Hubo una época hace cientos de años, en que en las cortes monárquicas del mundo existía un personaje dedicado únicamente a las labores de transcripción y escritura de los textos, una profesión que en muchos casos estuvo designada para los monjes que hacían parte de los monasterios.
La labor de escribir a mano fue entonces de vital importancia porque con la escritura las ideas permanecían. Pero, a que no sabías que incluso esas personas dedicadas a escribir día y noche cometían inimaginables errores de ortografía.
Foto: Hipertextual
Resulta que en estos años las sociedades, que eran teocentristas, lograron adjudicarle a los errores humanos la presencia de entidades sobrenaturales, y sí, incluso para los errores de ortografía había un demonio a quien culpar. Nacido cerca al siglo XIII Titivillus era un demonio que, según la creencia religiosa de entonces, trabajaba para Lucifer con el afán de hacer caer a los escribas en increíbles errores de ortografía.
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Lo que realmente sucedía era que el trabajo de realizar los manuscritos, se llevaba a cabo en los recintos de los monasterios, lugares húmedos, durante largas jornadas y con condiciones lumínicas que a cualquiera le habrían costado errores ortográficos. Esos errores comenzaron a ser adjudicados a Titivillus, ese demonio que, encargado por el mismo Satán, susurraba en los oídos de los escribas haciéndolos cometer graves errores que podían condenarlos a las llamas del infierno; a través de las letras Titivillus le entregaba las almas a Lucifer.
Una de las historias más conocidas que fueron atribuidas a Titivillus fue la de la popular ‘Biblia Maldita’, un texto que fue encargado por el Rey Carlos I en las antiguas tierras inglesas y en cuyo texto fue escrito uno de los mayores errores: en el Éxodo, justo en donde debería aparecer el sexto mandamiento, los editores escribieron “cometerás actos impuros” ¡Se comieron la palabra NO! Razón por la cual al rey casi le da un infarto, condenó como blasfemos a los escribanos encargados, culpó a Titivillus y quemó en la hoguera las 1000 copias de la Biblia Maldita. O al menos eso creyó porque en el 2015 apareció una copia que hasta el día de hoy está avaluada en 15 mil libras esterlinas (cerca de 60 millones de pesos) y es considerada una de las curiosidades literarias de la historia.
Pintura del artista Diego de la Cruz de la Virgen de la Misericordia – es posible que Titivillus sea el demonio que aparece arriba a la derecha con un montón de libros en la espalda. Fuente: Hipertextual
La intención de Titivillus ha sido, durante siglos, desaparecer las tildes, ocultar palabras, cambiar la B por V o la S por la C y la Z, ¡pero que no se te vuelva costumbre culpar a Titivillus!
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