Cuando tenía 14 años tuve que leer el libro de Gabriel García Márquez que lo había llevado a consolidar lo que en todo el planeta se conoció como el Realismo Mágico. Cien Años de Soledad se apareció ante mis ojos como una biblia de literatura que todos aquellos a quienes yo conocía y admiraba habían tenido como obligación literaria.
La verdad es que le tuve miedo, como a todos los libros que tenían más de cien páginas, y no por la pereza de leer sino más bien por la impresión que me generaba que alguien tuviera tremenda cabeza para escribir un universo completo. Con todo y el miedo que me dio, Cien años de Soledad se convirtió en uno de los libros importantes de mi biblioteca, organizada por niveles de relevancia, desde el que más amaba al que menos me gustaba. Gabo se coló entre los diez primeros.
La reseña, en video
Sucedió que hace unas semanas, me prestaron un pequeño libro que hablaba sobre Gabo y su vida. A primera vista me pareció precioso, con una portada de colores tierra que me hacía pensar en el calor de la tierra de dónde venía el célebre escritor colombiano.
Sin embargo, al abrirlo, tuve el mismo miedo de cuando tenía 14 años: ¡Gabo, memorias de una vida mágica es un cómic! o como se suele llamar en el mundo de la literatura, una novela gráfica y yo nunca había leído una. Sería la primera vez que me sentaría a leer un cómic y con ese pensamiento el miedo me volvió a alcanzar.
No, cuando pequeña nunca leí una novela gráfica completa, más que las tiras cómicas de Mafalda y Calvin and Hobbes que salían en el periódico, y la verdad, es que los cómics nunca me llamaron la atención. Pero pasó que ese mismo día en el bus llegando a la casa lo saqué y comencé a leer y aquí me tienen ahora escribiendo sobre este libro que fue para mí el descubrimiento de una nueva manera de ver a Gabo. Oscar Pantoja, escritor colombiano que ya se había ganado el Premio Nacional de Novela Alejo Carpentier 2001 con la novela El Hijo, es uno de los papás de este libro. Y digo uno de los papás porque los ilustradores que le pusieron el alma a la obra son también elementos fundamentales en ella. Pantoja escribió, también en forma de novela gráfica, la vida de Juan Rulfo. Pero en esta ocasión, Gabo, memorias de una vida Mágica no es únicamente una biografía del creador de Macondo, es también una ventana para asomarse a la manera en la que él llegó a escribir una de las historias más importantes en español.
El libro completo es un constante ir y venir por la vida de Gabo y por la historia de Cien Años de Soledad. Contada a tres voces -la del narrador, la de cien años de soledad y la de los diálogos de los personajes-, la historia de Pantoja lleva al lector a recorrer lugares que se desconocen con la lectura del libro del Premio Nobel. La obra fue publicada a inicios del 2017, año en el cual se cumplen 50 años de la primera publicación de Cien Años de Soledad. La publicación de la novela gráfica estuvo a cargo de la editorial independiente Rey Naranjo que ha sido reconocida por la publicación de varios libros en formato gráfico y cómic. En una mezcla temporal que va desde la infancia de Gabo hasta esos días en Ciudad de México en donde, acompañado de Mecha, su esposa, escribió las primeras líneas de su obra máxima. Gabo Memorias de una Vida Mágica es un recorrido no solo por la vida del escritor sino por el proceso creativo que lo llevó a crear la más importante obra de la literatura colombiana.
Aunque para mí no fue sencillo de leer, ya lo dije, por la falta de costumbre de leer entre viñetas, sí creo que Memorias de una vida Mágica es el camino ideal para acercarse, en un primer nivel, a la obra de García Márquez. Es perfecto para los lectores más jóvenes y para aquellos que no han tenido la posibilidad de conocer la pluma del escritor de Aracataca. Con ello no quiero decir que esté de más leerlo si usted es un fan del Realismo Mágico. Por el contrario, con este libro también se descubren cosas que uno como lector ya ha intuido en la lectura de Cien Años de Soledad, pero que aquí se hacen evidentes, como por ejemplo esa entrañable relación que existió entre Gabito, el niño, y su abuelo el Coronel Nicolás Márquez, fuente primera de inspiración para la escritura de Cien Años de Soledad".
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