado al ganado cuando la noche los alcanza en medio de las extensas sabanas llaneras.
Los cantos de vaquería resuenan en los campos de Vichada, Arauca, Meta y Casanare desde hace más de 200 años, cuando los primeros habitantes se asentaron en las sabanas y en las riberas de los ríos para cultivar la tierra y manejar a los ganados cimarrones.
Cantar a capela al tiempo que se arrea y ordeña está arraigado en la cultura de Los Llanos de Colombia y Venezuela. De acuerdo a la Unesco:
“Esto sintoniza perfectamente con la dinámica de la naturaleza y el medio ambiente de esta región. Los cantos narran vicisitudes de la vida individual y colectiva de los llaneros y se transmiten oralmente a los niños desde su infancia”.
Sin embargo, los planes de expansión y los cambios territoriales han hecho que esta práctica altere la vida cultural de los llaneros haciendo que se alejen de sus tradiciones.
“Esto ha traído consigo una pérdida de interés por las técnicas y los valores característicos de las faenas llaneras, que se traduce en una serie de amenazas para la viabilidad de este elemento del patrimonio cultural”: Unesco
Una tradición de más de 200 años
Alrededor de la ganadería, los habitantes de la Orinoquía colombo-venezolana han desarrollado cuatro tipos de Cantos de Trabajo: los cantos de ordeño, los cantos de cabrestero, los cantos de vela y los cantos de domesticación (silbos, gritos, llamados, japeos), según señala el Ministerio de Cultura colombiano.
Otras de las declaratorias colombianas reconocidas por la Unesco son:
- Puerto, fortalezas y conjunto de monumentos de Cartagena, en 1984
- Parque Nacional Los Katíos, en 1994
- Centro Histórico de Santa Cruz de Mompox, en 1995
- Parque Arqueológico de San Agustín, en 1995
- Parque Arqueológico de Tierradentro, en 1995
- Santuario de Fauna y Flora de Malpelo, en 2006
- Carnaval de Barranquilla, en 2008
- Espacio Cultural de San Basilio de Palenque, en 2008
- Carnaval de Negros y Blancos, en 2009
- Procesiones de Semana Santa en Popayán, en 2009
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