Turismo en Cundinamarca: la ruta de la sal en Zipaquirá y Nemocón, un viaje mágico bajo tierra

A menos de una hora de Bogotá, el departamento de Cundinamarca guarda uno de sus tesoros turísticos más emblemáticos: la ruta de la sal, un recorrido que conecta las minas de Zipaquirá y Nemocón, dos destinos que combinan historia, naturaleza, cultura y espiritualidad. Ideal para un plan de fin de semana, este circuito invita a los viajeros a descubrir el legado minero y religioso de la región, en escenarios que parecen sacados de otro mundo.

La Catedral de Sal de Zipaquirá: un templo entre montañas

Zipaquirá, conocida como “la ciudad de la sal”, es uno de los destinos turísticos más visitados de Colombia. En su interior se encuentra la Catedral de Sal, una joya arquitectónica construida a 180 metros bajo tierra en una antigua mina. Este templo, considerado una de las maravillas del país, combina arte, fe e ingeniería en un recorrido iluminado por luces multicolores que resaltan los relieves tallados en roca salina.

El recorrido está dividido en estaciones que representan el Vía Crucis, y culmina en una imponente nave central donde se levanta una cruz de 16 metros de altura. Además, la catedral alberga una galería de arte, una tienda de productos locales, y el Museo de la Salmuera, donde se explica la historia geológica y cultural de la región.

Para los visitantes que buscan algo más, Zipaquirá también ofrece un centro histórico encantador, con calles empedradas, balcones coloniales y una oferta gastronómica que mezcla sabores típicos de la sabana.

Mina de Sal de Nemocón: historia y encanto natural

A 30 minutos de Zipaquirá se encuentra Nemocón, otro de los pueblos más tradicionales de Cundinamarca. Su mina de sal es más pequeña que la de Zipaquirá, pero ofrece una experiencia igualmente fascinante. Descender por sus túneles es adentrarse en un viaje al pasado minero de la región, con espejos naturales de agua salina, cristales de sal en forma de corazón y una exposición sobre los antiguos métodos de extracción.

Una de las mayores atracciones de la mina es la réplica del “Corazón de Sal”, una formación natural de 1.600 kilos que se ha convertido en símbolo del amor y la esperanza. Además, el sitio fue escenario de la película Los 33, basada en la historia real de los mineros chilenos atrapados en 2010, lo que le da un atractivo cinematográfico adicional.

En la superficie, Nemocón conserva un ambiente apacible con su plaza principal, su iglesia colonial y varios restaurantes donde se puede disfrutar un ajiaco santafereño o una fritanga tradicional.

Una ruta para todos los sentidos

La ruta de la sal no es solo un recorrido turístico, sino una experiencia educativa, cultural y sensorial. En pocas horas, los visitantes pueden pasar de los paisajes de la sabana cundiboyacense a las profundidades de la tierra, respirando el aire salino y conociendo las historias de los mineros que trabajaron durante siglos en estas montañas.

Además, ambos municipios forman parte de los pueblos patrimoniales de Colombia, lo que garantiza una oferta turística completa: guías certificados, servicios de transporte, gastronomía local, artesanías y hospedajes rurales.

Un plan perfecto de fin de semana

La distancia entre Bogotá y Zipaquirá es de aproximadamente 50 kilómetros, y de Zipaquirá a Nemocón, solo 30. Esto permite realizar el recorrido en un solo día o disfrutarlo con más calma durante el fin de semana. Quienes decidan pasar la noche pueden hospedarse en hoteles rurales, glampings o posadas turísticas que ofrecen tranquilidad y contacto con la naturaleza.

La ruta de la sal es una invitación a redescubrir el corazón de Cundinamarca, un territorio donde la historia, la cultura y la espiritualidad se mezclan bajo tierra, recordándonos que el turismo también puede ser una experiencia de asombro, aprendizaje y conexión con nuestras raíces.

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