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Cambiar “el principio mismo del gobierno” o modificar algunas cosas de la constitución actual es, según Aristóteles, los dos fines que pueden buscar las revoluciones. La idea de dar una vuelta a un orden establecido ha acompañado a la humanidad en toda su historia y algunas han sido un punto de inflexión en la historia. Por eso, te traemos una lista sobre cinco revoluciones que marcaron un antes y un después en el mundo, y lo cambiaron por completo.
1. La libertad guiando al pueblo
Este es el nombre de la pintura de Eugène Delacroix con la que se suele identificar –erróneamente, pues la pintura retrata la Revolución de 1830– a la Revolución Francesa, que fue, tal vez, el acontecimiento histórico y social más importante del mundo moderno.
La Revolución se extendió por una década (desde 1789, hasta 1799) y fundó las bases del actual Estado de Derecho, en la que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, así como las repúblicas modernas al cambiar eje del poder de un orden divino o hereditario a una sociedad donde el pueblo toma las decisiones y las únicas reinas son la Libertad, la Igualdad y Fraternidad, como reza el famoso lema de este periodo.
Entre un sin fin de motivos, las principales causas de la Revolución fueron el hartazgo por los privilegios a los que se aferraba la clase aristocrática y los desaciertos de la monarquía, encabezada por Luis XVI y quien sería guillotinado en 1793 en la Plaza de la Revolución.
Este periodo, sin embargo, estuvo empapado de episodios violentos como el asesinato de Robespierre, miembro del Comité de Salvación Pública y el líder más destacado de la Revolución. Además, paradójicamente, su fin se da cuando Napoleón Bonaparte adquiere la mayoría de los poderes como Primer Cónsul, dando inicio a una dictadura.
A pesar de los varios episodios y momentos de terror que se vivieron durante la Revolución, fue este periodo el que dio paso a la fundación de la Primera República Francesa, la abolición de la esclavitud en el país y la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.
2. ¡Cuando ganó el NO en Chile!
Fue el miércoles 5 de octubre de 1988 que, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, se realizó un referéndum: el plebiscito nacional de Chile. El objetivo era decidir si Pinochet seguía o no en el poder hasta el 11 de marzo de 1997. El triunfo del NO significó la convocatoria para 1989 de elecciones democráticas conjuntas presidenciales y parlamentarias, que dio inicio al periodo denominado ‘transición a la democracia’. Pero… ¿qué sucedía en ambas opciones? Si ganaba el SÍ, el presidente electo asumía el cargo el 11 de marzo de 1989 por un periodo de ocho años. Pero si, por el contrario, ganaba el NO, el periodo presidencial de Augusto Pinochet se prorrogaría por un año más al igual que las funciones de la Junta de Gobierno. Noventa días se debía convocar a elecciones presidenciales de la República y parlamentarios.
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Los medios fueron los protagonistas de este evento. Por primera vez en la historia se llevaron a cabo franjas televisivas para las dos posiciones políticas. Hubo spots de 15 minutos cada uno. Cada una de las franjas se iba rotando en orden: primero la del SÍ y luego la del NO; al día siguiente, al contrario.
La campaña del NO fue encabezada por Eugenio García, y contó con el apoyo de Jorge Cucurella y el publicista Ernesto Merino. El logotipo de la concertación era un arcoíris donde la unión era el símbolo principal del espectro político. Además, la gran canción de “¡Chile, la alegría ya viene!” la había logrado de tal forma, que los del SÍ, la tarareaban de manera inconsciente. El SÍ obtuvo el 43,01% y el NO ganó con el 54,71%.
Te dejamos la película que dio cuenta de todo este proceso: NO, del director Pablo Larraín y protagonizada por Gael García Bernal.
3. Las marchas estudiantiles que terminaron en la renuncia del presidente Rafael Reyes en 1909
Colombia acababa de perder el territorio de Panamá mediante un tratado con los Estados Unidos, el país se encontraba en crisis después de la ‘Guerra de los Mil días’ y el presidente Rafael Reyes había cerrado el Congreso, suprimido el cargo de vicepresidente y desterrado a la oposición del gabinete, pero al tratar de perpetuarse en el poder, más específicamente el 3 de marzo de 1909 se realizó en la capital una manifestación liderada por estudiantes quienes exigían la renuncia del mandatario. Reyes desató una persecución contra sus contradictores y suspendió libertades constitucionales y aunque muchos estudiantes fueron encarcelados, las marchas no se detuvieron. Finalmente le entregó a presidencia al general Jorge Holguín Mallarino el 9 de junio de ese año y luego huyó a Europa.
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4. ¡Mujeres a la huelga! Hablemos de las costureras colombianas del siglo XX
Todo comenzó con el desarrollo lento e industrializado de Bello, ese pueblito ubicado a no más de 30 minutos de Medellín, y con la creación de la Compañía Antioqueña de Tejidos Bello, una empresa donde las buenas condiciones de trabajo eran prácticamente nulas y la explotación laboral, una bandera: pues hombres, mujeres, jóvenes y niños aceptaban gastar su tiempo en sus instalaciones a cambio de miserables sueldos.
Aunque eran las mujeres las que se llevaban la peor parte: debían trabajar más de 10 horas al día, su salario era en un 270% más bajo que el de los hombres, y debían aguantar todo tipo de abusos sexuales por parte de sus supervisores, quienes con ayuda de la iglesia católica, lograban manipular masivamente la conducta de dichas obreras para evitar que los ecos que llegaban de la Revolución Rusia, las hiciera irse contra el sistema.
Sin embargo, para 1919, en Colombia se dieron grandes cambios: se declararon 15 huelgas hechas por trabajadores de distintos gremios que no lograron cambiar ni en un mínimo aspecto la opresión de quienes las precedían, pero en 1920, Betsabé Espinal lideró, junto a otras mujeres hilanderas, el paro más organizado de la época pese a que capataces, curas y alcaldes quisieron doblegarlas.
Y, ¿qué exigían? Que pararan los abusos sexuales, “aumento salarial, reducción de la jornada laboral, abolición de la prohibición de usar calzado (debían trabajar descalzas para comodidad del patrón), y derecho a un tiempo para almorzar”, puede leerse en el diario La Izquierda. Todos, acuerdos que lograron después de 20 días en huelga.
Si bien es cierto que, aunque para muchos, los cambios que se lograron entonces no fueron significativos, sí fueron representativos y marcaron una ruptura, primero, en el rol que tenían las mujeres en aquel entonces, donde se esperaba que permaneciera receptiva y silenciosa ante las palabras de los hombres; y segundo, en el rol y el derecho que tiene el pueblo para manifestarse y exigir al gobierno, su propio bienestar, el bienestar de la ciudadanía.
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5. ¡La primavera árabe!
El 17 de diciembre de 2010, Mohamed Bouazizi se prendió fuego como protesta por los abusos que sufrió por la confiscación de su puesto de frutas. Bouazizi murió tres semanas después, pero su protesta fue la chispa que incendió al pueblo de Túnez para que saliera a las calles a reclamar la renuncia de Zine El Abidine Ben Ali, quien renunció el 11 de enero de 2011, tras 24 años como dictador.
Este fue solo la primera pieza de un dominó social que resonó en más de 15 países de África y Medio Oriente y que se conoció como la Primavera Árabe. Como Ben Ali, el dictador Hosni Mubarak en Egipto también renunció tras multitudinarias marchas en su contra. El conflicto, que inició de forma pacífica, escaló violentamente en países como Libia, donde las protestas fueron reprimidas violentamente, causando la intervención de la OTAN y la subsecuente muerte del presidente Muamar el Gadafi.
Esta serie de protestas son las primeras del mundo árabe en tener como denominador, en la mayoría de casos, la transición hacia un gobierno democrático y laico. Además, fueron las primeras que demostraron el poder de convocatoria de las redes sociales.
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