En Tumaco, una de las ciudades más representativas del departamento de Nariño, en el pacífico colombiano, fuimos testigos de un turismo diferente donde conocimos el sabor y el placer de un rincón de Colombia de la mano de quienes se levantan con su cultura y gastronomía. Un punto que nos lleva a soñar con lo imposible y a deleitarnos con el atardecer a orillas de la playa o el manglar.
En Nariño, el turismo Comunitario se asoma como una alternativa para salvar las disparidades, y como motor de desarrollo económico sostenible dinamizador de los recursos naturales, culturales y locales de las comunidades. Este es un turismo vivencial, que fomenta el interés por las experiencias, descubriendo las tradiciones, costumbres ancestrales y hábitos de las comunidades.
¿Cómo llegar a Tumaco?
La manera más fácil de llegar a este municipio es en avión, el recorrido dura apenas una hora y media desde Bogotá; hace pocas semanas se abrieron nuevas frecuencias de vuelo desde la capital del país. El clima es bastante fresco por lo que la recomendación es llegar con ropa ligera y buen calzado tanto para la playa como para la caminata o la rumba.
Por tierra queda a poco más de 6 horas desde Pasto, la capital del departamento. La carretera se encuentra en buenas condiciones por lo que el recorrido no tiene complicaciones.
Primera parada, del mar a la olla
En Tumaco nos recibe el colectivo ‘Del mar a la olla’, un grupo de mujeres sobrevivientes del conflicto armado que, desde el año 2017, vienen resaltando su cultura con todo el saber que tienen de la cocina tradicional del Pacífico y una propuesta culinaria, poética y musical.
A través de la cocina muchas de ellas han logrado sanar las heridas que ha dejado la violencia en sus hogares. Inicialmente se reunieron por un proyecto comunitario, pero una vez finalizó, ellas siguieron compartiendo sus historias y sabores típicos.
Encocado de pelada, uno de los pescados más especiales de la cocina en Tumaco.
Durante el conflicto armado el oficio de la pesca disminuyó y cultivar no era nada fácil, por eso muchos platos típicos dejaron de prepararse; pero gracias a este equipo de mujeres, resurgieron platos como La Panda, un pescado tradicional que se acompaña de patacón y arroz, del que ya han elaborado combinaciones con camarón o tilapia.
En este tipo de preparaciones no pueden faltar el Chiraran y el chiyangua, hierbas que le dan la sazón a las comidas. En este lugar es típico encontrar al lado de cada estufa un ramo de estas especias que, según los conocedores de la zona, son el toque secreto que identifica los platos de la región.
Vamos pa´la playa
Las playas del Pacífico tienen una magia propia, un color especial y un sabor que pocas pueden ofrecer. Un espectáculo a la vista para descubrir el mar por primera vez, como es el caso del autor de esta nota.
Llegamos a la playa del Morro, uno de los lugares más visitados por los turistas por ser el de mayor oferta hotelera. Para disfrutar de una tarde espectacular frente al mar, en la zona encontrará carpas, restaurantes, bebidas y algunas actividades recreativas, todas lideradas por los miembros de la Asociación de Turismo de Tumaco –Asocarmo, que organiza a esta agrupación comunitaria.
La playa está rodeada por vegetación boscosa nativa y manglar. Allí puede disfrutar de un sendero ideal para apreciar la fauna de la costa pacífica, avistamiento de aves, o quedarse en la orilla de la playa viendo a los cangrejos que entran y salen de la arena. También puede relajarse en la gran piscina natural que se forma frente al arco del morro, una formación rocosa natural que hace de éste, un paisaje inolvidable.
Pero la experiencia no es completa si no degusta los cocteles y bebidas típicas del Pacífico como el canela bondi, el siete tiros, el arrechón, el pelagallos, el parabrinco, y el tradicional curao, con sus plantas medicinales.
No olvide preguntar por Hellen, una de las vendedoras más tradicionales de la zona, para conocer la historia y las propiedades de este popular licor que -según cuentan los lugareños- actúa dependiendo de la dolencia, limpiando el cuerpo.
Si alguna vez ha querido disfrutar del avistamiento de ballenas, Tumaco es el lugar ideal. Para tener un viaje sin preocupaciones puede contactar a la Asociación de Prestadores Turísticos de Tumaco-ASOPRESTU, o consultar con cualquiera de las asociaciones del lugar, conformadas por personas de la comunidad que están avanzando en el turismo comunitario, quienes le ayudarán a planear cada detalle.
La estación de Palomino
Corvina marinera bañada en coco, camarones, calamar, pateburro y concha.
Después de pasar un día inolvidable, cerramos la noche con María Edilma Palomino una cocinera tradicional con mucho corazón a la hora de preparar sus platos. Sentarse con ella es conocer de primera mano la tradición y la curiosidad por los sabores de la cocina del pacífico, proceso que la llevó de ser una aprendiz, a compartir como toda una experta el sabor tan característico de esta región en otros lugares de Colombia.
María Edilma Palomino – La pueden encontrar en Instagram como @chepa_cabeza.
La ruta del Manglar
Con la marea baja, es momento de visitar el puerto y tomar una lancha para conocer una de las labores destacadas de la región, la recolección de Piangua, conchas que se utilizan para la preparación de diferentes platos, muy apetecidos en los restaurantes de la zona. Son más de diez rutas a través del territorio que Lidia Grueso y otras lideresas comparten, con el fin de cambiar la cara de Tumaco ante el mundo.
Puerto de la bahía de Tumaco.
Las jornadas de recolección de piangua pueden durar 2, 3 y hasta 5 horas. Dependiendo del terreno y a través de las raíces del manglar, se encuentran conchas hembra, que son las de contextura más gruesa, y conchas macho, menos gruesa y más clara que la hembra.
Durante la visita se puede aprender el proceso de extracción de la piangua, experimentando el trabajo que estas mujeres desarrollan día a día y con el que dan sostén a sus familias. Pero no solo es sacar la concha, también siembran mangle para la sostenibilidad del lugar.
Ceviche de piangua.
Ceviche en seco, cócteles, sopa, caldo de piangua, arroz y tortas, son algunas de las delicias que se pueden preparar con este producto.
Bocagrande con María del Mar
A través de los esteros, corredores de agua que se forman cuando sube la marea, llegamos a la isla de Bocagrande para conocer “María del Mar” una asociación de cocineras tradicionales que han encontrado en el turismo una oportunidad de empleo para resistir los cambios de la naturaleza; en esta zona, el mar se ha ido comiendo las playas poco a poco, lo que ha obligado a muchos de los que viven en el lugar a moverse tierra adentro, trasladando sus negocios y carpas.
En 14 años han tenido que mudarse dos veces para evitar el alcance del mar. Cada vez se vuelven más prácticos para armar y desarmar las carpas y cabañas que tienen para los turistas frente al mar. Guadua con drywall son algunos de los materiales que usan.
Concha hembra.
El plan en la Isla de Bocagrande es excelente para ir en pareja y disfrutar de un buen ritual de bienestar con la vista hacia el mar, al que se le puede incluir el paquete de avistamiento de ballenas. La vista y el sonido es solamente del oleaje del océano, y la decoración es realizada por varias mujeres emprendedoras de la asociación María del Mar.
Agüita de coco, fruta y pescado en salsa de coco, son algunas de las delicias que se pueden disfrutar en la mesa. Es curioso ver los cangrejos en la arena y luego terminan en uno de los platos típicos. En Bocagrande se puede adquirir la pasadía o un paquete por varios días en el sitio.
Luego nos desplazamos a otro punto de la isla para conocer el hotel Las Lilianas, un emprendimiento liderado por Gloria Palacios, uno de los alojamientos más visitados en Tumaco, favoreciendo el trabajo de agricultores, pescadores y artesanas de las veredas cercanas.
Bocagrande es una isla habitada en su mayoría por pescadores y recolectores de moluscos, pianguas, cangrejos rojos y jaibas, en donde se puede compartir con estas personas, las experiencias de sus jornadas en el mar; un lugar mágico, rodeado por manglares, hermosa vegetación, aves y palmares de coco, con extensas y hermosas playas.
Las noches son de pura fiesta con sabor del pacífico, unas copas de curao pondrán el paso para el baile junto a una fogata en la playa.
Buen vino para llevar la noche en Tumaco
Volvemos a Tumaco para probar otro lado de la noche gastronómica; aunque la comida de mar es protagonista en la región, la carne a la llanera es uno de los mejores platos para disfrutar en este municipio.
Entre el buen acompañamiento para este plato nos encontramos con el vino de Nazai; un emprendimiento de Cristina Cortes Lucero y Natalia Ospina Traetto, dos jóvenes de Tumaco que crearon su propia línea de vinos a base de naidi, una fruta con propiedades antioxidantes y según cuentan estas emprendedoras, posee 33 veces más antocianina (antioxidante) que la uva.
Este es un vino seco, semiseco y dulce, ideal para acompañar diferentes comidas. Desde el Tumaco tienen envíos a diferentes partes del país a través de su cuenta en Instagram (@Charuqueno).
La rumba en Tumaco
¿Recuerdan a Hellen? Si logran seguirle la pista por las calles de Tumaco, llegarán hasta un rincón con toda la cultura y sonido de la marimba: “Las delicias del Pacífico Hellen”. El lugar puede parecer pequeño a simple vista, pero llena toda la cuadra de baile y música, recibiendo a propios y foráneos como si fuesen de la casa.
