En un país como Colombia, sobrevivir a la realidad ha resultado ser un trabajo de exigencia diaria, y es que la historia de la violencia, del conflicto, de la guerra, nos ha pisado los talones, de una u otra manera, a todos aquellos que hemos tenido la ¿fortuna? de nacer aquí.
Y al final sobrevivir en este país, y no hablo únicamente de formas literales, sino también sobrevivir emocionalmente, porque la existencia acá duele, ha tenido que encontrar caminos que en muchas ocasiones hemos visto reflejadas en las artes.
Hace un par de meses tuve la oportunidad de compartir con Gilmer Mesa, un personaje a quien, por sugerencia de Catalina Ceballos, gerente de Canal Trece, invitamos a los conversatorios de Trece en FILBo. Y me entristece no haber sabido de él antes, me entristece no haber leído su novela, pero las cosas y como hemos visto previamente en este espacio de Jueves de Libros, los libros llegan a uno a su propio tiempo. Y es que ‘La Cuadra’, la primera novela de Mesa, es justamente eso de lo que les hablaba más arriba: un medio para la autoreflexión, una herramienta que el mismo autor utiliza para sacarse un poco del corazón, ese dolor que lleva cargando por años.
Es posible que ‘La Cuadra’ sea uno de los libros más terribles que he leído en mi vida y lo es porque es la historia más dolorosa que he vivido a través de las páginas, pero no por eso es un libro que desmerezca mi recomendación.
Lo reseñé en Árbol de Letras, justamente porque el libro, como las canciones de los AlcolirykoZ, amigos cercanos de Gilmer Mesa, son una ventana para mirarnos; son un camino para volver los pasos en la historia y dolor de este país reflejados en un recóndito lugar de Medellín llamado Aranjuez.