Acabo de ver Blanca Nieves y aquí estoy, listo para contarles mi opinión sin filtro. Antes de entrar en polémicas o debates eternos de internet, hay que dejar algo claro: Blanca Nieves es un cuento clásico en el más puro y natural sentido de la palabra. Este remake tiene muchísimo de la versión animada de Disney de los años treinta. Pero ojo, esa versión tampoco es la original, porque ¿quién se puede adueñar de una historia que existe desde hace siglos?

La versión más conocida la popularizaron los Hermanos Grimm, allá por mil ochocientos y pico, cuando su tarea era recopilar relatos tradicionales de todo tipo. Básicamente, darle un toque de inmortalidad a cuentos que ya existían en la cultura popular. Ahora, que en esta nueva película los enanos (o personas de baja estatura) sean animados, ¿de verdad sorprende? ¡Si la película de nuestra infancia también era animada! Además, hay un personaje real que conserva esas características, así que tampoco es que hayan hecho algo radical.
¿Polémicas sin sentido?
¿Y qué hay del supuesto «debate» social, político o de representación que muchos quieren ponerle a la trama? Nada de nada. Esta película sigue siendo un cuento sobre el bien, el mal y la verdadera belleza: la que viene de adentro. No tiene sentido aplicarle una lupa moral moderna a algo que simplemente busca entretener y dejar una enseñanza simple y sincera.
Rachel Zegler brilla como Blanca Nieves
Ahora, hablemos del casting. Blanca Nieves es Rachel Zegler, y si bien puede que no se vea como la clásica princesa que algunos esperarían, eso es lo que precisamente la hace interesante. Rachel es hija de un polaco y una estadounidense de origen colombiano, con sangre indígena y afro. Eso la hace representar, de alguna manera, la diversidad de nuestro mundo hoy en día. Y lo hace divinamente.
El elenco en general refleja a personas de diferentes rincones del planeta. Eso es un plus que enriquece la experiencia visual sin restarle nada a la esencia del cuento. Quien piense que esto es un «problema» probablemente necesita relajarse un poco y entender que las historias crecen y cambian con el tiempo.
Mi veredicto: Es una película bien hecha, entretenida y emotiva. No hay que buscarle teorías rebuscadas o debates fuera de lugar. Esto es un buen plan para llevar a los niños al cine y que disfruten de un clásico actualizado con cariño. Al final, ellos son los importantes. ¿Y ahora qué sigue? Pues, listos para el partido.
💬 ¿Tú ya la viste? Cuéntame en @CanalTreceCO y @MasterCrispi qué te pareció y si te gustó o no el nuevo enfoque. ¡Nos leemos!