Con la llegada del Día del Padre, el centro educativo recopiló 100 testimonios de abuelos hijos y nietos en los que se analizan las pautas de crianza de papás a partir de tres generaciones diferentes. Los resultados permitieron clasificar tres grupos que el profesor y director del estudio Andrés Cano describe de esta manera:
“La función histórica del padre ha estado vinculada a la disciplina cuyo ejercicio, a veces violento, ha generado por generaciones la separación del niño del universo materno. Con el tiempo, esto ha cambiado y la forma de ejercer el control y la disciplina hoy se complementa con la demostración de afecto”.
Baby boomers (nacidos entre 1920 y 1949)
De acuerdo a la investigación este grupo aplica la frase “la letra con sangre entra” y educaron a punta de gritos y correa. Basaron sus relaciones familiares en patriarcados, en el que solo por el hecho de ser los “hombres de la casa” y proveedores del hogar, se sentían con el derecho de ejercer a toda costa el poder sobre la esposa y los hijos. (Siete películas sobre relaciones paternas conflictivas) Este tipo de padre podría llegar a ser violento o agresivo, especialmente si veía amenazado el poder que ejercía sobre su familia, ya sea porque se le cuestionaba o desobedecía.
Papás de la Generación X (nacidos entre 1950 y 1979)
Su poder fue cuestionado por los hijos, la pareja e incluso el Estado. Venían con una herencia muy fuerte de sus padres, donde fueron educados a punta de rejo y gritos creencia que se implementó en una educación muy tradicional y propia de principios del siglo XX. Sin embargo, se encontraron con otra realidad: recibieron mensajes contrarios a sus pautas de crianza o, por lo menos, muy distintos a como ellos fueron educados. El Estado comenzó a diseñar políticas para proteger a la primera infancia y a la revolución femenina que, entre otros logros, permitió que las mujeres trabajaran, les reconoció un status electoral activo y otros logros que hicieron sentir desplazados a los hombres. La tecnología también comenzó a reemplazar su principal característica de poder: la fuerza física, esto fue evidente especialmente con la aparición de las máquinas.
Papás generación Y o Millenials (nacidos desde 1980)
Ellos se inclinan más hacía lo racional y teniendo en cuenta que la mujer ya tiene mucho más claro su papel de proveedor, comienzan a aceptar voluntariamente estos cambios, como por ejemplo el cuidado de los hijos, el hecho de compartir las tareas del hogar e incluso ya perciben como algo negativo el hecho de castigar o reprimir físicamente a los niños. Reemplazaron la fuerza por el diálogo, los golpes por el efecto y, poco a poco, fueron ‘desnaturalizando’ el castigo. Pese a que aceptan estas condiciones o tareas de forma voluntaria, no saben cómo llevarlas a cabo y viven en medio de la zozobra por qué desconocen cómo realmente ser buenos padres. También conviven en un contexto social y cultural muy diferente en el que ellos fueron educados, en el que, por ejemplo, la legislación impone pautas concretas de actuación, compromisos y responsabilidades con los hijos. [Playlist] De tal guitarra, tal astilla: padres e hijos de la música Foto de portada: cc Pixabay