El que pega primero pega dos veces, dice el refrán popular. Y no es gratis –ni tampoco pagando- que se referencie a Ultrágeno como un nombre de culto y un grupo determinante para la historia del rock nacional. Por eso cada regreso se celebra en grande.
En plena época noventera en donde el rock se convertía en el cómplice y la salida para narrar la sociedad, en Bogotá una banda lograba hacer que el público se ensañara con sus canciones.
“Tocamos en muchos lugares pero siempre nos sentimos parte de Bogotá", dice Andrés Barragán (guitarrista de la banda)
Eso explica por qué las últimas grabaciones que complementaron el documental en el que llevan un buen tiempo trabajando fueron en sitios del centro de la capital que hacen un juego con sus letras y sonidos.
15 días de rodaje, 2 conciertos, más de 20 años desde su formación. Juan Camilo, Andrés, Amós y Santiago se reencontraban luego de ese circuito de tres fechas que dieron en 2007 llamado ‘Palpa el pálpito’ que cerró con un show en Rock al Parque. Dar fin al documental los unía con la presentación de una nueva canción y dos toques iban a ser la prueba para saber si realmente seguían siendo lo que eran como banda.
Una cosa es la energía espiritual y otra la física, trataba de explicar Amós Piñeros sobre la situación.
Estaba claro que ya no eran unos niños pero la alegría del regreso reavivó ese espíritu industrial, contestatario y de hermandad que se mueve alrededor de todo lo que representa Ultrágeno.
El llamado de la Raza Furia
“Lo único a lo que nos podemos aferrar es a lo que tenemos y a la gente a la que podemos mirar a los ojos” Amós Piñeros
Al comienzo solo se tenía contemplado un concierto. Que se agotaran las entradas en menos de seis horas los llevó a concretar una fecha más. Un regreso que solo entendían pasionalmente los que se consideran parte de la Raza Furia pero que al tiempo despertó la curiosidad de quienes los desconocían.
“¡No tocan hace 10 años!”, “¿por qué pagar 94.000 por ver a una banda nacional?”, fueron algunos de los comentarios que se escucharon durante los días en que se anunciaron las presentaciones de Ultrágeno. Ahora las opiniones los califican como uno de los mejores conciertos del año en el país.
Ultrágeno y sus links generacionales
Una base de integrantes que pese a su distancia se mantiene, la fuerza de la música como protagonista y un violín que engrandece esa propuesta industrial basada en la energía del en vivo son algunos de los sellos imborrables de Ultrágeno.
Cantaron el himno de Bogotá en el Estadio El Campín para un reencuentro entre barras de Santa Fe y Millonarios, fueron vetados de Tower Records por el tumulto que causaron en un show y su nombre está ligado a la historia de Rock al Parque. La conexión de su música con ese colectivo intangible que ellos llaman Raza Furia solo se explica con la interpretación que cada uno le ha dado a su mensaje.
Por fortuna, dicen, las letras de las canciones de los dos discos que lanzaron ‘Ultrágeno’ (1998) y ‘Código fuente’(2002) han cambiado un poco porque “ya no nos damos tanta bala” pero les ha permitido acercarse también a los hijos de esos padres que hace 20 años los vieron nacer y que en los conciertos de 2017 descubrieron la manera de ejercer en el escenario de Ultrágeno, que hoy en día no se ve tanto.
“Quisiéramos que nos recordaran como una banda de gente sencilla, entera y consecuente” Andrés Barragán
¿Cómo es un concierto de Ultrágeno? Así se ve, en fotos: