Las películas de terror más recordadas por los colombianos: del suspenso clásico al cine moderno

Octubre es sinónimo de miedo, misterio y nostalgia cinematográfica. Es la época perfecta para revivir aquellas películas que alguna vez nos hicieron tapar los ojos, dormir con la luz encendida o jurar que no volveríamos a ver una cinta de terror. Pero, a la vez, es el momento ideal para celebrar ese placer extraño que provoca el miedo compartido frente a la pantalla. Estas son algunas de las películas de terror más recordadas por los colombianos, que van del suspenso clásico al cine moderno que sigue marcando generaciones.

Los clásicos que nunca mueren

Nadie olvida el impacto que causó “El Exorcista” (1973). Muchos colombianos la vieron en televisión abierta durante los ochenta o en proyecciones especiales en cine, y aún recuerdan a Regan girando la cabeza o levitando en su cama. Su mezcla de fe, posesión y angustia psicológica la convirtió en la madre de todos los sustos.

Otro ícono es “Pesadilla en la calle Elm” (1984), con el inolvidable Freddy Krueger. En los barrios bogotanos y caleños, ver esa cinta era casi un ritual adolescente. Freddy se volvió parte del imaginario popular, al punto de que sus garras y su sombrero fueron disfraces recurrentes durante décadas.

“Viernes 13” y “Halloween”, estrenadas entre finales de los setenta y comienzos de los ochenta, también marcaron época. Esas películas consolidaron el género slasher, donde los adolescentes desprevenidos enfrentan al asesino enmascarado. En Colombia, se proyectaban en autocinemas o funciones de medianoche, creando toda una cultura del terror compartido.

El miedo hecho en Colombia

Aunque el terror ha sido dominado por Hollywood, el cine colombiano también ha dejado huellas con títulos que exploran lo sobrenatural desde lo propio.
“El Páramo” (2011), de Jaime Osorio Márquez, es una de las más destacadas: una historia de soldados atrapados en la niebla de la guerra y el miedo psicológico. Su atmósfera y manejo del suspenso la convirtieron en un referente latinoamericano.

Otro título recordado es “Al final del espectro” (2006), protagonizada por Paola Turbay. Esta cinta, que mezcla el terror psicológico con lo paranormal, tuvo tal éxito que fue comprada por Hollywood para hacer un remake.

Más reciente, “Tarantela” (2023) y “El alma quiere volar” (2024) han mostrado que el terror colombiano se está reinventando: menos monstruos, más emociones, traumas y miedos cotidianos.

Los nuevos terrores: de la pantalla grande al streaming

Las generaciones actuales crecieron con “El Conjuro”, “Actividad Paranormal” o “It”, películas que renovaron el gusto por el miedo colectivo. Las plataformas de streaming han impulsado esta tendencia con producciones como “La Maldición de Hill House” o “Smile”, que combinan el susto con historias profundas sobre familia, soledad o duelo.

Hoy el terror no solo busca asustar, también emocionar y reflexionar. En Colombia, los maratones de Halloween se mezclan con eventos en parques, ciclos de cine en universidades y foros donde se analiza cómo el miedo refleja la sociedad.

Más que susto, una tradición

Lo curioso es que muchas de estas películas no solo provocaron sustos: se volvieron parte del imaginario cultural. En Halloween, no falta quien vea Chucky, La Monja o La Llorona con nostalgia, recordando los VHS, las salas oscuras y las risas nerviosas de los amigos.

Porque el terror, más allá del miedo, es también una manera de compartir historias, liberar emociones y, sobre todo, celebrar el poder del cine para hacernos sentir.

Así que este fin de semana, apaga las luces, prepara las crispetas y déjate atrapar por el miedo que une generaciones. El verdadero susto no es gritar… es no volver a mirar debajo de la cama.

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