El Festival de Cortos de Bogotá es un espacio increíble para entretenerse, reflexionar y apreciar nuevas visiones. El corto es una historia condensada, y ver cuatro o cinco en una hora es llenarse de eso en poco tiempo. Que el festival reciba propuestas provenientes de todo el mundo, como Polonia, Noruega, Hungría, Francia Argentina, Brasil, Indonesia, Estonia, Japón, etc., etc., lo convierte en un festival importante para la divulgación de las perspectivas culturales, sociales y psicológicas tanto de las sociedades como de los individuos.
Tengo que confesar que esta es la primera vez que asisto a Bogoshorts y no me defraudó ni un poco. No soy experto en cine ni me considero un fan, acá solo vengo a dejar unas cuantas palabras y un resumen de las proyecciones a las que asistí, con las ganas de regresar los próximos años.
Previo a las funciones no me decidí fácil, la programación es bastante amplia, pasando por categorías como Ficción, Documental, Animación, Realidad Virtual o temáticas como el amor, la familia, el sexo, la gastronomía, el espacio, la memoria, etc. Al final me quedé con las ganas de ver proyecciones hechas en Colombia, porque sé que la calidad es muy alta. Por otro lado, el hecho de votar por mi corto favorito en la sección ‘Colecciones’ me pareció un bonito detalle con el espectador.
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Colecciones – Sexo
Después de un rato de indecisión por ver qué cortos se acomodaban al tiempo que tenía libre, decidí dirigirme a la Biblioteca Nacional para ver la sección ‘Colecciones’ en la temática ‘Sexo’. De los seis cortos que vi me gustaría resaltar dos. El primero es ‘Escenas de una vida amorosa’, corto portugués en el que no hay una historia fija, solo fragmentos de una relación joven que intenta preservarse por amor. La compañía, la contemplación en pareja, las peleas, la seducción, el sexo, las tristezas. Me gustó la intimidad que se plasmó allí.
Pero definitivamente me quedo con ‘Switch’, un corto hecho en Bélgica dirigido por Marion Renard. Sinceramente es mi favorito porque no lo entendí. Eso sí fue muy impactante. La trama está atravesada por la autoaceptación de una chica sobre su sexualidad, en la que descubre que su identidad está más allá de donde la había puesto, y para ello los giros en las escenas son importantes.
Realidad Virtual
Bogoshorts recibió la ‘Virtual Reality’ desde 2017 y ha tenido una buena acogida, yo me sumo. Las gafas ya me las había puesto, pero ver cine es distinto. Eso sí, me parece que los cortos están bien porque no aguantaría una película entera. Los tres que experimenté me parecieron fantásticos, quizá por lo nuevo, por esa sensación de ver en 360° una historia que corre y en la cual estás inmerso. Para ello la Sala Kubrick de Cine Tonalá se dispuso y el espacio fue agradable.
En ‘11.11.18.’, yo, David Gómez, se suponía que estaba muerto en una trinchera francesa minutos antes del cese de la Primera Guerra Mundial, mientras mis compañeros tomaban decisiones y casi enloquecían. Los otros dos cortos fueron espaciales, de una ficción abrumadora. ‘2nd Step’ era literalmente esa segunda parada en la historia humana, la visita a la Luna y luego a Marte, rodeado de montañas de arena gigantescas, con el sol de frente unas 10 veces más grande de como lo vemos en la tierra.
Para finalizar, un corto que volvería a ver hasta el cansancio: ‘Conscious Existence’. Un viaje de la conciencia por el universo de lo humano, del universo interno, de los sentimientos del nacimiento, la naturaleza, la muerte, la euforia y lo artístico. Por medio de figuras, paisajes y lugares armoniosos, como casi místicos, me llevó en una travesía ultraterrena, este corto es de lo mejor que he visto.
Cine Internacional – Animación
A la función llegué tarde pero justo cuando ‘Physique de la Tristesse’ estaba empezando. Y en este me quiero quedar porque es asombroso. Un corto canadiense de 27 minutos dirigido por Theodore Ushev. Es el retrato de muchas vidas contemporáneas hundidas por el dolor. Basado en la novela del escritor búlgaro Georgi Gospodinov, recorre los recuerdos de un hombre extraño: su primer amor, el servicio militar en la Bulgaria comunista de Dimitrov y su adultez inconclusa, siempre queriendo encontrarse a sí mismo.
El estilo que comprende la imagen del corto me sumergió directamente al alma del personaje, como recorriendo los sueños en óleo sobre lienzo, sumado a la voz de la narración y los indispensables silencios. Lo definiría como una ‘pintura hecha corto’. Este fue el ganador del premio en su categoría. Y claro, con este pequeño porcentaje de la cantidad de proyecciones por ver, me voy contento y esperando por una nueva edición del mejor festival de cortos al que he asistido, irónicamente.
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