El maestro José Daniel López, quien siguió de cerca el proceso de los niños nobsanos para llevarse el primer premio en el Festival EMJ (Europees Muziek festival voor de Jeugd), cuenta en primera persona cómo se dio la llegada de la banda al evento. "Junto al director de la Banda Sinfónica Infantil de Nobsa, el maestro Christiam Camilo Malagón, con quien hemos trabajado juntos en diferentes ocasiones, decidimos ayudar a cumplir el sueño de los niños de la banda de viajar a Europa y traer su talento al Festival Europeo de las Juventudes Musicales en Neerpelt (EMJ), que se realiza en mayo, cada dos años. En 2011, junto a Ulrike Simons (mi esposa), ayudamos a la Banda de Paipa a venir a Bélgica y a pesar de los grandes resultados, fue un proyecto con muchos incidentes que logró que este festival conociera lo mejor de nuestra cultura y lo no tan bueno de nuestra burocracia. Tuvimos que pasar por pérdida de pasajes, de maletas, de instrumentos, cancelación de conciertos pero finalmente la banda recibió un gran premio y una increíble admiración por lograr que la música atravesara mares y corazones a pesar de tantas dificultades. El festival tenía esta referencia y se entusiasmaron mucho con la posibilidad de tener a otro grupo de Colombia nuevamente en su lista de invitados. Empezó el proceso, la búsqueda y algunas respuestas en Colombia que no eran alentadoras; los recursos cubrían menos del 50% requerido para un viaje de este tamaño; el tiempo era corto y tomamos la decisión de aplazar el sueño por un par de años. Le comunicamos al Festival EMJ la cancelación de la participación de Colombia. Ellos nos manifestaron su pesar después de conocer la visión social y el proceso que llevaban los niños de Nobsa para llegar a su nivel actual. Días después recibimos una llamada del comité del festival. Nos ofrecían muchas ayudas logísticas, jamás antes ofrecidas a otro grupo, que ahorrarían el viaje en un porcentaje relevante con el fin de ayudar a cumplir el sueño de los niños. Sin duda esta ayuda fue un gran impulso que reactivó el proceso y así inició la maratón para buscar tiquetes, hospedaje, transporte, locaciones y alimentación para 50 personas. Mientras en Bélgica mi esposa y yo realizábamos nuestro trabajo enfocado a la logística en Europa, en Colombia también se realizaba una gestión muy importante para lograr este sueño. En cada lado del planeta, contamos con diferentes personas y organizaciones privadas y gubernamentales que hicieron que esta hazaña fuera posible. Algunos con dinero, otros con aportes como el mismo festival de Neerpelt. Llegó el día del viaje y se tuvieron en cuenta todas las previsiones para evitar contratiempos como los ocurridos en 2011. Estaban los tiquetes, el transporte, el hospedaje y la agenda estaba en orden. Solo tuvimos un problema con dos niños que por alguna razón no tenían el original para el permiso de salida del país y no pudieron viajar, y en su intento de resolver esta situación con migración, como si se tratara de una película, el director y su esposa Nayibe Barrios casi pierden el vuelo. Ella, llena de lágrimas de angustia tuvo que correr por el aeropuerto mientras se cerraba la escotilla del avión. La gente en la sala gritaba que los esperaran, el profesor de trompeta se atravesó en la puerta y finalmente el avión los espero unos minutos hasta que lograron entrar. En el vuelo de Bogotá a Madrid, como una premonición de triunfo y sin saberlo, estaba el boyacense Nairo Quintana quien se desplazaba a Europa para el Giro de Italia. En Bélgica empezó la gira con una visita a la bella ciudad de Brujas, un concierto en Bassevelde, cerca de la costa oeste, y finalmente la llegada a Neerpelt donde estaban a cargo de eventos como la inauguración, y demás conciertos conmemorativos por los 65 años del festival. Algunos conciertos se transmitieron en streaming vía Facebook, y como si se tratara de un partido de fútbol de la selección, en Nobsa se instalaron pantallas gigantes para seguir el desarrollo de los niños en el evento. El director del festival me dijo entusiasmado que gracias a Colombia la cantidad de visitas y de likes en sus redes sociales había aumentado a una velocidad impresionante. El Festival EMJ (Europees Muziek festival voor de Jeugd) tiene como su mayor filosofía, unir a los pueblos en una competencia sana, evitando rivalidad y promoviendo la unión de razas, colores y naciones. Sin embargo, era inevitable desconocer que algunas agrupaciones doblaban en cantidad de músicos, en edades y en calidad de instrumentos a la Banda de Nobsa, pero en el momento de la presentación al jurado, ninguno de estos aspectos evitó que los niños colombianos entre los 9 y 16 años demostraran su madurez artística, tocando con alto nivel técnico y con una interpretación impecable que incluyó desde carranga hasta música universal. Llegó la premiación. Nobsa ganaba el primer puesto con honores: “Cum Laude”, y el derecho a tocar el concierto de Laureados junto a las otras categorías. Esta vez el público celebró más que los niños quienes no entendían la magnitud del premio, anunciado en inglés. Durante el festival, los niños se hospedaron en casas de familias residentes en Neerpelt y de esta manera pudieron vivir la cultura belga. Tanto para el huésped como para el anfitrión fue un intercambio cultural enriquecedor. El idioma no fue una barrera. Colombia quedó en el corazón de Bélgica y los niños no solo se llevan un premio sino una nueva visión de vida". Texto: José Daniel López