La temporada navideña llegó oficialmente y, con ella, las ganas de transformar los hogares en espacios llenos de luz, color y emoción. Este 2025 las tendencias de decoración apuestan por un equilibrio entre la nostalgia tradicional y la innovación sostenible, buscando crear ambientes cálidos, naturales y conscientes.
La paleta de colores de este año se inclina hacia los tonos tierra y los verdes profundos, acompañados por detalles dorados y cobrizos que evocan elegancia sin exceso. El rojo sigue siendo protagonista, pero en versiones más suaves, como el borgoña o el vino tinto, que aportan sofisticación. El blanco y los tonos madera completan una estética que remite al bosque y a la calma de lo natural.
En cuanto a materiales, la tendencia es clara: menos plástico, más artesanía. El uso de fibras naturales, madera reciclada, vidrio soplado y textiles de algodón o lino reemplaza al plástico brillante que dominó en décadas pasadas. Los adornos hechos a mano, las velas de cera vegetal y los arreglos con piñas, ramas secas o eucalipto se imponen en las mesas y coronas navideñas.
Otra tendencia fuerte es el “Christmas minimal”, que propone decorar con pocos elementos pero con sentido. Un árbol pequeño, luces cálidas y algunos detalles cuidadosamente seleccionados bastan para crear un ambiente acogedor. Se trata de priorizar la historia detrás de cada adorno y no la cantidad.
Además, el auge del “DIY” (hazlo tú mismo) inspira a muchas familias a crear su propia decoración. Desde esferas pintadas a mano hasta calendarios de adviento con materiales reciclados, la idea es personalizar y reducir el consumo. En redes sociales abundan tutoriales que demuestran que la creatividad puede ser más poderosa que el gasto.
En resumen, la Navidad 2025 celebra la autenticidad y la conexión con lo esencial. Una oportunidad para redescubrir que la belleza también puede ser responsable con el planeta y con nuestro bolsillo.