A las 9:08 pm se escucharon ‘Los dioses ocultos’. Las 11.000 personas que llenábamos el Movistar Arena entramos a un rito. No fue necesario nada más que sus instrumentos, su presencia y una pantalla detrás de ellos para que todos los que los escuchábamos entráramos a ese culto, que yo nunca había vivido.
‘Afuera’ fue la explosión perfecta para que cada uno dejara la vida cotidiana y sus problemas lejos de la Arena Movistar, y nos diéramos cuenta de que el tiempo es efímero porque las dos horas y media que tocaron pasaron como un parpadeo.
Había tanta emoción en el ambiente que Saúl Hernández lo sintió en tarima: “Nosotros pensábamos que después de 30 años no íbamos a sentir como la primera vez, pero lo estamos sintiendo. Gracias, Bogotá”. Y no solo era la música sino todos los mensajes que trae consigo porque “a la vida no le tengas miedo sino coraje, pero al amor nunca le tengas miedo”. Sonaba 'Miedo' de fondo y la chica que estaba a mi lado comenzaba a llorar.
Foto por Anderson Labraor @zetadj – Canal Trece
Nos transformamos en 'Nubes' y 'Tortugas', nos dimos cuenta de que los pensamientos son más fuertes cuando los convertimos en acción y gritamos, cantamos y saltamos mientras sonaba 'Para que no digas que no pienso en ti'. Luego, sin miedo alguno, todos aceptamos que hemos estado 'Heridos' y que tal como lo dijo Saúl: “independientemente de los problemas tu corazón es más poderoso y sanará tus heridas” para que logremos hacer todo lo que queremos 'Antes de que nos olviden'.
Después sonó una de las canciones que más me impactó: 'Mátenme porque me muero'. Para mí uno de los mejores momentos de la noche. No me imagino cómo habrá sido escucharla con Andrea Echeverri en el concierto del domingo.
Foto por Anderson Labraor @zetadj – Canal Trece
Seguían transcurriendo los minutos y a donde quiera que miraba había una persona gritando, saltando emocionada porque lo que estábamos viviendo era apoteósico. Sonaron: 'Hasta morir', 'Amanece', 'De noche todos los gatos son pardos' y 'Aviéntame', una de las gratas sorpresas.
Otra tanda de clásicos llegó con 'Perdí mi ojo de venado', 'Aquí no es así' -una gran canción que la gente coreó con todas sus fuerzas-, y terminó con 'Nos vamos juntos'.
Foto por Anderson Labraor @zetadj – Canal Trece
La banda se bajó de la tarima y después de unos minutos salió a cerrar la noche con broche de oro. Un solo de saxofón más fuerte que cualquier otro en la presentación nos llevó a 'Quisiera ser alcohol', una de las mejores interpretaciones que tuvieron; luego 'No dejes que' nos puso a saltar como locos para culminar con 'La célula que explota', en la que Saúl dejó que el público cantara y dejara salir toda su emotividad. La noche terminó con 'La negra Tomasa' en una versión emocionante y bailable.
El último año de mi vida he asistido a más conciertos de los que pude imaginar, pero en este sentí la conexión banda-público, sentí cuando la música en vivo puede ser más grande que cualquier otra cosa que esté sucediendo en ese momento. Tal como lo dijo Saúl: “el universo se queda pequeño junto a ti”.
Foto por Anderson Labraor @zetadj – Canal Trece
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