Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
La creciente ola de aparatos inteligentes ha sido producto de las últimas sofisticaciones en materia de tecnología. Cada vez más las cosas del diario vivir se integran a sistemas y plataformas de funcionamiento que los hacen más rápidos, más autónomos y más eficaces. El crecimiento de la tecnología parece haber generado que el hombre pueda dejar de preocuparse por los azares cotidianos.
Aunque hoy ver una cámara análoga o un televisor barrigón parezca asunto de hipsters o colecciones sacadas de la “prehistoria de la tecnología”,
cada invención representó un salto muy importante en la composición de las disciplinas relacionadas con el diseño y la transformación de la tecnología. El cambio de un modelo a otro representa un mayor uso de las leyes y los recursos que rigen y habitan la naturaleza para la reducción de los límites del hombre en función de descifrar y construir el mundo.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
Si al ver su teléfono celular o su computador usted cree que estamos en la era de la tecnología, le diría que está equivocado. Cada época produce distintas innovaciones que responden a las circunstancias del momento, que cambien a través del tiempo no significa que ahora haya tecnología y antes no la hubiera. La primera rueda, el primer fuego, los primeros lentes, los bombillos y hasta las medias-pantalón aplicaron un sistema de conocimientos y técnicas para la respuesta de unas necesidades inmediatas; esto es lo que se conoce como tecnologías en antropología.
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La importancia de estas creaciones es tanta, que de no haber sido por ellas hoy no se tendrían muchos de los elementos tecnológicos que usamos a diario, como diría Carmen Gil, curadora de la Sala Voltaje y docente de la Universidad de los Andes “todo lo que hemos hecho es producir técnicas y tecnologías para producir reflexiones, entonces las tecnologías cambian; son nuevos medios y viejas ideas”.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
La tecnología es una dimensión que ha acompañado al hombre desde siempre. Su constancia en la historia humana ha sido producto de la búsqueda permanente por formas de interpretar la realidad y aproximarse al mundo. Diseños más sofisticados y sistemas de funcionamiento más acelerados son el reflejo del cambio en los patrones contemporáneos para concebir la ciencia, lo estético y lo tecnológico; lo que es práctico cambia en el tiempo y por eso es que hoy no sería útil –o saludable- seguir cargando las primeras “panelas” d
e celulares creadas por Motorola o Nokia.
En la medida en que el hombre ha ido expandiendo sus horizontes de exploración, también ha encontrado nuevas formas de crear, incluyendo avances en las leyes de la física, la mecánica o la electrónica. Si bien es cierto que desarrollos como los robots y los celulares inteligentes sólo pueden ser producto de la época en la que vivimos, esto no habría sido posible sin otras invenciones mecánicas que labraron el camino para construir mucho de lo que vemos hoy.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
Adicionales a los cambios técnicos, las transformaciones en la tecnología son producto de cambios en las mentalidades con respecto a la creación y la manipulación de la naturaleza. Si crear figuras humanas o concebir la inteligencia artificial antes no parecía posible, no era porque no fuera una curiosidad presente en las mentes del momento (Frankenstein es un reflejo de esto); los principios sobre la humanidad otorgaban juicios a este tipo de planteamientos y por mucho tiempo las posibilidades de la ciencia fueron condenadas tanto en lo técnico como en lo social.
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La verdadera innovación de la tecnología en la actualidad tiene que ver con los usos que se le otorgan y la dimensión de la población a las que llegan las producciones tecnológicas y su velocidad.
La incorporación de lo tecnológico en otros ámbitos de la esfera humana es producto de la exploración y la experimentación. Al sacar de su contexto inicial aparatos electrónicos, se aumentan las posibilidades de creación. Este ha sido un ejercicio que en el arte ha permitido la expansión de las fronteras para la expresión de pensamientos, posturas e ideas, mediante la intervención de la visión del artista; aunque es necesario aclarar que, como la tecnología este no es un ejercicio enteramente moderno –todo pasó en algún momento por la experimentación.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
En el caso de la música experimental se trata de crear de manera no convencional, como en el caso del género noise en la propuesta de AC/DC y la música con aparatos reciclados. Uno de los integrantes de Rubber Mind afirma “es el uso de objetos que no son específicamente creados para hacer música, sino que automáticamente el artista encuentra la posibilidad y eso en parte es la experimentación. Es el no descartar todo, sino incluir absolutamente todo porque con todo se puede hacer música”.
Aquí se genera una reinterpretación de la composición artística que reflexiona sobre la preponderancia que hoy tiene la tecnología en la cotidianidad de las personas. Este es el objetivo de propuestas como la del Salón Voltaje en la Feria del Millón. De acuerdo con Juan Ricardo Rincón, director de la feria, es importante tener una postura crítica sobre la manera en que se consume tecnología y en que el arte permite expresar experiencias sobre la relación tecnología-humanidad: “Hasta qué pu
nto esta dependencia tecnológica nos está gobernando o nos está expandiendo, nos está facilitando nuevas formas de relacionarnos, como de sofisticarnos como sociedad”.
Foto: María Alejandra Villamizar – Canal Trece
Esta reflexión se puede aplicar también al caso de la conformación de nuevos roles laborales a partir de plataformas de interconexión global como youtube. La labor de los youtubers como creadores de contenido permite analizar la manera en que el contexto contemporáneo ha hecho uso de la tecnología para superar las barreras de la creación y la difusión global.
La tecnología entonces aparece como una herramienta que fuera de su contexto científico da la posibilidad de transmitir ideas y conceptos desde otras técnicas. En el arte contemporáneo, por ejemplo, el video y los “nuevos medios”
de producción terminaron por abrir la mirada sobre nuevas formas de creación que posibilitaban un espectro más amplio de comunicación y difusión. La experimentación con tecnología para la formación de arte ha terminado por consolidar quehaceres y sentidos de estética que juegan con las posibilidades del artista.
“La fuerza no está solamente dada en la imagen y su estética, sino también está dada en la fuerza del trabajo de cómo el artista logra relacionar, hacer relaciones directas entre la imagen y las ideas para que el trabajo sea más sólido y consistente y no se quede sólo en la imagen estética”,
menciona Juan Alonso, fotógrafo y artista visual.
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El debate sobre la tecnología y sus usos tiene muchas implicaciones, se llega a plantear incluso la manera en que permite jugar con nociones de tiempo y realidad, como lo menciona Camilo Jiménez, director del estudio de animación La Pájara Pinta. No obstante, este no es un asunto limitado a la actualidad; la relación de la tecnología y la práctica artística podría rastrearse hasta las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira en España que usaban el fuego para simular el movimiento.
Hoy y siempre la tecnología se transforma para responder a las necesidades del momento. El aumento de las comunicaciones y la expansión de formas de difundir mensajes más amplios ha permitido que el arte también se modifique y encuentre un nuevo sentido en función del aumento de herramientas para crear. El uso de robots para hacer retratos, o de aparatos electrónicos reciclados para producir música refleja la manera en que la sociedad está buscando incorporar la reflexión sobre la creciente presencia de la tecnología en nuestras vidas. Una presencia que, aunque no sea nueva o siniestra, está en aumento.
Puedes ver el capítulo de Fractal, Experimentación y tecnología en el arte.