Es bien sabido que el casi omnipotente Kal-El, también conocido como Superman, obtiene sus habilidades por la energía que le brinda el Sol. Aunque los humanos no podemos volar, la influencia que ejerce el astro en nuestro cuerpo y nuestro planeta es fundamental para que exista la vida. Por eso, no extraña que cientos de civilizaciones en la historia hayan adorado como dios a la estrella (literal y figurativamente hablando) del Sistema Solar.
Hagamos un repaso veloz de su importancia: ¿Qué estabas haciendo tú hace 4.600 millones de años? Pues el Sol estaba naciendo y, de hecho, esta medición del tiempo se la debemos también a la estrella. Con ésta, también nació más de 99% de toda la masa que compone al Sistema Solar.
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Como si fuera poco, las plantas absorben la energía del Sol mediante fotosíntesis y sin plantas no habría oxígeno. Sin este pequeño paso, en términos muy generales, el resto de formas de vida en el planeta no podrían existir. Esto, sin contar con que también tiene influencia en el clima y una sola llamarada solar podría carbonizar todo rastro de vida.
Por eso, en el día del Sol, recordamos a varias civilizaciones históricas que le han rendido culto y personificado a través de sus mitologías al incombustible Sol, Ra, Helios, Xué y muchos más.
Xué:
También denominado como Sué, este era el dios del Sol para los muiscas, quienes lo adoraron en igual medida que su esposa, la diosa de la Luna, Chía. Aunque ya no quedan restos, el templo más grande que se conoció sobre su adoración quedaba en Sogamoso y los muiscas creían que los Zipas estaban vinculados a Xué, mientras que los Zaques, estarían emparentados a Chía.
Xué era un hombre que llegó desde los llanos hasta el altiplano y allí enseño a los hombres a tejer, así como los principios rectores de las confederaciones muiscas. También se lo llamó Nemqueteba y se creía que fue el creador del Salto del Tequendama, por eso, lo más probable es que lo conozcas por su nombre más cotidiano: Bochica.
Ra:
Si bien Horus es el fundador de la civilización egipcia y su imagen también está vinculada al cielo, es Ra el dios que mejor y más directamente personificaba al Sol para esta cultura. Ra surgió de las aguas del Río Nun, forjado del barro en forma de huevo. Era tal su poder que creaba las cosas con solo nombrarlas. Ra comparte el título de dios solar con Jepri, dios del sol del amanecer y Atum, dios del sol del atardecer, mientras que Ra es el dios del sol meridiano, cuando está más radiante.
Ra fue uno de los dioses principales dioses del panteón egipcio y se le considera creador de la vida. Su culto se predicó por siglos, aunque luego su simbología se fusionó con la de Amón, quien se convirtió en el máximo dios del Imperio.
De Directmedia Publishing.
Inti:
Si tienen estómago delicado para el incesto, será mejor que no les contemos que Inti, el máximo dios del Imperio Inca, estaba casado con su hermana, Mamá Quilla, diosa de la Luna. Inti era hijo del dios creador de todo, Huiracocha, y la personificación del poder del Sol. La cultura incaica lo veneraba para pedir su favor en las cosechas y celebraba su poder en dos fiestas que, al día de hoy, siguen practicándose en varias comunidades indígenas de ascendencia inca: el Inti Raymi el 21 de junio y el Cápac Raymi, el 21 de diciembre.
Helios:
Si has visto alguna vez una imagen religiosa de una persona con una aureola dorada rodeando su cabeza, probablemente ha sido influenciada por Helios, la personificación del Sol para los antiguos griegos. Montado en su carroza halada por los corceles flameantes Flegonte, Aetón, Pirois y Eoo, Helios cabalga desde el amanecer hasta el otro lado del océano y vuelve a salir por este, al día siguiente.
Si bien sus orígenes y algunos detalles de su historia cambian de acuerdo con quien lo describe (Hesíodo u Homero), Helios es realmente un Titán, hijo de Hiperión y Tea. Con el tiempo y la conquista Romana, Helios comenzó a ser relacionado y vinculado con Apolo, dios de las artes, la belleza, la luz, entre otras.
Tonatiuh:
Su nombre significa "El Sol", pero para los mexicas, Tonatiuh era en realidad el Quinto Sol. Luego de la muerte del Cuarto Sol, Quetzalcóatl y Xipe Tótec debían decidir entre dos dioses: Tecusiztécatl que era orgulloso pero cobarde y Nanahuatzin, que era valiente pero pobre. Para hacerlo, el fuego de una pira ceremonial debía señalar cuál sería el nuevo Sol, pero Tecusiztécatl vaciló a entrar y, cuando lo hizo, no soportó el dolor y salió con manchas de jaguar en su piel. Cuando Nanahuatzin -quien también era dios de la humildad- ingresó a la pira, una chispa iluminó el cielo y, tras una batalla con otros dioses, se convirtió así en Tonatiuh, dios que pedía sacrificios diarios para no ocultarse tras las montañas.
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