“(…) Pasaron junto a mí las bicicletas, los únicos insectos de aquel minuto seco del verano, sigilosas, veloces, transparentes: me parecieron solo movimientos del aire (…)”
Pablo Neruda
Andar en bicicleta podría ser considerado como uno de los placeres del mundo. Ante la posibilidad de disminuir el estrés que producen los medios de transporte públicos en las grandes ciudades, la bicicleta se ha convertido en los últimos años, en una válvula de escape que hace mucho más llevadera la vida en medio del caos citadino. Eso sin contar además el deporte tan importante en el que se ha convertido con eventos mundiales como el Giro de Italia, el Tour de Francia y la Vuelta a España, en donde los grandes como Nairo y Rigo nos han robado la emoción y el corazón.
Pero eso no es todo, andar en bicicleta ha sido también un hobby: pasear por paisajes maravillosos con la posibilidad de sentir el viento en la piel, es un suceso que ha sido idealizado por muchos. Y la literatura, en muchas de sus formas, nos ha dado cuenta de esto, como ese poema con el que inicia este artículo, del chileno Pablo Neruda. Y la verdad es que han sido muchos los escritores que han encontrado en un buen paseo en bici la inspiración para su trabajo literario, pues además andar en bicicleta es un gran ejercicio para la reflexión.
Lejos de querer hablar sobre libros e historias del ciclismo profesional, creímos conveniente hablar de la bicicleta como una musa de los escritores, y no solo como eso, sino en muchos casos como fiel compañera de esos que con palabras nos han conducido a otros mundos.
Lo mejor es que de esas relaciones escritor-bicicleta, tenemos una gran evidencia visual. Estas son algunas fotos de grandes personajes de las letras y sus fieles compañeras de dos ruedas:
León Tolstoi:
Foto: OpenCulture.com
La primera es una imagen de León Tolstoi, el escritor de ‘Guerra y paz’ uno de los clásicos de la literatura occidental, con la primera bicicleta que tuvo y con la que aprendió a montar a la edad de ¡67 años! Nunca es tarde para intentarlo.
Patti Smith:
Foto: Steven Sebring
Poeta y cantautora, Patti Smith fue una de esas escritoras que convirtieron las bicis, y puntualmente los viajes en bicicleta, en musa de inspiración. Una de las canciones que más recordamos de la cantante norteamericana es ‘April Fool’ que dice esto:
“Come on your rusted bike (Ven, en tu bicicleta oxidada)
Come we'll break all the rules (Ven, romperemos todas las reglas)
We'll ride like writers ride (Montaremos como lo hacen los escritores)
Neither rich nor broke (Ni ricos ni arruinados)
We'll race through alleyways (correremos por callejones)
In our tattered cloaks so” (en nuestras andrajosas capas)
Ernest Hemingway:
Foto: ecoosfera.com
El autor de ‘El viejo y el mar’ también era un apasionado por las bicicletas. Incluso en tiempos de guerra, recorría las calles de Italia durante la Primera Guerra Mundial, vendiéndoles cigarrillos y chocolates a los soldados italianos. Fue entonces, al servicio de la Cruz Roja, cuando cayó herido en uno de los ataques y en su recuperación conoció a la enfermera de la que se enamoraría y sería inspiración para escribir ‘Adiós a las armas’.
Sylvia Plath:
Foto: ecoosfera.com
Siendo aún muy joven, uno de los mayores placeres de la escritora de Boston, era recorrer las calles en bicicleta. Pasó gran tiempo de su juventud pedaleando de un lado a otro y esta experiencia le sirvió en muchas ocasiones como inspiración para sus creaciones.
Henry Miller:
Foto: ecoosfera.com
El escritor norteamericano era un ciclista apasionado y enamorado de las competencias ciclísticas. Desde muy pequeño creó un vínculo muy cercano con este medio de transporte tanto así que le dedicó una novela completa que se llama ‘Mi bicicleta y otros amigos’. En este libro relata que cuidaba de ella como si fuera un Rolls Royce.
Simone de Beauvoir:
Foto: sdbyjps.blogspot.com
La escritora francesa estaba enamorada del mundo, le encantaba viajar y conocer lugares diferentes cada vez que podía. Cuando ya era una escritora consagrada con gran reconocimiento se dio el gusto de conocer cientos de países, pero cuando aún era una mujer muy joven su único medio para viajar era la bicicleta, y aunque no le alcanzaba para llegar muy lejos, vivía feliz de poder recorrer caminos pedaleando. En su libro la plenitud describe varios de sus recorridos, incluso uno en el que acompañada de Jean Paul Sartre se cayó de la bicicleta y perdió un diente.
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