El Grinch nunca tuvo la culpa

El Grinch. Esa figura contemporánea y casi mítica que hace las veces de Krampus americano y es a la vez un ser ficticio y un estado emocional durante las festividades. Ese personaje acusado de “robar” la navidad en el libro y sus adaptaciones a películas, es en realidad una víctima.

Sí, el Grinch es la víctima, NO el villano de esta, ni de ninguna otra, historia.

Al Grinch siempre lo pintaron como un mal tipo, pero si analizamos las circunstancias de su vida, su aparente amargura y poco amable actitud tiene todo el sentido y es apenas lógica. Te reto a ver nuevamente El Grinch con Jim Carrey, pero realmente poniendo atención a lo que pasa sin asumir la perspectiva de la villa que lo acusa de ser malvado. Una vez hagas esto, basándonos solo en los hechos de la trama, es fácil evidenciar que el Grinch es cómo es, precisamente por culpa de los habitantes de Villaquién, quienes lo aterrorizaron desde que era un niño.

El grinch se mudó a la cima de su montaña y solo aprecia la compañía de su fiel perro porque los habitantes, grandes y chicos de Villaquién, lo discriminaron por ser un niño verde y su infancia se vio marcada por el bullying y el racismo.

La vida entera del Grinch es la historia de un niño maltratado. Abandonado cuando era tan solo un bebé y dejado en una cesta colgada en un árbol a su suerte, solo para luego ser sometido a las burlas de sus compañeros de clase en la infancia. Es lógico que él solo tiene malos recuerdos y experiencias conectadas a la navidad y a Villaquién.

Además, si Villaquién es realmente este lugar especial y mágico que nos quieren vender en el libro y las películas, ¿por qué sus habitantes son tan adeptos de la discriminación y del racismo casual? Al Grinch lo maltratan y oprimen por ser diferente, e incluso cuando él intenta adaptarse y encajar, no recibe más que burlas y desprecio, tanto de los otros niños de la escuela, como de los profesores que debían protegerlo.

En la conclusión de la historia en todas sus versiones —y como buen cuento navideño—, todo es perdonado y olvidado gracias al “espíritu de la navidad”, pero la verdad es que aunque muchas acciones del Grinch son sin duda reprochables, los habitantes de Villaquién no solo tenían que perdonarlo por robarles sus regalos, sino que de hecho le quedaron debiendo una disculpa a él por todo el matoneo que le hicieron en su vida previa al exilio.

Vale recordar que Dr. Seuss escribió How the Grinch Stole Christmas como una crítica a la comercialización de la navidad, entonces tanto drama por algunos regalos o adornos perdidos demuestra que los habitantes de Villaquién tampoco tienen muy claro de qué se trata en realidad esta festividad y es precisamente gracias a las acciones del Grinch que re-descubren el verdadero significado de la Navidad.

Al final el Grinch debería salir reivindicado, no por el condescendiente “perdón” de los habitantes de Villaquién, sino porque no hay nada de malo en querer pasar la navidad —o cualquier otra festividad— alejado del ruido, en una montaña, leyendo junto a tu mascota.


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