Siempre que hablo de feminismo pienso en 'alzar la voz' y ha sido así porque el momento en que me acepté como feminista entendí que las luchas que tendría enunciándome de esta manera, me traerían obstáculos sociales y personales, esto segundo especialmente por esos imaginarios machistas con los que crecí. Es un camino duro, pero que me ha permitido conocerme de maneras profundas, críticas y activas. No hay peor enemigo uno mismo.
Escribir siempre me ha permitido conversar, conocer historias y enamorarme de discursos que no conocía antes, pero lo que más he disfrutado de este proceso es acercarme a colectivos que le apuestan a espacios diversos, de cuidado y conversación. Hoy quisiera presentarles La Magdalena, una revista de difusión colectiva con enfoque feminista plural y disidencias sexuales, con un equipo precioso de 38 personas.
Instagram: Lamagdalenarevista
La revista nació en plena pandemia. Había iniciado como una idea completamente diferente, pero viendo la urgencia del contexto violento que vivían las mujeres en el aislamiento preventivo, la idea mutó y se transformó en lo que hoy día se estructura y construye en una postura anticapitalista donde la solidaridad comunitaria prima ante todo. Además, de su autonomía de las instituciones que se lucran de los discursos feministas. Su nombre es poderoso, pues viene –inicialmente– del Río Magdalena; la carga simbólica que tiene es enorme: primero, es agua y vida, y, segundo, habla de las pluralidades y uniones que se encuentran en estos espacios de fluidez; además, también hace alusión a María Magdalena, una mujer históricamente desprestigiada pero también símbolo de resistencia, subversión y reivindicación. Son estas características las que abrazan y construyen lo que esta revista es: un espacio de sororidad y comunidad.
Vivimos en un mundo donde muchos tipos de violencia se han normalizado y la aparición de estos espacios donde las voces de muchas diversidades son escuchadas, permiten que nuevas formas de pensamiento se incrusten y logren despertar pensamientos críticos y, en especial, preguntas. Dudar de lo establecido es una invitación a seguir creando conocimiento.
PANEL – REVISTA LA MAGDALENA
La virtualidad, a pesar de lograr reunir, también es un espacio para la violencia: los discursos transexcluyentes, sobre todo en Twitter, han estado creciendo y volviéndose cada vez más peligrosos. La Magdalena se la ha jugado por ser un puente para que las persones trans puedan conversar sobre aquellos temas que las aquejan, duelen, atraviesan y rompen, como también esos discursos que sobrepasan lo "teórico" y se paran en el plano de lo experiencial.
Por eso organizaron un pánel donde la universalidad de las mujeres fue una experiencia sobrecogedora. Hablar de género y las dinámicas que han sido construidas alrededor de los binarismos occidentales no es un tema sencillo y el espacio que la revista dio permitió que elles tuvieran un agenciamiento en el discurso de sus experiencias y de lo que es estar atravesade por violencias que llegan desde distintas aristas: el transfeminismo en Colombia y México se llevó todo el protagonismo y fue moderado por personajes del equipo de la revista. Aquí toda la información:
Instagram: Lamagdalenarevista
A pesar de que estos espacios se abran, muchas mujeres que se denominan "feministas" han usado esa virtualidad para lastimar, transgredir, dañar y seguir difundiendo discursos de violencia. Esta población tiene una esperanza de vida de 35 años, sumándole la cantidad de asesinatos que se cometen a diario y se mantienen en silencio. Haz clic aquí para ve el mapa del Observatorio de Personas Trans Asesinadas.
Twitter: @la_magdalenarev
La Magdalena le apuesta a largo plazo a la posibilidad de ir a territorios, de darle un espacio a la diversidad de voces que trabajan por un feminismo y lograr caminar América Latina con les viajeros que quieran sumarse a elles. Ojalá y todes podamos sumarnos también.
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