Suelen decir, a manera de dicho común, que "los libros nos hablan". Que cada vez que un lector abre una página de este u otro libro, lo que lee es infinitamente diferente a lo que otros han leído, e incluso diferente a lo que pudo haber leído el mismo lector en otra época de su vida. Y puede que sea cierto, pero en muchas otras ocasiones, sucede también que los libros nos abrazan y nos hacen ver que somos parte de algo, que no estamos solos y que, aquello que hemos vivido, ha sido vivido, sufrido, reído, disfrutado por otros de manera similar.
Esto fue lo que me pasó con el libro de Lina Tono, ‘Ropa Interior’, un libro que desde que lo abrí se convirtió en un espejo, no porque las experiencias vividas por las diez mujeres de los diez relatos que lo componen las haya vivido yo necesariamente en las mismas condiciones, sino porque creo que ser mujer, en la cotidianidad, se siente de manera muy parecida, aunque sea en diferentes pieles, en diferentes contextos.
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de hablar con Lina sobre el proceso creativo de su libro, un proceso que a mí me genera mucha curiosidad porque lejos de ser solamente ficción (que lo es), me pareció un compendio de relatos sobre mujeres reales. La pregunta sobre los límites entre realidad y ficción me abordó durante toda la lectura de ‘Ropa Interior’ como si se tratara de una obra creada en torno a la figura de una mujer real; y claro, al terminar y luego de hablar con Lina comprendí, que en el fondo lo es: es un libro sobre muchas mujeres, sobre lo que significa el día a día de ser mujer en una ciudad como la nuestra, de lo que es tener este cuerpo femenino en el que albergamos risas y tristezas por igual.
Lina Tono no cree que su libro sea un libro feminista y yo por el contrario creo que sí, porque lejos de la academia, me parece que el feminismo se entiende cuando se ha vivido en la piel de la mujer y ‘Ropa Interior’ es honestidad pura sobre lo que esto significa.